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No sé si quiero ser Cara Shell o Charles Leclerc. Santo cielo hacen una pareja de infarto - comento una joven mientras le daba una mordida animada a su pizza.
Santo cielo sí, los dos son tan perfectos ellos me hacen dudar de mi sexualidad - dijo entre risas otra de su amiga.
¡Sus hijos! Van a ser hermosos - se sumo una más a los elogios.
Tonta pero dijeron que no querían tener hijos - Robert sintió un poco de alegría - bueno no hasta que hayan disfrutado de su matrimonio - ¿Se habían casado?
Yo no soportaría con tremendo bombón - rieron complices ante lo dicho.
La noche de su boda dios mío - les hizo señas para que se acercarán y así lo hicieron las amigas aunque su tono de voz no era para nada bajo o tal vez Robert había afinado su sentido auditivo y por eso podía oír. - yo hubiese hecho hasta lo más prohibido con tremendo hombre y mujer - se rieron al insomnio y algunas se pusieron coloradas no debían tener más de 17 años.
Bueno pero los autos, de seguro deben tener una colección de Ferrari que ganas de ser Cara y tener la vida resuelta - dejo de escuchar desde que Andrew le pasó la mano frente a la cara para tener su atención de vuelta.
Las hormonas - le dijo mientras sonreía y se encogía de hombros - que te puedo decir también estuve en esa edad y te aseguro que están completamente loc......
Sabías que se casó? - preguntó y vio a su amigo ponerse rígido.
Me invitó a la boda - confesó - y fui - confesó cerrando los ojos en señal de que lo sé sentía - pero nada de lo que quisieras presenciar, pilotos, fotos, vestidos, lágrimas y mucho rojo y lujos dios mío debí aver Sido piloto - dijo mientras fingía escalofríos - escuché a unas señoras decir que es el mejor pagado de Ferrari y son más de 10 millones al año. Si haces cuentas son como - hizo cuentas - hay no lo sé pero es bastante.
A Cara no le importa el dinero - dijo hablando por primera vez desde que había estado escuchando a esas chicas decir aquello maldijo por qué entre miles de lugares ellas eligieron hablar de su ex la cuál aún no superaba frente a el. Sabía que no tenían por qué respetar que el estuviera ahí pero maldición su suerte.
