Villa de Bosque Blanco II - Prólogo

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La batalla había sido devastadora, parte del pueblo estaba en llamas y en los suelos los muertos se contaban por centenares

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La batalla había sido devastadora, parte del pueblo estaba en llamas y en los suelos los muertos se contaban por centenares.

Torrhen limpiaba la sangre de su espada familiar, mientras caminaba junto a su hijo bastardo para reunirse con el maestro de armas, tras buscar por un tiempo entre los hombres, quienes estaban vitoreando y apresando a los restos de la hueste rival, uno de los sargentos se le aproximó.

-Mi señor, hemos vencido, el ejército enemigo se bate totalmente en retirada, una victoria decisiva, abatimos a un total de ciento cincuenta hombres y apresamos a otros tantos, nuestras bajas no pasan de los cuarenta, sin contar los civiles.

-Bien, pero... ¿Dónde está Ser Brynden ? Respondió.
-Murió, mi señor.
-Me cago en... Torrhen suspiró y maldijo por un tiempo. ¿Qué hay de su cabecilla?
-También murió, su capitán prefirió que le atravesaran el corazón a caer en manos del enemigo, no era ningún señor o cargo importante.
-Eso puede significar que esto solo sea una avanzadilla, debemos reagruparnos y regresar al castillo, no hay tiempo.
-Muy bien. Asintió. ¡Hombres a formar! El sargento se puso como el segundo al mando del ejército.

El ejército se reagrupó y formó unas finas líneas para avanzar a la fortaleza. Después de otra marcha, fueron recibidos con vítores desde dentro. También les recibió Quentin, quien saludó y entabló conversación con Torrhen.

-¡Lord Greystark! Veo que os hicisteis con una buena victoria, felicidades.
-Si a seguir con vida lo llamáis victoria, si, pero hay muchos que no podrán celebrarla. Torrhen sañaló a uno de los carromatos con cadáveres que ingresaban al patio. Perdimos a Ser Brynden y a muchos de nuestros hombres, pero creo que designar un nuevo maestro de armas sería el menor de nuestros problemas ahora mismo.
-Dioses... ¿Tantos?
-Uno por cada cuatro hombres que nos llevamos afuera no ha regresado, por si fuese poco sabemos que el grupo que nos atacó no era el grueso del ejército y la mitad de la villa es ahora una ruina, no podemos seguir defendiéndola y no sabemos a cuantos días está la marcha enemiga de aquí. Quentin resopló y se lamentó tras las noticias.
-Creo que sería buen momento para enviar cuervos hacia Aguasdulces, debemos avisar a Lord Tully de esto y a Tristane, no debería de estar a muchos días de Aguasdulces.
-Así es, convocad al maestre y que envíe un cuervo de inmediato. Tras el asentimiento de Quentin, ambos entraron en la sala del señor. Allí aguardaba impaciente Evelynn, quien corrió a abrazarse con su padre.

-¡Padre! Exclamó.
-¿Cómo estás, mi pequeña?
-Pensé que no volverías... 
-Je, ¿tanto dudabas de mí? Los dos soltaron una pequeña sonrisa. El duo mantuvo una conversación sobre el transcurso de la escaramuza, mientras tanto, en la sala irrumpieron un par de soldadoscon un prisionero agrilletado, Torrhen se les acercó.

-¿Quién es este hombre? Le preguntó.
-De entre toda la morralla que encontramos, este dice ser el más alto cargo, que quede vivo, al menos. Le respondió uno de ellos.
-Bien, que lo metan en la mazmorra de la torre, le interrogaremos más tarde, y asegúrate de que doblen la guardia esta noche, presiento que traman algo.

Aquella misma noche, en las almenas del Castillo.

La oscuridad llevaba ya horas de presencia mientras Torrhen paseaba por las almenas de la sección norte del Castillo de Bosque Blanco, las cuales formaban un semicírculo que otorgaba un buen ángulo de disparo a los ballesteros y arqueros apostados. Aquella noche, supervisó el mismo las medidas defensivas en caso de que los desconocidos atacantes volviesen a emprender una incursión.

No habían quedado muchos hombres tras la escaramuza de la villa, pero habían los suficientes hombres disponibles para cubrir un buen espacio en los torreones y dejar a una pequeña parte de la guarnición descansando y recuperándose tras aquel duro día.

En uno de los muros, para sorpresa de Torrhen, se encontraba pensativo su hijo Gregor, mirando a la nada.

-No esperaba verte por aquí. Dijo Torrhen con frialdad.
-Debo de vigilar las defensas, puede que vuelvan a intentar atacarnos esta noche. Respondió. Gregor ni siquiera se dignó a volverse hacia su padre.
-Hay que ver. Tú y tu hermana sois dos gotas de agua. ¿No crees que ya has demostrado suficiente? Por qué no bajas adentro y te vas a descansar como el resto.
-Bah... Fue la única respuesta que este emitió.
-Ya está bien de actuar como un necio, te ordeno que regreses a tu dormitorio ahora mismo.
-¡A la mierda con demostrar, joder! Gregor esta vez se volvió y le encaró. ¡Esto es una maldita locura! ¡Allá donde voy me persigue la desgracia, déjame ser útil por una vez! Exclamó dejando salir todo su estrés.

Pese a que Gregor actuaba prepotente y duro en muchas ocasiones, no había asistido a tal grado de violencia en tan solo unos instantes. Su corazón se ablandó.

-Mira, no es culpa tuya lo que nos ha pasado, ha sido mala suerte, esto es la guerra, nos guste o no, y lo único que podemos hacer es levantar la cabeza y luchar. ¿Entiendes?
-Claro que no es culpa mía, si no te hubieses follado a madre, no tendría por qué estar aquí de pie ahora mismo. Gregor le respondió con una groseridad incluso impropia de él.

Tal comentario hizo enfurecer a Torrhen, quien agarró a su bastardo del cuero de su vestimenta y lo empujó contra el muro, allí lo sostuvo mirándole a los ojos. Gregor ahora no se atrevía a decir palabra, pero se mostraba como antes, con el ceño fruncido, mirando directamente a su padre.

-Como vuelvas a decir una sola palabra de tu madre, te arrojaré por los muros para que los buitres se den un festín, idiota. Ambos se quedaron mirando por unos instantes, cuando todo pareció apaciguarse, Torrhen le liberó.
-Ni siquiera sé quien es, nunca te dignaste por lo menos a contármelo. Le contestó.
-Eres un necio de narices, pero en eso tienes razón. Se detuvo un momento para suspirar. Se que he sido injusto contigo, pero yo tampoco he llevado bien lo de tener un bastardo, tuve mis momentos de debilidad y me acosté con una doncella, es lo único que os diré. Quizás cuando madureis hablaremos más a fondo sobre ello. ¿De acuerdo? Torrhen recitó la historia con su fría naturaleza. Gregor solo pudo limitarse a escuchar con palidez.
-Y ahora lárgate de aquí de una maldita vez, no quiero volver a verte por hoy. Y en unos instantes, él obedeció marchándose cabizbajo. 

Gregor había vivido sus dieciocho largos años como bastardo sin conocer quien era su madre, se culpó a sí mismo de haber nacido e incluso en algunas ocasiones despreció y maldijo a su propio padre por haberle concebido. Puede que ahora lo comprendiese mejor, pero algo estaba claro, y es que no se atrevería a preguntarle más sobre ello. Torrhen también se avergonzó por mucho tiempo de aquel acto, aunque no estaba casado, tenía  suficiente honor como para saber que lo que hizo fue un duro golpe para su reputación. ¿Pero quién podía culparle por sentirse necesitado? Y así, divagando entre sus pensamientos, ambos pasaron la noche, Gregor durmiendo en el único dormitorio sobrante del castillo, y Tohrren sobre las almenas, manteniendo siempre su guardia en pie.



Edit.

Y aquí concluye el prólogo. A partir de aquí iniciará la linea temporal de Juego de Tronos (Temporada 1/Primer libro) Así que iré publicando los capítulos pregresivamente. ¡Gracias por leer!



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