Furia

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Han sido dos meses demasiado largos para mí, en los que no he dejado de entrenar y prepararme para el momento perfecto. Lo único que puedo tener en la mente es el día en el que le haga pagar a Royce Ford todo el sufrimiento que le causó a mi hermana, razón suficiente para no desfallecer nunca, así sienta agotamiento físico debido a todo los esfuerzos que he hecho durante este tiempo.

Los golpes en el cuerpo son pan de cada día, no hay parte de mi piel que no se encuentre lastimada. Tami cada día me lleva más contra mi propio límite, pero me ha ayudado mucho esa extrema exigencia de su parte, pues es a esa fuerza que posee ella que he aprendido a borrar todo dolor de la mente y del cuerpo. Sentarme a llorar mientras ese maldito desgraciado sigue acabando con vidas inocentes, no hace parte de mis objetivos, más bien, es el empuje que necesito para poder continuar con mis planes.

Tenemos una relación buena, aunque me sigue fastidiando con esa manera tan cínica y sarcástica cada que se dirige a mí. Su "Palomita" me pasa por el culo. Más comprendí el porqué de esas actitudes tan varoniles que posee, pues su gusto hacia la mujer se vislumbra a metros de distancia. No sé cómo no me había dado cuenta antes. Si no hubiera sido por una noche de copas, no me habría enterado de su inclinación sexual, y seguiría sintiendo en el pecho una ridícula amargura cada que la veo tan cariñosa con Wesley.

Desde entonces nos hemos vuelto muy amigas, a pesar de ser tan ruda la gran mayor parte del tiempo, tiene un corazón como cualquier otra persona, pero solo a pocos le muestra su punto de quiebre. Al igual que Wesley, su deseo de vengarse de Royce sigue latente por sus venas.

Con Wesley tengo un algo extraño que ni yo misma podría describir. Nunca hemos estado en una situación que sobrepase límites de parte y parte, pero es inevitable no pensar en esos labios tan suaves que hace mucho tocaron mi piel y parece que se han quedado tatuados sobre ella. Es ridículo seguir pensando en algo que solamente fue un circo para los ojos de un espectador. Entre mis planes un hombre no está incluído en ellos.

Ahora que lo he ido conociendo más, me he dado cuenta que es un hombre de buen corazón. Su único propósito en la vida es acabar con esa red de prostitución que construyó su familia hace tantos años y, que, aún sigue causando tanto dolor a muchas mujeres, niños y hombres.

Wesley llegó de un momento para otro, asegurando que debíamos dar el primer paso en pocos días. Por más entrenamiento que haya recibido día y noche sin descanso, no me siento del todo preparada para verlo de frente. Creo que las emociones me rebasarían en el momento, más con el hecho de saber que es el asesino de mi hermana, lo termina de empeorar todo. Las tremendas ganas de acabarlo con mis propias manos son más fuertes que cualquier otra cosa.

—Por fin tendré el gusto de probar cuán preparada te encuentras.

—Uy, llegaste con ganas de probar a mi palomita, ¿eh? Voy a disfrutar, esperen traigo mis papitas y mi cerveza — Tami desapareció de nuestra vista, y negué con la cabeza.

—¿Me piensas poner a prueba tú mismo?

—¿Y entonces a qué crees que he venido — el fuerte puño que me proporcionó en el estómago me dobló al instante—. No bajes nunca la guardia, Nat.

Ese puño me sacó todo el aire, me costaba respirar mucho. No me di cuenta del momento en el que se acercó a mí y me golpeó de esa forma tan fuerte. Es muy veloz, incluso me atrevo a decir que lo es mucho más que Tami.

Me tomó del cabello y tiró mi cabeza hacia atrás. Este Wesley rudo y maquiavélico no lo había visto en todo este tiempo. Me sentí humillada, a pesar de saber que hace parte de mi entrenamiento, pero verme de rodillas frente a un hombre que tiene toda ventaja sobre mí, hizo que la rabia despertara en mi interior. No puedo mostrar debilidad, mucho menos cuando mi propósito es salvar las vidas de esas mujeres.

—¿Y quién dijo que la bajé? — saqué el cuchillo de la cinturilla de mi pantalón y dejé el filo de lo hoja a escasos centímetros de su vientre bajo.

—Nada mal...

Me sometió al suelo de una patada y en cuestión de segundos me desarmó. Aprisionó mis muñecas entre sus manos y presionó todo su cuerpo en mi espalda, dejándome inmovilizada debajo suyo. Ño podía salir de ese agarre tan firme. ¿Cómo es que tan rápido? No tuve tiempo de leer sus movimientos, menos cuando está a mi espalda.

—¿Están peleando o planean tener sexo frente a todos nosotros? — Tami soltó una risita burlona, y más rabia sentí—. Demuéstrale a este idiota de lo que estás hecha así como me lo demostraste a mí, palomita divina.

—Tienes dos días completos para demostrarme que estás completamente preparada para enfrentar a Royce — murmuró en mi oído.

Dos días es muy poco tiempo, más no hay opción para rendirme. Como pude, salí de ese agarre tan fuerte y me logré poner de pie, bajo la atenta mirada de un hombre que creí conocer por sus buenos tratos.

Lo ataqué directamente en el pecho, soltando mis puños como si se tratara del saco de boxeo con el que aprendí a medir mi fuerza. Di en esos puntos claves que Tami me enseñó y desahogué una parte de la furia que me corroe el alma en la persona equivocada. Mi corazón está tan lleno de odio, necesita saciar esa sed de venganza cuanto antes. El hecho que Wesley sea el hermano de ese bastardo termina por echarle más leña al fuego.

«¿Por qué no darle en un punto intermedio ahora que tengo la oportunidad?». Ese pensamiento, aunque cruzó por mi mente y tuve toda la intención de matar a Wesley y así estar un paso adelante de Royce, no pude ejecutarlo tras la fuerte corriente que atravesó mi cuerpo y me paralizó toda.

Venganza[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora