Desfallezco

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Marie's POV

Subo los escalones de tres en tres, temiendo encontrarme con Logan. Definitivamente no debería haber escuchado esa conversación, era algo privado entre ellos dos y yo no tenía porqué enterarme de sus problemas. Debo aprender a no meterme en los asuntos de los demás...

Entro en mi habitación y, no sé porqué, pero cierro la puerta con llave y me estiro en la cama. Mi mente revive una y otra vez las palabras de Logan. Sonrío como una niña. Me ha defendido. Me ha apoyado delante de la persona a la que amaba y le ha molestado que hablara mal de mí. Se siente tan extraño ver que alguien se preocupa ti...

Sacudo la cabeza. No me quiero hacer ilusiones. A través del balcón entra la luz del mediodía. No me apetece hacer nada, solo quiero estar en mi habitación y descansar sola para poner en orden mis pensamientos que, ahora mismo, están hechos un lío. Si me ha defendido de esa manera... ¿Significa que le importo? Pero entonces ¿por que me lleva ignorando estos días?

Aparto toda idea de mi cabeza y decido hacer algo de almuerzo en la cocina de mi habitación. Al cabo de un rato, tras ver que soy una negada para elaborar cualquier plato, acabo calentando una fiambrera y comiéndola mientras veo la televisión. Poco después empieza a aparecer en mí todo ese cansancio acumulado producido por el insomnio de esta noche, así que me rindo a él y decido no levantarme hasta la cita con Xavier de mañana.

...

Me levanto sobresaltada. Acabo de oír un ruido cerca de mí. Son pasadas la medianoche. Me pongo de pie en cuestión de segundos. Enciendo las luces con mezcla de miedo y, sobre todo, intriga. Voy al baño, a la cocina... Aquí no hay nada.

Otra vez el ruido. Suena como si alguien estuviese golpeando algo con fuerza. Y gritos. Gritos de agonía.

Mierda. Salgo de mi habitación sin darme cuenta de que solo llevo una camiseta corta y la ropa interior. Dejo la puerta de mi habitación abierta y empiezo a andar hacia todas las direcciones, intentando hallar el foco de los gritos. Todo está oscuro y desierto. Parece que nadie más ha oído los ruidos, pero ya no tengo miedo. Actúo movida por una empatía que no sabía que vivía en mi; ahora mismo solo tengo en mente ayudar a esa persona.

Otro grito. Suena como a un gemido de dolor. Viene de dentro de una habitación cerca de mi. No. Joder, Logan.

Me acerco a su puerta y pego la oreja a ella. No hay duda, los gritos salen de su interior. Agarro el pomo con fuerza y empujo, pero la puerta no cede. Está cerrada por dentro. Sigo oyendo sus gritos, cada vez más fuertes y agonizantes. Más golpes.

Golpeo la puerta para que me oiga, que sepa que estoy aquí.

- ¡Logan! ¡Logan! ¡¿Estás bien?! Soy yo, por favor, ¡abre!

Golpeo con cada vez más fuerza; no me doy cuenta de que mis nudillos han empezado a sangrar y están dejando manchas rojas en la madera de la puerta.

¡Joder! Logan, ¿qué te pasa...? Empiezo a hiperventilar. No sé qué hacer. Estoy sola. Quiero ayudarlo. Me obligo a mí misma a retener las lágrimas que intentan escabullirse de mis ojos. Ahora no hay tiempo de llorar.

Sus gritos de agonía me producen escalofríos por toda la columna y no puedo pensar con claridad. ¿Y si le estuviera pasando algo grave? No, no podría soportarlo. Vamos, Marie, piensa, haz algo ¡joder!

De repente aparece en mi mente la imagen de Logan durmiendo ayer en su balcón contiguo al mío. Eso es, el balcón.

Corro a mi habitación y me dirijo a la terraza. La de Logan está pegada a la mía, el problema es que hay una enorme pared entre ellos. No me lo pienso dos veces; me agarro a la barandilla y paso las piernas al otro lado. Detrás de mi no hay nada, solo una caída de varios pisos. No miro abajo. Agarro la barandilla como si me fuese la vida en ello, sin sentir el dolor de mis heridas que presionan contra el frío hierro. Avanzo. Camino todo lo rápido que puedo por el borde hasta llegar a su terraza. El viento me empuja y hace que me patine el pié en una ocasión, pero no me paro. Los gritos no cesan. ¡Basta ya! No puedo soportarlo más...

En unos segundos estoy en su terraza, me aúpo y salto al interior. Rezo para que la puerta del balcón esté abierta y... Sí, joder, lo está.

Entro corriendo a su habitación y intento buscarlo en la oscuridad. La luz de la luna ilumina su cuerpo en la cama. Su espalda está tan arqueada que forma una imagen grotesca. Toda su piel está cubierta por litros de sudor, todos sus músculos están totalmente tensos. Sus manos agarran las sábanas de la cama como intentando rasgarlas. Tiene los ojos cerrados y la mandíbula apretada enseñando los dientes. Y los gritos. Dios mío, esos gritos. Ahora que estoy cerca de él parecen intensificarse. Los emite sin darse cuenta, debe estar dormido. Parece estar sintiendo tanto dolor...

 Parece estar sintiendo tanto dolor

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De repente se sacude. Todo su cuerpo se mueve en un espasmo. Ese gesto de suplicio y angustia.

- Logan... ¡LOGAN! Despierta, ¡por favor! Mírame... ¡Soy yo!

Me acerco a él, intentando que salga de su trance, pero parece no oírme.

- No me hagas esto, te lo ruego... ¡Despierta, maldita sea! -sigue gritando y retorciéndose de dolor- No puedo verte sufrir así -las lágrimas vencen a mi consciencia y empiezan a rodar por mis mejillas.

>> Logan, por favor...

Inconscientemente pongo mi mano enguantada sobre su pecho desnudo.

Abre los ojos, mirada en blanco. Se incorpora en décimas de segundo mientras grita de rabia. Está a unos centímetros de mí. Me mira a los ojos. Me cuesta respirar. Hiperventilo, desfallezco. Mis piernas ceden. Caigo al suelo. Su mirada cambia. Veo miedo en ella. Mira su mano. Lo oigo murmurar. No entiendo qué dice. Sigo su mirada. Sus garras me están atravesando el pecho.

 Sus garras me están atravesando el pecho

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