Decisión

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Al siguiente día, cuando tenía pensado hablar tranquilamente con el Sr. Avellaneda, él ya no se encontraba en mi apartamento. Ni siquiera me di por enterada a la hora que se había ido.

Tan pronto Santiago se marchó de mi apartamento, me metí al baño y me di una relajante ducha. El agua tibia me ayudó a disipar toda esa tensión que cargaba en mis hombros, pero sentía que la cabeza me explotaría en cualquier instante de tanto pensar.

Las palabras de Wesley aún rondan en mi cabeza. No sé qué decisión tomar, aunque estoy muy segura de querer justicia.

La venganza nunca ha traído nada bueno a una persona, más porque se sale aún más perjudicado de lo que ya nos encontramos, pero, ¿no es justicia suficiente? Quiero que ese hombre pague por todo el daño que le hizo, no solo a mi hermana, sino también a todas esas personas que han caído en sus manos. Y si debe pagar bajo nuestra propia mano, nunca me arrepentiría.

A él no le tembló el corazón cuando asesinó a mi hermana sin compasión alguna. ¿Por qué debería sentir culpa por una rata como esas?

Me puse los lentes de contacto grises y me quedé viendo mi imagen en el espejo. He cambiado mucho mi apariencia física, no puedo mentir al decir que temo a qué ese desgraciado me encuentre y me lleve con él. Por lo menos, cambiando el color de mi cabello y el de mis ojos, podré pasar un poco desapercibida.

Tomé la tarjeta blanca que Wesley había dejado entre las rosas que Pablo me trajo, y decidí marcar el único número que se encontraba grabado allí. No estoy del todo segura aún, pero sí estoy dispuesta a destruir a ese hombre.

Si Wesley me está diciendo la verdad en querer vengarse de su propio hermano, entonces no hay mejor alianza que esta. Después de todo, nadie mejor que él conoce sus puntos  a quebrar.

Tomó mi llamada al segundo tono, pero se hizo un silencio por varios segundos de parte y parte que decidí cortar de raíz.

—¿Qué es lo que tengo que hacer?

—No pensé que me fueras a llamar tan pronto — no respondió a mi pregunta—. ¿Por dónde empezar? Hay mucho que debes cambiar; tanto de apariencia como de personalidad. También debes aprender a defenderte y a usar un arma.¿Estás segura en querer seguir adelante conmigo? Voy a protegerte en todo momento, pero no siempre estaré ahí para ayudarte. No puedes dejarte llevar por lo que diga el corazón, tienes que dejarlo de lado. Ahora bien, una vez estés completamente lista, tu único trabajo es atacar los puntos débiles de Royce.

—Estoy segura en seguir adelante con mi decisión. No tendré paz hasta no hacerle pagar.

—Muy bien. En un par de horas uno de mis hombres de confianza irá por ti. No tenemos tiempo que perder, cuánto antes empieces a prepararte, mucho mejor. Espero te hayas despedido del abogado; realmente me tomó por sorpresa la llegada del que fue amante de tu hermana a tu casa y con flores.

—¿Cómo dices?

—Pablo Avellaneda tenía, o por lo que me di cuenta, sigue teniendo una obsesión enferma por tu hermana. En la investigación de Royce, ellos tuvieron una relación más allá de jefe asistente por largo tiempo, pero todo acabó en el momento en el que Abigail presentó sentimientos por Royce. En fin, esos putos dramas y triángulos amorosos no es lo más relevante en este asunto, ¿o sí?

—No, pero ahora comprendo muchas cosas.

Su risita burlona me enojó.

—Prepara varias mudas de ropa, de ahora en adelante vivirás conmigo.

—Eso no lo habías mencionado antes.

—¿Y cómo se supone que te voy a entrenar? Telepáticamente es imposible, Naty.

Tiene un toque de descaro y cinismo que me irrita bastante.

—Bien, como sea — colgué la llamada y me dispuse a preparar varias maletas.

Llevé lo escencial, aunque no estaba segura de cuánto tiempo me quedaría viviendo en su casa. Estoy cometiendo una locura al irme a la boca del lobo, así como así, pero es la única opción que tengo. Sin Wesley no hay manera de llegar a Royce.

...Wesley...

—¿Estás seguro en querer usar a esa linda palomita en tus planes, Wes?

—No la voy a usar, ¿cuántas veces tengo que repetirlo?

—Ah, ¿no?

—No, ella también quiere justicia por lo que le sucedió a Abigail.

Tami bajó la cabeza y suspiró profundamente. Sé que, al igual que yo, ella también le había tomado aprecio. Además de que fue un infierno verla morir y no poder hacer nada. Ambos nos sentimos tan imponentes ante lo que Royce ha hecho sin ningún tipo de pudor.

—En ese caso, estaré gustosa en ver todo lo que la linda palomita puede darme.

—Sabia que podía contar contigo.

—Sabes que siempre estaré para ti — apoyó la cabeza en mi hombro y la abracé por la cintura—. Gracias a ti es que hoy me encuentro viva. Además, muero por ver a ese hijo de perra revolcándose en su propia mierda.

Tami tuvo una vida difícil cuando la conocí. Trabajaba para Royce en el club como prostituta junto a su madre, pero al enterarse del cruel asesinato que mi hermano le dio a lo más importante de su vida, decidió escapar, claro está que con mi ayuda.  Lleva años a mi lado, siendo mi mano derecha, mi fiel amiga y casi como si fuera mi pequeña hermana. La quiero muchísimo.

Estaba listo para ayudar a escapar a Abigail de la misma forma en que lo hice con Tami, pero el plan se vino a abajo en el momento en el que Royce se dio cuenta que la chica estaba embarazada.

Recordar todas las muertes de todas esas mujeres inocentes han sido mi mayor tortura. Quisiera poder hacer algo más por ellas, pero incluso Royce tiene un gran poder en mí del cual me hace ser un inferior ante sus ojos. Llevar este maldito apellido es una cruz, más por todo lo que he tenido que presenciar desde que era tan solo un niño.

Me prometí ser diferente, acabar con esa maldad que posee el ser humano con naturalidad, pero nunca he podido hacerlo. Es irónico, mientras unos piensan que tenerlo todo a sus pies es el paraíso, para mí este "legado" de familia es el mayor de los infiernos.

—Sé que muy pronto podrás ser libre y hacer todo eso que tanto has deseado en la vida — me miró a los ojos, con lágrimas en los suyos—. Eres un jodido sol, Wesley.

Me reí, acariciando su mejilla suavemente.

—Lamento interrumpir, señor — Tomás entró a la oficina junto a Natalie, quien de inmediato frunció el ceño y la vi tensar la quijada.

—No interrumpes nada, Tom — Tamj se levantó de mi regazo y caminó hacia Natalie—. Bienvenida a tu nuevo hogar, linda palomita.

Se estrecharon las manos, pero Natalie se mantuvo en silencio.

—Que raro se siente el ambiente aquí, ¿no? — soltó Tami al aire—. Cuando esté lista, llévala conmigo, Wes.

Una vez nos quedamos solos, Natalie resopló.

—Toma asiento, te contaré un par de cosas primero antes que Tami se ocupe de ti.

Venganza[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora