Bruce Wayne

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La mansión Wayne está en silencio como de costumbre cuando el llegó empapado por la lluvia, de no ser por qué unas risas llamaron su atención en la cocina ni siquiera hubiera desviado su camino

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La mansión Wayne está en silencio como de costumbre cuando el llegó empapado por la lluvia, de no ser por qué unas risas llamaron su atención en la cocina ni siquiera hubiera desviado su camino. Pensó que tal vez era Milán haciendo escándalo como siempre, la mujer con la que había Sido obligado a casarse por un contrato que su padre hizo con el padre de ella y tenía que cumplir.

Vamos a conocer las habitaciones - escuchó y después la risa ya conocida para el. - no seas mala.

No, ni siquiera deberías estar aquí, si mi esposo llega se va a enojar - le dijo entre risas.

No va a llegar. Tu misma dijiste que nunca llega a dormir es más ni si quiera se va a dar cuenta de que estamos aquí - intento persuadirla y no hubo más que silencio Bruce suposo que se estaban besando y fue cuando su sangre hirvio ¿Dónde se supone que estaba Alfred? ¿Y por qué no corrió a quien sea que fuera ese hombre a patadas? Abrió la puerta de golpe haciendo que ambos amantes saltaran del susto.

¡Brucie! - grito la pelirroja del susto y vio el rostro del joven palidecer cuando vio al hombre.

Sal de mi casa ahora mismo o no voy a responder por lo que haga - dijo con su imponente voz y el joven no dudo en salir corriendo, Milán estaba dispuesta a irse detrás de el de no ser por qué la detuvo jalandola del brazo - tu no vas a ningún lado.

Quien crees que eres para darme órdenes - siempre tenía que contradecirlo o no podría respirar con tranquilidad.

¡Tu esposo! Quien más. En dónde está Alfred - ella jalo su brazo y se sobó sutilmente.

No lo sé, por ahí el tiene hasta más vida social que yo - se quejó.

Yo no la tengo y no me quejó - contradijo.

¡Por qué tú eres tú! Y ya me estoy hartando de ti - salió caminando a paso rápido de ahí dejándolo con las palabras en la boca.

🦇

Amo, recuerde ser más sensible con la señora, acuérdese que antes de estar encerrada en esta gran mansión era la hija del hombre más famoso en Gotham - Alfred como siempre tratando se mejorar el ambiente entre ambos, que no era bastante buena desde el segundo año de matrimonio.

A decir verdad nunca habían Sido un matrimonio unido, eran uno bastante distanciado y ninguno ponía de su parte para que eso funcionará, no eran más que dos extraños que se veían solamente en el desayuno, almuerzo y cena, obligados por Alfred claro estaba, o cuando se encontraban en algún rincón.

De los 3 años que llevaban juntos, hasta el momento Milán no se había dado cuenta de que el hombre empezó una doble vida cuidando las calles de Ghotam y siendo Batman el justiciero más temido.

Puedes creer que metió a un hombre en la casa. En dónde estabas tu Alfred? - preguntó enojado mientras quitaba su mirada del periódico entre sus manos.

Salí - esa fue su respuesta - en cuanto a la visita, era de esperarse, es joven y pasa más tiempo sola de lo que debería pasar.

La sonrisa en su amo fue evidente al soltar aquellas palabras.

Desde cuando sucede? Lo sabías? - era obvio que lo sabía.

Supongo que a ambos les guardo secretos - dijo refiriéndose a su doble vida, hubieran seguido con la plática de no ser por qué la pelirroja apareció en el comedor aún en pijama, sentándose enfrente de Bruce en silencio con la penetrante mirada de el millonario sobre ella.

Cereal con café está bien Alfred. Ah y al café hechale uno o dos chorros de whisky para empezar bien el día, por favor.  - el mayordomo asintió y comenzó a caminar a la cocina  - ¡Buenos días! - grito cuando recordó que no lo había saludado.

No es muy temprano para que tomes? - preguntó suavemente o eso intento por qué su voz sonó igual de aguda e intimidante.

Nunca es demasiado temprano para empezar el día con un café - contestó aún sin mirarlo a los ojos - vas a leer el periódico? - el negó y ella lo tomo para empezar a leerlo.

Seguro Batman debe ser un verdadero caballero. No es así Alfred? - preguntó cuando el mayordomo llegó con su desayunó.

Si seguramente señora - le siguió la plática - si salva la cuidad debe ser un gran hombre con valores.

Claro - contesto la pelirroja y dejo el periódico para empezar a comer su cereal con apuro para después tomar su café y cerrar los ojos en el proceso - justo como me gusta - murmurro para ella misma.

No me debes algo? - se atrevió a decir Bruce después de un rato.

Nada que yo sepa - contesto viéndolo a los dos ojos por primera vez en toda la mañana.

Te has acostado con ese hombre Milán? - fue directo al grano, eso era lo que rondaba su cabeza y lo estaba volviendo loco y no podía seguir con rodeos. - desde cuando lo traes todas las noches a la casa. ¡Contesta! - azotó la mesa habiendo que ella saltara del susto, había perdido la cordura no podía culparlo cuando no durmió ni vijilo las calles solo por estar mirando el techo de su habitación imaginando siento de cosas.

No, no nos hemos acostado Bruce, anoche lo interrumpiste. Y es la primera vez que lo traje - termino por decir y se levantó dispuesta a irse de no ser por qué otra vez la detuvo con su voz.

Vístete tu y yo saldremos hoy todo el día - dijo con su voz serena otra vez - solos.

La pelirroja sonrió sin que el lo viera y atraves de la puerta vio a Alfred asomado el cual también sonreía triunfante.

Solo tiene que estimular los celos de mi amo y vera como todo fluye. Va a funcionar - le dijo mientras la veía.

Se sonrieron y la pelirroja siguió su camino como si nada, después de todo Bruce había reaccionado y ese era su primer intento por hacer que lo que había entre ellos funcionará.






Acabo de ver dos películas de Robert así que nuevos Obe Shorts se acercan.
























ONE SHOTS - Robert Pattison Donde viven las historias. Descúbrelo ahora