El corazón se me detuvo por unos cuantos segundos pensando que había sido Wesley el receptor de esa bala, pero el alma volvió a mi cuerpo al ver la mano de Royce, en la cual hace un momento sostenía el arma, totalmente ensangrentada.
—¡Ahora sí eres completamente mío, hijo de perra! — escuché la voz de Tami, más no le preste atención a ella ni a nadie más que no fuese a Wesley.
Tao no tardó en someter a Royce contra el piso, presionando el cañón del arma en su cabeza y el pie en su espalda para evitar que pudiera escaparse.
—¡Wesley! — corrí a él al verlo desvanecerse.
Lo tomé entre mis brazos y lo apreté contra mi pecho, viendo su rostro amoratado, cubierto de sangre y más delgado de lo que recuerdo. El corazón se me partió un poco más; no obstante, una parte de mí se sintió en calma sabiendo que, aunque débil y muy malherido, sigue luchando para vivir.
—Nat... — susurró casi sin fuerza.
—No hables, Wes, ahora todo está bien — contuve las lágrimas para que no se diera cuenta lo mal que me encontraba al verlo así.
—¿Cómo pretendía que me amaras, si el dueño de tu corazón ya tiene nombre? — me tensé al escuchar la acidez con la que Royce habló—. Pero ya te lo he dicho muchas veces, si no eres mía, no serás nunca de nadie.
No supe en qué momento sacó un arma y disparó hacía nosotros. Su rápida acción solo me dio tiempo de proteger a Wesley con mi cuerpo. El dolor que experimenté fue algo bestial, como si una ráfaga de cuchillas ardientes atravesaran toda mi piel hasta romper los huesos en diminutas partículas. La quemazón que siento en mi pierna, a la altura de mi muslo derecho, no me permite ni pesar con claridad.
—¡Te dije que no era buena idea que vinieras con nosotros, Natalie!
Sentí las manos de Tami en mi muslo, presionando la sangre que no dejaba de brotar de la herida de bala.
—¡Hazte de cargo de ese bastardo antes que termine con su asquerosa vida! — le gritó a Tao y, este sin más, se lo llevó con ayuda con uno de sus hombres.
—Thomas, ocúpate de Wesley, el necesita ayuda.
—Pero...
—Pero nada. Yo estoy bien.
—Tenemos que llevarlo a la casa, aquí no puedo atenderlo — Tomás lo cargó a sus hombros, y Tami me ayudó a caminar hasta el auto.
De camino a la casa no me aparté ni un solo segundo de Wesley. Creía que, si soltaba su mano, nunca más podría volver a tenerlo entre mis brazos y, a pesar de la herida en mi muslo y sentirme un poco adormecida por el mismo dolor que estoy viviendo, no dejaba de pensar en todo aquello que tuvo que haber vivido para que esté así de mal. Royce no se tocó el corazón, ni siquiera porque sea su hermano y lleve su misma sangre. No puedo creer que la maldad sea mucho más fuerte que el amor fraternal.
Pero ¿qué se puede pedir de ese monstruo? Si basta con mirar sus ojos para saber la maldad que habita en su ser.
Tan pronto llegamos a la casa, Tomás se llevó a Wesley a la habitación donde tiene todo tipo de herramientas y máquinas necesarias para atenderlo adecuadamente. Mientras, por otro lado, Tami se encargó de sacarme la bala y coser mi herida. Tao se mantuvo cuidando a Royce, pues no podemos darnos el lujo de abrirle una brecha o podría llegar a escaparse.
Tan solo de pensar que, estoy un paso más cerca de cumplir la promesa que le hice a mi hermana, una sensación agradable y llena de adrenalina corre por mi sistema. No veo el momento de hacerle pagar una a una de las tantas atrocidades que ha cometido no solo conmigo, sino con muchas mujeres que, como mi hermana, cayeron en su red y no sobrevivieron ora contarlo.
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Venganza[✓]
AzioneTras la desaparición y repentina muerte de su hermana gemela, Natalie pierde lo que tanto ha brindado al mundo; la humanidad. Con el deseo latente de encontrar al culpable y hacerle pagar el cruel asesinato de su alma gemela, inicia su propia invest...