Arbolblanco I - Choque de Reyes

15 2 0
                                    

Transcurrieron un par de semanas de expedición más allá del Muro cuando la hueste de Jeor Mormont arribó a un pequeño poblado del Bosque Encantado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Transcurrieron un par de semanas de expedición más allá del Muro cuando la hueste de Jeor Mormont arribó a un pequeño poblado del Bosque Encantado. Según las cartografías, al lado del Lago Hondo. Al grupo le empezó a preocupar las cada vez más amenazantes inclemencias del tiempo, las cuales retrasaban la velocidiad de marcha y desgataban poco a poco la moral.

-¿Cuál es esta villa, Tarly? Necesitamos orientación. Jeor preguntó al mayordomo. El grupo cabalgaba próximo a él, buscando refugio de la ventisca.
-Según el mapa de la biblioteca del castillo… estamos en Arbolblanco.
-Entonces vamos por el buen camino, no tenemos tiempo que perder, apenas nos quedan unas pocas horas de luz. Descabalgad y registrad las casas, buscad supervivientes y bienes útiles.

La guardia realizó el mismo proceso que con las tres aldeas anteriores, y el resultado no fue diferente. Las pocas cabañas ruinosas allí ubicadas estaban desiertas, ni rastro de personas ni animales, y a juzgar por el panorama, parece que los locales se llevaron todos los objetos de valor consigo. Tras el fracaso, Allen se encargó de informar de la situación.

-Lord comandante, ni rastro de nada por cuarta vez, estamos en otro pueblo fantasma más. La sombra del monstruoso arciano que daba nombre a la aldea recubría a ambos.
-Maldita sea, esto es demasiado extraño. No nos queda otra que avisar al Castillo Negro de este asunto. Tarly se encargará. Proseguiremos nuestro camino cuanto antes, si tenemos suerte, Craster no habrá corrido la misma suerte.

Tras otra dura marcha nocturna, la partida logró alcanzar la el “torreón” al alba del día siguiente. La edificación en sí, era más bien una construcción de baja altura, erigida sobre una colina que mantiene un dique de tierra a su alrededor. Contando en su interior con un pequeño arroyo, un redil de ovejas y una pocilga. El cacique de aquella zona, quién mantenía una dudosa alianza con la Guardia de la Noche, era conocido como Craster, quien los recibió en el centro.

-Vaya, que tenemos aquí. Cuervos congelados. Craster se levantó de su asiento y mostró su poco aprecio a las visitas.
-Disculpadme por la intromisión, buen hombre. Estos señores aquí y yo recorrimos un largo camino, solo buscamos refugio. Allen se encargó de responderle, su arrogancia rivalzaba con la del salvaje.
-Nos encontramos con varios poblados desiertos, más pequeños que este, podemos hablar dentro. Siguió Mormont.
-¿Oh? ¿Que podéis decís?Nadie respondió, lo cual aliementó la tensión por unos instantes. Los reclutas comenzaron a cruzar miradas y a murmurar, pero finalmente hallaron respuesta. Está bien, pasad dentro.

Las mujeres de Craster sirvieron al destacamento con tocino y pan, se tomaron su tiempo para tomar asiento. Aquél lugar apestaba a cerdo por todas partes, y la única presencia extraña de estas salvajes comenzó a llamar la atención. Se podía apreciar como alguna de estas gimoteaban, presumiblemente, a punto de dar a luz.

-Manten tus ojos en su sitio, chaval, ellas no son para tí. El cacique advirtió a uno de los reclutas, quien miraba fíjamente a una de las muchachas.
-Solo miraba a los cerdos, los alimentáis mejor que a nosotros.
-Los puercos me son útiles. Tú lo deberías de estar haciendo es besarme los  pies por haberte dejado entrar que si por mí fuese, os largaría muy agusto de aquí.
-De eso no cabe duda, amigo, sois un hombre piadoso. Jeor lo conformó.
-Lo soy. No me asusta lo que quiera que haya allí afuera. Cuando lleguen los vientos blancos, vuestras oscuras capas, vuestras espadas y fogatas no servirán para una mierda. Conoceréis a los dioses, a los verdaderos dioses. Los alaridos de una de las jóvenes se hacía cada vez más fuerte. Craster tomó de su jarra.
-Bueno y tanto que os quejáis de la comida. Seréis hipócritas. Mirad a este de aquí. Dijo mientras señalaba con su bebida a Samwell. Este tipo es un festín andante, destripadlo y freid panceta con él si tenéis hambre, yo creo que es el equivalente a ocho de mis gorrinos más maduros. Tras mofarse, carcajeó como un animal, sacudiendo su asiento con violencia. Tarly se enrojeció y abandonó la cabaña. Entonces, Rey Cuervo. ¿Querías hablar o no?

-Sí. Pensamos que vos estaríais algo informado sobre lo que está pasando por las villas cercanas. ¿Tenéis algo de idea?
-Pues claro. ¿Pero qué gano yo a cambio? Esto no os saldrá gratis.
-Tendréis garantía de todas las tierras de aquí al Muro. Palabra.
-Je. La palabra se un cuervo, pero parece que no puedo aspirar a nada más. Muy bien, os contaré. Como ya habéis comprobado, todas estas tierras están desiertas. Hemos recibido llamadas de más al Norte. Mance Rayder planea reunir un ejército en los Colmillos Helados.
-¿Los Colmillos Helados? ¿Por qué quiere Mance Rayder reunir un ejército en los Colmillos Helados? Planea convivir con más se un centenar de clanes al mismo tiempo. Eso es una locura.
-Y a mi qué. Ve a preguntarle si tanto te pica, yo no sé nada más.

Durante un par de días, la guardia permaneció acuartelada en el torreón, finalizados, Jeor y el resto de oficiales planearon el siguiente movimiento.
-De acuerdo, no tenemos la más remota idea de la intención que va a tener la hueste que se va a congregar en los Colmillos pero vamos a averiguarlo. Dado que la ruta se desvía de nuestro cometido principal enviaré a una pequeña escuadra a investigar. Jeor habló con el Comandante de la Torre Sombría, Qhorin “Mediamano” explorador de origen plebeyo y de alta reputación.

-Tomad el mando de otros catorce hombres y averiguad el número del ejército de Rayder. Si es posible, a donde se dirigen también. Coged a los hombres que consideréis oportunos y a Nieve. Aseguraos de que el chaval es capaz de curtirse. Tengo planes para él de cara al futuro.
-A sus órdenes, Lord Comandante, confío en que Allen sea mi segundo al mando. Tiene más experiencia que todos los hombres de aquí.
-Estoy de acuerdo, os echaré la mano que me queda allá afuera. Allen se mostró contento con acompañarles.
-Perfecto. Partid enseguida, cuanto antes resolvamos este asunto más vidas salvaremos. Nos vemos en el Puño de los Primeros Hombres.

Durante la jornada, Allen y Mediamano se dedicaron a reclutar a un destacado grupo de avezados hombres para el cometido. Greystark se aseguró además de traer consigo a Gerald, aquel joven que atestiguó sus asesinatos en el Cinturón de Musgo. Quizás dispondría de una ocasión para deshacerse de él allí. Aquél mismo día, renovaron provisiones, aprestaron armas y partieron al norte por la zona del Paso Aullante.

Grandes Casas De Poniente - Casa Greystark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora