Capítulo 47

46 5 0
                                    

POV Alex

El banco en donde trabajo se encuentra a unos diez minutos de la universidad, así que después de dejar a Lorena, fui directo ahí.

Me fijo en el radio y veo que suena Callaita de Bad Bunny, por lo que no dudo ni dos segundos en subirla a todo volumen.

Luego de par de canciones, llego al parqueo del banco, estaciono el coche y me dirijo hacia el establecimiento. Al entrar, a pesar de que es temprano veo el caos qué hay en los cajeros y servicio al cliente, los fines de meses siempre son iguales. Paso entre la multitud y llego al ascensor, presionó el botón dos y rápidamente llego a mi destino.

Mi área también es un caos, porque debemos sacar los cálculos de fin de mes que es todo un lío—Buenos días—algunos me responden y otros están muy ocupados en su trabajo.

Voy a mi cubículo que está adornado por una fotos de Lorena en nuestras vacaciones, una foto de cuando éramos adolescentes y otra actual, una notita de Lore que tiene escrita un da lo mejor de ti cada día más y por último, pero no menos importante, una foto de mi familia. Luego tiene la computadora, algunos lápices y bolígrafos, una grapadora y unas hojas.

Dejo mi maletín ahí y camino hacia la cocina del segundo nivel donde me encuentro a mis compañeros de trabajo, Eriel y Diego. Ambos de habla hispana.

—Hola—saludo y busco mi taza para beber café.

—Siempre tan cortante, Alex—me regaña Eriel. Es un poco más bajo que yo, tiene piel morena y pelo rizado. Antes de venir al trabajo va al gym por lo que su cuerpo está saludable—¿Qué te cuentas?

—Nada interesante—contesto y me sirvo café.

—¿Tener una mañana salvaje no es interesante?—lo miro desconcertado—Al parecer tu compañera te arañó el cuello—explica.

Comienzo a beber mi café sin nada que agregar y estos se ríen de mi—Al menos tengo a alguien que me arañe y ustedes...—sonrío victorioso.

—Buena jugada, Alex—dice Diego. Su físico es bastante similar al mío, pero sus ojos son azules y sus labios más finos.

—Están hablando con Alexander Williams, por si aún no lo sabían.

—Perdóneme alteza—se disculpan ambos y hacen reverencias como si fuera rey. Cuando se acomodan decido cambiar de tema.

—¿Como van con los informes?—tomo un poco de café.

—Bastante mal—responde primero Eriel—No he podido dormir nada en estos días y cada vez que voy a hacerlo me entra un sueño terrible. Pero hoy sin falta lo acabo.

—Confiamos en ti—lo anima Diego—Yo pude hacerlo en estos últimos días y solo me faltan algunos detalles.

—Muy bien Diego, nos enorgulleces cada día más—respondo y junto a Eriel nos limpiamos las lágrimas falsas—Mi novia me obligó a hacerlo el mismo día que lo asignaron por el hecho de que según ella me quito una carga de encima—tomo más café y ellos se vuelven a reír sin control.

Pero de casualidad nuestro querido jefe entra  a la cocina y nos colocamos firmes.

—Buenos días—saludamos todos al mismo tiempo.

—Recuerden el informe—asentimos, me iba a ir derecho a mi cubículo pero el jefe me detuvo—Alex quiero hablar con usted—Eriel y Diego me hicieron una mueca de peligro y se marcharon.  El Sr. Jones se sentó y me hizo el gesto de que me sentara también.

—¿Ocurre algo?—pregunto. El jefe no pasaba de treinta y cinco años, pero al portar siempre una cara de seriedad, intimidaba más de la cuenta.

—Vi que entregó su informe el mismo día que fue solicitado—asiento—Y también que todos los trabajos que ha entregado han sido a tiempo.

Un Amor Joven.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora