Propósito

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En el vuelo hacia Las Vegas solo nos encontrábamos Natalie y yo, repasando el plan con gran detenimiento. Como no voy a poder estar con ella, cuidando y vigilando su espalda, le puse seguridad de sobra. Si algo llegase a salir mal, mis hombres sabrán qué hacer en el momento. Sé el riesgo que corre, por la misma razón que mi hermano la quiere a como dé lugar para sus asquerosos fines. N

Royce no tiene suficiente con haber acabado con la vida de una chica que lo único que hizo fue amarlo ciegamente, ahora también quiere acabar con la vida de una mujer ajena a todo. ¿Hasta dónde llegará la ambición de Royce? No solo se trata de Natalie mi afán en querer derrocarlo, sino de las cientos de niñas y mujeres que caen en sus manos creyendo en el mejor de los futuros. Hasta no ver la libertad de ellas, no tendré paz alguna en mi vida.

—Ve a prepararte, no tardaremos mucho en llegar al aeropuerto.

—Muy bien — se levantó de su lugar y se perdió en el interior del baño del jet.

En algo sí debo darle la razón a Tami; con el cambio físico de Natalie, ya no tenemos el atroz recuerdo de su gemela. Incluso siento que la culpa y la carga que llevo en los hombros por haberla dejado morir en manos de ese bastardo, es menor. No hay día que no me culpe por lo que ocurrió aquella noche. Si hubiera actuado a tiempo ella estuviera con vida.

Natalie regresó minutos después enfundada en un conjunto rojo de dos piezas que le queda de infarto. La falda es corta en la parte del lado derecho y cae a lo largo hasta su otro muslo. Su vientre queda libre, dejando ver una diminuta perla brillante que presiona su ombligo y que no había visto el día anterior. La blusita que apenas si cubre sus senos la hace ver muy apetecible. Usó un maquillaje negro en los ojos, acentuando el color verde de ellos y se aplicó un rojo carmesí en los labios.

Nada más con mirarla a los ojos me está provocando como ninguna mujer lo ha hecho antes. Que use esa ropa tan apretada a sus curvas y que deja a la vista sus potentes encantos, tampoco ayuda mucho. ¿Cómo se supone que voy a concentrarme en mi trabajo teniendo un huracán arrasando un casino en medio de la noche?

—¿Me veo mal? Esto fue lo que me empacó Tami.

—No te ves mal — sonreí ladeado, negando con la cabeza—. Tami haciendo de las suyas.

—Wesley, debo hacerte una pequeña, pero importante confesión — tomó asiento frente a mí, cruzó la pierna derecha sobre la otra, dejando a la vista sus anchos muslos.

—¿Qué cosa? — no fui para nada disimulado para mirarla.

—No creo contener las ganas de matarlo una vez lo tenga frente a mis ojos — se sinceró—. Pero también soy consciente que no puedo cagarla.

Suspiré.

—Sé que no es fácil estar frente al asesino de tu hermana, pero haz lo mejor de ti para no dejarte dominar por la rabia y el odio. Confío en ti, sé que podrás lograrlo — me incliné hacia ella, tomé su mano y le sonreí—. Además, yo estaré ahí para protegerte. Que no esté al lado tuyo durante la noche, no quiere decir que te vaya a dejar sola.

—Lo siento...

—¿Por qué lo sientes?

—Ayer tuve toda la intención de matarte. Pensé que con eso el hijo de puta de Royce sufriría al igual que yo. Perdóname, me dejé dominar por el odio.

—Nat, ¿qué te hace pensar que mi vida tiene algún valor para Royce? Desde hace mucho años perdió la empatía por el prójimo.

—¿Por qué sigues a su lado entonces? — me preguntó directamente.

—¿Sabes? He tenido muchas oportunidades de escapar e irme lejos y no saber nada de Royce y este negocio de mierda, pero todas esas personas que necesitan ayuda para salir del infierno no me permiten escapar. No me considero un buen hombre porque he matado a diestra y siniestra y sin escrúpulos, más espero cumplir mi propósito con acabar con el sufrimiento de muchas familias. Aunque deba llevarme a quién consideré mi familia por delante, voy a cumplir la promesa que me hice a mí mismo hace muchos años atrás cuando el infierno estaba en su máximo apogeo — su apretón de manos más su sonrisa me dieron fuerza—. Ellas están solas en la vida. No puedo hacerme el de la vista gorda y vivir como si nada a costa del sufrimiento de otras personas. Aunque haya nacido y crecido rodeado de drogas, dinero y violencia, quiero dejarme claro a mi mismo que no tengo el alma podrida como ellos. Una vez cumpla mi propósito, te aseguro que seré libre y tendré paz para rehacer mi vida muy lejos de este lugar.

Venganza[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora