Temor

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Wesley

—¿Qué te sorprende? Si sabes de sobra que la gatita es igual de estúpida que su hermana — soltó una carcajada.

—Cállate, pedazo de mierda.

Lo golpee en el estómago, dejándolo al instante sin aire. No soporto más tener que escucharlo o verlo, se ha vuelto un fastidio tener que convivir por tanto tiempo con su presencia a cada paso que doy. Es una maldita sombra que no me permite respirar con tranquilidad. Y lo que más rabia me da, es que sea tan hijo de puta de seguir siendo un embaucador de primera calaña. Pero qué más se puede pedir, si él no desaprovecha oportunidad para salir siempre victorioso de las situaciones.

Llevé sus brazos arriba de su cabeza, aprisionando sus muñecas con las cadenas mientras Tami amarraba cada uno de sus pies con las cuerdas que están sujetas del suelo.

—Esta vez te falló tu poder convencimiento, hermanito — susurré en su oído, tensionando las sogas para dejarlo en forma de X—. Te confiaste demasiado en ti mismo.

—No deberías cantar victoria tan pronto. Sabes bien quien que, no está muerto el que pelea.

—Quisiera saber cómo vas a salir de esta. No están tus perros para salvarte el culo, y tampoco estoy yo para sacarte del infierno — tiré la cadena, dejando su cuerpo elevado.

No dijo nada, solo se dedicó a mirarme con una sonrisa taciturna en los labios. He deseado este día con gran recelo, nada ni nadie hará que mis planes fallen o se desvíen para otro lado.

—Te lo entrego entero, palomita — le susurré a Tami, quien de inmediato esbozó una sonrisa haciendo tronar sus dedos.

—Han pasado años, ¿verdad?

—Como olvidarte, eras mucho más linda y agradable antes que ahora — le respondió, pero en respuesta, Tami empezó a soltar los puños en su cuerpo.

Cada golpe lo dio con rabia, amargura y dolor, liberando todo aquello que ha guardado por años exclusivamente para él. Daba puño tras puño, sin darle tregua a darle, aunque sea un corto respiro.

Tami cuenta con una fuerza sorprendente, más porque ha pasado años ganando peso y prestigio con cada una de sus peleas. A fuerza tuvo que prepararse para no dejarse pisotear de alguien más por el resto de su vida. Ella es una máquina, sabe qué punto dar para destrozar a su contrincante, pero ahora mismo, solo está tratando de agotarlo, dando puños sueltos como si fuera el saco en el que entrena a diario.

—Para tener músculos, tienes muy poca fuerza — Royce escupió sangre, burlándose claramente de ella.

—¿Sabes, bastardo? — lo tomó del rostro con una sola mano, ejerciendo presión y acercándolo a ella—. Las perras como tú no deberían arañar.

Dejó un golpe seco en su abdomen, haciéndolo retorcer del dolor.

—Las perras como tú, se sientan y enrollan la cola ante lo que diga su amo — volvió a golpearlo con mayor potencia, arrancándole así un sonoro quejido.

Tami es una chica con facciones delicadas, pero a medida que su entrenamiento se ha afianzado a su cuerpo, ha mutado a ser una mujer muy bella, pero con una fuerza bestial y arrasadora. Y ahora mismo está dando alarde a su nombre y su capacidad de acabar a golpes sin sentir un poco de dolor en sus desnudos nudillos. Siempre ha tirado a matar, todos los que la conocemos lo sabemos de sobra, pues hemos sido testigos de la crueldad que hay en su alma.

—Creo que es suficiente para que aprendas a ladrar como los machos, perra — dejó un certero golpe en su pecho, dejándolo casi inconsciente por la fuerza que usó.

—Dale un baño — le ordené a Tao.

—No soy tu chica del servicio, pero haré lo que me dices solo porque tienes una máquina que sé que estás dispuesto a usar sin pensarlo dos veces. Además, mi esposa me mata si llego a casa con un moretón en mi precioso rostro — quise reír por el comentario de Tao, pero me mantuve serio mientras disparaba el chorro de agua en el cuerpo de Royce.

—Wesley, sé que dijiste que no, pero sabes bien que tengo una promesa que cumplir — escuché la voz de Natalie a mi espalda y suspiré.

—Y tú ya sabes cuál es mi decisión. No pienso dejar que te hagas daño o le hagas daño al bebé, suficiente te arriesgaste hoy — decreté aún enojado con ella.

—Ya lo hemos discutido antes, no hay vuelta de hoja.

—Te recuerdo que llevas a mi hijo ahí dentro, no voy a permitir que por un estúpido arranque de querer ser alguien que no eres, ensucies tu alma y manches tus manos con una rata como esas.

—¡Te he dicho cientos de veces que no interfieras en mis planes! Así como buscas tu venganza, yo busco la mía.

—Mi amor — la encaré, quizás usando un tono de voz demasiado duro y frío con ella—, la única diferencia entre tú y yo, es que tú aún cuentas con humanidad y bondad. Yo no poseo nada de eso, no me tiembla la mano al matar a alguien que lleva mi misma sangre. Si quieres darle el tiro de gracia y que sea tu rostro lo último que vea, adelante, pero no dejaré que pongas un segundo más en riesgo la vida de mi hijo.

Se dio vuelta y salió hecha furia de la bodega. Tal vez no era la manera de decirle las cosas, pero ella no entiende el temor tan grande que siento con solo de pensar que su alma se vea más afectada por alguien que no lo vale. Prefiero terminar de hundirme en el infierno que dejar que ella baje a ese lugar oscuro, solitario y que no cuenta con una salida. Espero entienda que lo hago por su bien físico y mental.

Venganza[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora