Cambio

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Wesley

Quién iba a pensar que una mujer tan chiquita y blanda pudiera tener semejante fuerza en sus manos. Natalie me sorprendió, no lo voy a negar en lo absoluto. El que bajó la guardia fui yo al haberla subestimado tanto. Me dejó someterla, para luego arremeter contra mí con todo su odio. Lo sentí, pude sentir ese odio que lleva por dentro en cada uno de los puños que me dio.

—Hubiera dejado que te masacrara, después de todo te lo mereces por subestimar mi trabajo — Tami presionó el algodón en mi labio inferior y soltó a reír—. ¿A poco creías que iba a seguir siendo la misma chica blanda de hace dos meses?

—No, por supuesto que no, pero me tomó por sorpresa su fuerza.

—Deliciosa fuerza, ¿no?

—Para qué negarlo, sí tiene un poder bien delicioso.

—¿Hasta cuándo van a seguir soltando esos comentarios en doble sentido estando en mi presencia? — gruñó la mencionada, aún luciendo atontada por la descarga que recibió por parte de Tami.

—¿Quieres un poquito más, palomita? No te imaginas lo bien que te veías temblando de esa forma tan potente — Natalie salió de la oficina roja de furia—. Me lo esperaba.

—Te gusta, ¿eh?

—Esa palomita me vuelve loca — tiró los algodones manchados de sangre al cesto de la basura y me miró de reojo—. Al igual que a ti, ¿no? Sé que esa linda bolita de carne es toda tuya.

—¿Qué cosas dices? Aunque me parece muy hermosa, no me llega a gustar tanto.

—Entonces qué bueno que tengo vía libre — la miré de inmediato, siendo muy obvio con mi reacción—. ¿Crees que a mí me puedes mentir, Wes? Te conozco como la palma de mi mano. Sé lo mucho que te atrae la palomita.

—Sabes que una mujer no hace parte de mis planes. La única razón que nos une a ella y a mí es el mismo objetivo que tenemos en el medio de nuestros caminos, si no fuera así...

—Con gusto te la comes todita. No trates de ocultar lo que sientes, porque sabes bien que yo no soy tan tonta como otros. Llevamos muchos años conociéndonos, sé a la perfección que mueres por tener a ese angelito compartiendo tu cama.

Me puse la camisa nuevamente y salí en busca de Natalie, dejando una conversación a medio terminar. Detesto que Tami me conozca incluso mejor de lo que yo lo hago. Mis objetivos no se pueden desviar por una mujer que llamó mi atención en su momento, pues primero estoy en la obligación de acabar con el infierno que mi familia construyó a base de dolor.

Entré a la habitación de Natalie sin tocar la puerta, por lo que me llevé una gran sorpresa al verla casi desnuda tendida en la cama y con los ojos cerrados. Tiene las proporciones perfectas, esas curvas que posee son bien peligrosas para el que sea que se pierda entre ellas. Pensar en el roce de nuestros cuerpos aquella otra vez, más esa imagen tan divina no me está ayudando para nada.

—¿No te enseñaron a tocar la puerta? — cubrió parte de sus muslos con la sábana, y sacudí la cabeza—. ¿Qué quieres, Tami?

—Soy yo...

Se levantó de la cama de un salto, cubriéndose por completo con el rostro más rojo que un tomate. Esa expresión tan tierna me divirtió, pero me fui a la ventana para que no notara el problema tan grande que tengo justo ahora. ¿Cómo hace para ponerme así? Aún recuerdo la noche del club, cuando la vi por primera vez tratando de ser alguien que no es. Ese vestido tan ajustado no dejaba nada a la imaginación. Era imposible no centrar toda la atención en sus curvas, pero lo que la delató fue ese tatuaje idéntico que compartía con su hermana. Y, aunque sea el viví retrato de Abigail, no se parecen en lo absoluto. Son tan diferentes, que parece mentira que sean gemelas.

—¿Qué haces aquí?

—Vístete, tenemos que trabajar en tu cambio físico. Ese tatuaje debe desaparecer.

—¿Por qué? Sabes bien que es el único recuerdo que comparto con mi hermana.

—Royce lo conoce mejor que yo, sé que lo va a reconocer según lo vea. No podemos fallar y lo sabes, Nat.

—Si no queda de otra...

Aunque estaba nostálgica cuando cubrieron el tatuaje con una calavera con rosas, no le quedó más opción que aceptar la realidad. Ese tatuaje es el primer punto que la puede delatar con facilidad. Luego cambiaron el color de su cabello negro por un rubio que le queda bastante bien. El nuevo color verde de sus ojos acentua el tono de su piel blanca. Estoy más que seguro que esta chiquilla será un nuevo y excitante juguete para Royce, algo que me desagrada por completo. A pesar de tener claro que, para llegar a él, hay que traerlo corto del lazo, no me agrada que ella tenga que exponerse con ese enfermo. Natalie no conoce cuan bastardo puede llegar a ser Royce.

—Esa mujer como sea que esté siempre está de infarto — Tami me sacó de mis pensamientos, apoyándose de mi hombro—. ¿Estás seguro de querer enviarla a las garras de ese hijo de puta?

—No olvides lo que es verdaderamente importante, Tami. Por más bella que ese angelito sea, su único trabajo es hacer caer a Royce. No estamos para pensar en algo que sale sobrando. Nuestro objetivo es acabar de raíz con una red de prostitución.

—Uy, solo decía. Sabes que nunca pierdo mis objetivos de foco. Me gusta el cambio de la palomita, además de que no tendré que ver a Abigail en ella. 

Natalie llegó a nuestro lado, luciendo un vestido negro y ceñido a sus curvas.

—¿Cómo me veo?

—Como si fueses alguien nuevo, palomita. Realmente no tienes ningún parecido con tu hermana...

—¿Estás lista? — asintió con la cabeza, desviando la mirada de Tami hacia mí—. Muy bien, porque mañana en la noche daremos el primer paso para llamar la atención de Royce. Viajaremos esta noche a Las Vegas, así que ve alistando tus cosas mientras realizo un par de llamadas para asegurarme que la seguridad que te estará acompañando ya esté en sus posiciones.

—¿Tendré contacto con él a la primera?

—Lo ideal es que es sí, pero tienes que dejarlo encantado con tu mera presencia. No te preocupes, en el vuelo vamos a descubrir lo seductora que puedes llegar a ser — sonreí ladeado, luego de esa mala cara que puso tras mencionarle el primer paso de nuestros planes.

Venganza[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora