Desperté entre el medio del ahogamiento. Necesitaba tanto respirar, llevar un poco de aire a mis pulmones y soltar todo ese aire que se me está siendo robado, pero ese firme agarre en mi cabello me sometía rudamente, y no tenía ninguna intención de dejarme ir. A penas si podía tomar un respiro en lo que sacaban mi cabeza de una pileta de agua con sangre. Incluso tosía, pero volvían a meterme hasta que mis oídos se llenaran de agua y quedara sorda. Parecían eternos los segundos en los que me dejaban bajo el agua. Por más que enterrara mis uñas en el brazo del hombre, este no se inmutaba; todo lo contrario, con mayor firmeza y fiereza me sumergía hasta saciar su propio placer.
—Creo que ya tienes suficiente — me susurró Royce al oído, torciendo mi cuello hacia atrás y obligándome a mirarlo a los ojos—. ¿Me gustaría saber cómo convenciste a Dupont para que me traicionara? ¿Cómo es que llegaste a él tan fácilmente? —parecía cuestionarse más para sí que para mí.
Llevé aire a mis pulmones con brusquedad, pues necesitaba con urgencia no sentir más esa presión tan horrible y desesperante en mi pecho. Pensé que me mataría, pero sé de sobra cuáles son sus planes conmigo.
—Comunícate con Wesley. Dile que traiga su culo ahora mismo aquí — le ordenó a alguno de sus hombres, acelerando un poco más mi corazón.
Wesley estaba buscando un lugar seguro para Santiago, si este enfermo se llega a enterar que su hermano es quien me ha ayudado a llegar a él, temo que sea capaz de matarlo, de eso no me cabe ni la menor duda.
—¿Qué hacemos con Dupont?
—Deja que atrape la carnada, luego me encargo de ese traidor — me sonrió, viendo a detalle cada centímetro de mi rostro—. Ya sabes lo que tienes que hacer con esta maldita perra —me tiró contra el suelo con fuerza y odio.
—Sí, señor.
No tuve ni un poco de fuerzas para ponerme en pie y darle pelea, el escaso aire en mis pulmones no me permitía decir palabra alguna. Todas las fuerzas de mi cuerpo fueron drenadas con esa técnica. Dos de sus hombres me tomaron por ambos brazos y me llevaron con ellos a un cuarto pequeño, deteriorado y que desprendía un olor potente y desagradable. Me despojaron por completo de mi vestido y me encadenaron tanto de los pies como de las manos en la suciedad del suelo. Me encontraba tan expuesta frente a sus asquerosas miradas, pero no hicieron nada más que lavar mi cuerpo con agua extremadamente helada. La presión con la que el agua salía de la manguera y chocaba en mi cuerpo, era muy dolorosa. Quemaba mi piel sin cesar.
—El jefe la quiere limpia — se acercó tan de repente uno de esos hombres, que apenas pude darme cuenta cuando me tomó de la nuca con firmeza y me sonrió torcido—. Quítale eso.
No supe a lo que se refería, sino hasta que el otro hombre logró quitarme los lentes de contacto de mis ojos. El arduo maquillaje en el que trabajaba cada que me encontraba con Royce desapareció con toda el agua que me echaron en el rostro. ¿Para qué poner resistencia, si está más que claro que no tengo cómo salir de sus manos? Lo que menos tengo en mente, es que Wesley venga a salvarme, pues no podemos estar los dos de este lado de la moneda. Sé que, a pesar de sentirse impotente y lleno de frustración, él sabe cómo jugar con inteligencia.
—Salgan de aquí — llegó Royce un tiempo después, y los hombres se marcharon sin decir nada—. Ahora sí volviste a mí, mi pequeña Abi.
—Su nombre te queda grande, hijo de puta — rechiné los dientes, y sonrió.
—Pensé que te habían comido la lengua, gatita — se agachó a mi lado y acarició mi mejilla, viendo cada centímetro de mi cuerpo—. Aunque tengan el mismo rostro, son muy diferentes. Te sobra lo que a Abigail le hacía falta.
—¡Deja de nombrarla!
—No sientas celos de tu hermanita, que al igual que ella, vas a tenerme a tus pies —soltó una risa descabellada, acercándome a su rostro de un solo tirón—. No creas que seré benevolente contigo. Tendrás un poco de lo que fue su infierno a mi lado, pero te daré un consejo, lindura; sé obediente y ninguno de los dos tenemos que pasar por cosas tan desagradables que me daría fastidio mencionar.
—¿Qué de malo te hizo mi hermana? — pregunté, manteniendo la calma.
—Estas son las cosas desagradables a las que me refiero, gatita. No tienes por qué hablarme de muertos — dejó un corto beso en mis labios, revolviendo la rabia y el odio con su descaro—. Sé obediente que, mientras sigas teniendo esa actitud tan rebelde conmigo, no te pienso sacar de este lugar. Pero si te portas como un lindo corderito, estarás tomando mi mano, dándole uso a ese lugar que tu hermana no supo aprovechar en su momento. Sé que eres inteligente, Natalie.
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Venganza[✓]
AcciónTras la desaparición y repentina muerte de su hermana gemela, Natalie pierde lo que tanto ha brindado al mundo; la humanidad. Con el deseo latente de encontrar al culpable y hacerle pagar el cruel asesinato de su alma gemela, inicia su propia invest...