Viejos rencores

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Marie's POV
De repente entra una mujer al salón en el que nos encontramos. Es muy guapa y va elegantemente vestida con unos tacones negros, pantalones de empresaria y una camisa beis arremangada por las mangas hasta el codo. Pero lo que llama más la atención no es precisamente su estilo, si no su pelo blanco como la nieve que contrasta con su piel oscura.

- Bienvenidos a los dos -dice al estar a unos metros de nosotros.

Saluda a Logan con un beso en la mejilla y después de gira hacia mi.

- Yo soy Ororo, pero puedes llamarme Tormenta.

- Marie... O Pícara -añado justo después, al ver que todos los mutantes con los que nos hemos encontrado hasta ahora se presentan con su nombre de nacimiento y con su nombre mutante.

- El Profesor Xavier me ha mandado para comunicaros que ahora mismo está bastante ocupado y que hasta el anochecer no os podrá atender. Me ha pedido que os pida disculpas porque sabe que necesitáis ocuparos de un problema cuando antes, pero ahora le es imposible.

>> Dice que podéis usar las instalaciones cómo y cuándo queráis. También se os ha asignado unas habitaciones en la planta 4 de la zona residencial -nos extiende a cada uno una llave antigua con un cartel atado en el que se lee "413".

En el de Logan pone "412"... No sé porqué, pero me da mucha seguridad el saber que va a estar cerca de mí por las noches.

- En cada habitación hay una cama individual, un balcón, baño propio... Me he asegurado de que haya suficientes armarios para dejar vuestras pertenencias, porque me ha dicho Xavier que tan vez os quedáis bastante tiempo.

- Yo no tengo... -no sé cómo decir que no llevo nada conmigo sin parecer estúpida, pero Logan se adelanta y me saca del apuro.

- Marie ha tenido bastantes problemas por el camino y ha perdido todas sus pertenencias y ropa -dice Logan.

- Vaya, lo siento, no contaba con eso. No te preocupes, voy traerte algo de ropa y demás a tu habitación.

- Yo debería ir a la furgoneta a buscar la mía -empieza a decir Logan pero Tormenta lo corta en seco.

- No, no, no. El Profesor ha insistido mucho en que no lleves tus viejos harapos en la escuela -Logan le echa una mirada que podría matar a cualquiera.

- También iré a buscar algo de ropa para ti -termina Tormenta- Mientras voy a buscarla, deberíais ver el edificio. Pícara no sabe aún dónde está cada cosa.

En ese momento entra a la habitación un atractivo hombre alto, fuerte pero delgado y vestido con americana oscura. En su cara lleva una especie de gafas de sol extrañas, echas con un cristal completamente opaco y con una tonalidad entre negro y rojo que le cubren los ojos completamente.
El hombre nos saluda con un leve movimiento de cabeza y recoge unos papeles de la mesa.

- ¡Cíclope! -exclama Tormenta -¿Podrías enseñarle a la chica las instalaciones?

- Supongo que podría... -Cíclope empieza a hablar pero Logan lo interrumpe bruscamente.

- No, ya puedo enseñárselas yo. No me he vuelto idiota desde que me fui; creo que aún soy capaz de guiar a alguien por mi vieja escuela -dice pedante y en un tono amenazador.

Nunca había visto a Logan así. Está en guardia, sus músculos están tensos y sus puños, apretados. En sus ojos tiene una mirada asesina hacia Cíclope. Parezco ser la única que pone cara de sorpresa, porque tanto Tormenta como Cíclope parecían esperar este comportamiento.

- Claro -dice Cíclope, manteniéndole la mirada con valentía - Voy a entregar estos documentos. Hasta luego...

Cíclope sale de la habitación con aire tranquilo pero gesto rencoroso.
Tormenta se gira hacia nosotros y suspira con pesar.

- En un par de horas tendréis la ropa y todo lo que necesitáis en vuestras respectivas habitaciones. Si tenéis hambre podéis comer en la cocina del personal... Tenéis cita con el Profesor a las ocho de la tarde en su despacho.

- ¡¿Y ahora necesito cita para hablar con mis amigos?! -ruge Logan.
- Logan, cálmate de una vez -dice Tormenta con tono autoritario.

- ¡¿Y cómo se te ocurre mandarme a éste como guía?! -grita Logan señalando a la puerta por donde se ha ido Cíclope.

Yo los miro a ambos sin saber qué decir.

- ¡Joder, Logan! ¡Han pasado años desde entonces! -grita Tormenta, aunque en un tono de voz mucho más bajo que Logan.

Logan no contesta, solo se da la vuelta y se friega la cara con las manos, suspirando pesadamente.

- Lo siento, Pícara... Nos vemos luego -me dice amablemente Tormenta antes de irse.

Me siento tan descolocada... No sé qué hago aquí, quien es esta gente, ni qué pasa entre esos dos... Me empiezo a sentir cada vez más incómoda en este sitio.

- ¡Joder! -grita Logan dándose la vuelta bruscamente - No podía haber aparecido nadie más... ¡¿Es que no me ha quitado ya suficiente?! -ruge cada vez más alto y de repente saca sus garras y las clava con odio sobre un cojín del sofá que estaba a dos palmos de mí.

Me aparto rápidamente.

Lo miro con los ojos muy abiertos y gesto miedoso e inconscientemente retrocedo hasta la puerta. Creo que no debería estar aquí.

- ¡Marie! ¡Joder! -oigo a Logan gritar cuando ya estoy en el pasillo.

No me doy la vuelta, sigo adelante recordando las palabras de Bestia: "Yo de ti me preocuparía más del hombre que tienes al lado. Este sí que es peligroso".

Aún no entiendo qué debe haber hecho Cíclope para ganarse esta enemistad con Logan, pero creo que sea lo que sea, no merece este comportamiento infantil por su parte.

Estoy ya en la salida cuando de repente oigo una voz suave y dulce que me llama:

- ¡Marie! ¡Espera!

Una chica morena, joven, bajita y de constitución delgada se acerca a mí. Al asegurarse de que me he parado, deja de correr y respira pesadamente.

- Eres Pícara, ¿verdad? -dice resoplando por el cansancio.

- Yo... Sí. ¿Por qué?

- Tormenta me envía. Dice que ha habido algo de tensión allí dentro con Logan y Cíclope... No me extraña, la verdad, aunque pensaba que con la de años que han pasado, se habría relajado un poco la situación. Bueno, Tormenta me ha pedido que te enseñe el edificio porque Logan no está en condiciones de hacerlo sin matar a nadie ahora mismo.

- No... Yo creo que debería irme.

- Tonterías, esa ha sido solo una pelea de niños, no dejes que te influya. Aquí Xavier va a poder ayudarte y tendrás un hogar en el que sentirte segura. Por cierto, soy Kitty -dice sonriente extendiéndome la mano.


X-Men: Mi inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora