Castillo de Bosque Blanco I - Prólogo

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Evelynn se encontraba dándose un baño en una de las habitaciones del castillo, siendo ayudada por una de las cortesanas que frotaba un estropajo sobre la espalda de la muchacha

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Evelynn se encontraba dándose un baño en una de las habitaciones del castillo, siendo ayudada por una de las cortesanas que frotaba un estropajo sobre la espalda de la muchacha.

-Sois muy valiente, Lady Evelynn, no creo que cualquier otra mujer hubiese podido salir de esa.
-¿De verdad lo crees? En realidad... pienso que tuve bastante suerte.
-Todo ocurre por una razón, mi señora, y vos seguís viva, eso es solo gracias a vos.
-Si no fuese por mi hermano y mi padre no creo que siguiese aquí, la abuela Bárbara me contó historias sobre lo que hacían las tribus de las colinas a sus enemigos. Evelynn se inquietó un poco, dejaba que la doncella le limpiará la espalda.

-No son más que historia para dormir, mi señora, y fue gracias a vos, tengo toda la certeza. La sirvienta esbozó una sonrisa, al igual que lo hizo Lady Greystark.
-Nunca antes lo había hecho...
-¿A qué os referís? Hubo una pequeña pausa en el diálogo, la doncella frotaba el pelo de Evelynn.
-Nunca antes... ha... había matado a un hombre...
-Oh,tranquila Lady Greystark, no pasa nada, no os dejaron opción y debisteis defenderos.
-Ojalá la tuviese, padre siempre dice que el que es un criminal , siempre lo es por voluntad propia.

-Solo son gente que se ganan la vida haciendo eso, saqueando y robando, no debéis de avergonzaros, estoy segura de que muy pocas norteñas han matado a hombres de las tribus de las colinas. La cortesana trató de levantarle dl ánimo. Evelynn suspiró.
-Debería descansar... No me encuentro muy bien. 

En la sala del señor continuaban hablando Tristan y Tohrren, llevaban debatiendo el asunto de los salvajes más de dos horas.

-¿Entonces hablarás con Hoster Tully sobre esto? Exclamó Torrhen.
-Así es, debo de tener su consentimiento antes de que todo se vaya al infierno, y tengo el presentimiento de que así va a ser. Respondió Tristane.
-¿Tan poco te fías de lord Erenford?
-Ese cruel malnacido... Se va a enterar, nadie envía a salvajes a saquear mis tierras, ¡Y tampoco nadie  envía sicarios a intentar matar a mi yerno y a sus hijos!
-Tened cuidado, Tris, esto no podría acabar bien.
-¡Pues claro que no! ¡Pero no para mí, ja, ja, ja, ja ya lo verás! Tristane palmeó el hombro de su yerno.
-Os deseo buena suerte amigo mío, gracias de nuevo por permitir alojarnos.
-Jejeje, es lo menos que podía hacer. ¡Cuidaos mucho! Tras abrazarse, Tristane se dispuso a partir hacia el este, camino a Aguasdulces. 

Tras quedarse un tiempo recapacitando sobre los sucesos del día y terminarse su copa, lord Greystark abandonó la sala del señor en búsqueda de su hija, para su sorpresa, la encontró golpeando un muñeco de paja con una espada de práctica. Lanzaba poderosos tajos a diestro y siniestro al muñeco, con cada acometida, parecía que iba a desmoronarse.

-¿Qué se supone que haces, hija? El sol se estaba poniendo, en unos cuantos minutos, se dejaría paso a la oscuridad.
-Me entreno. Evelynn se limitó a decir solo unas palabras.
-Suelta la espada y tomate un descanso. Ya habrás tenido suficiente jueguecito por hoy. Ella suspiró, sostuvo la espada con su diestra, reacia. Mírame, hija, quería hablar contigo después de lo de hoy.
-¿Qué sucede? Dijo indiferente.

-Simplemente quería pedirte perdón por tener que meterte en ese aprieto en el bosque, fue muy mala idea de mi parte ir a cazar solos, no lo volveremos a hacer. Siento que tuvieras que ver y hacer esas cosas.
-Bueno... esto... Evelynn se rascó la nuca.
-Ven aquí anda. Y así ambos se fundieron en un abrazo. 
-Eres demasiado dura contigo misma, sácatelo ya de la cabeza. Que el propio Torrhen le dijera eso a su hija reflejaba la seriedad del asunto.
-Fui demasiado débil, me fallaron las fuerzas al final, de no ser por ti y por Gregor estaría muerta... Respondió su hija.

-De eso nada, te desenvolviste bien, solo tienes que tranquilizarte, lo de hoy se quedará en anécdota y te servirá de lección la próxima vez que blandas una espada delante de alguien.
-Gracias padre... Me siento mucho mejor ahora. Por primera vez en el día, Evelynn sonrió.
-El sol se pone, sería mejor que volvamos adentro. Evelynn asintió, depositó la espada en el estante donde se guardan los sables de práctica y padre e hija se encaminaron adentro del castillo.


Grandes Casas De Poniente - Casa Greystark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora