Villa de Bosque Blanco III - Juego de Tronos

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Se ponía ya  el sol cuando dos grupos representados por dos banderas blancas se cruzaron en terreno neutral, cerca de las ruinas de la villa de Bosque Blanco

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Se ponía ya  el sol cuando dos grupos representados por dos banderas blancas se cruzaron en terreno neutral, cerca de las ruinas de la villa de Bosque Blanco. Uno lo encabezaba Torrhen, quien era acompañado por Gregor, el maestro de armas en funciones y diez de los mejores espadachines seleccionados por el propio capitán. El otro lo lideraba un hombre robusto y fofo, con una melena leonada, de color blanco, azotado por la edad, parecía una imitación del propio Tristane Ball, solo que este llevaba un broche en la armadura con el escudo de armas de la casa Erenford, una garza de oro sobre campo rosado.

-Jeh, Lord Greystark, veo que mis exploradores no se equivocaban, una sorpresa inesperada hallaros aquí, pero en fin, vamos a negociar de una vez. Dijo Lord Erenford, en tono burlón.
-¿Qué es lo que queréis? Sed rápido y conciso, no preciso de mucho tiempo. Le respondió Torrhen con firmeza.
-Ja ja ja ja. Se echó a reír hasta tal punto de casi caerse del caballo. Precisáis del tiempo que yo considere oportuno, en cuento esta conversación finalice mis hombres se dispondrán a rodear la colina y comenzar con el asedio, así que no os molestéis, y en cuanto a lo que quiero, la rendición del castillo incondicionalmente, deponed las armas y a vos y a vuestra grisacea familia se os permitirá regresar al norte simplemente por cortesía. 

-Me temo que no va a poder ser, agradezco la oferta, pero Lord Hoster ha sido informado y se dirige hacia aquí con su hueste. Sois vos quien debería ponerse a salvo.
-Lord Tully no es nada más que un viejo enfermizo que no puede ni menearse de la cama para mear, ¿creéis que va a hacer algo? Y aparte, en caso de que venga, para vuestra desgracia, ya habréis muerto, así que usad la cabeza de una vez.
-No nos vamos a rendir tan fácilmente, el honor de Tristane es algo suficientemente digno como para morir. ¿Queréis tentar a la suerte? Adelante, nosotros haremos lo mismo.
-¡Necio insolente, os vamos a aplastar! ¿De verdad vais a morir por ese idiota? Nosotros tenemos el apoyo de los Frey, la casa más rica de las Tierras de los Ríos, mi hija está prometida con Lord Walder y se casará en dos quincenas. Norteños estúpidos... sois tercos como los asnos, no sé por qué os di la oportunidad de hablar siquiera.

-Simplemente queríamos verle la cara al gordo de mierda que iba a intentar sobrepasar nuestros muros, ahora me hago una idea. Interrumpió Gregor. Lord Erenford frunció el ceño.
-Cuidado, pequeño ratonzuelo, es solo un trapo blanco lo que me impide cortaros la lengua ahora mismo.
-Pues venid a cortarmelo, os espero en el castillo. Nieve espoleó a su montura y galopó colina arriba, Erenford apretó su puño. 
-El castillo va a caer mañana mismo, Lord Greystark, vos sabéis lo que os hacéis. ¡Y ahora largaos todos antes de que os usemos como munición para las catapultas, fuera!

No quedó más remedio que regresar adentro y enfrentar el asedio, todos galoparon deprisa hasta adentro del castillo, done los centinelas abrieron las puertas exclusivamente para ellos.
Una vez dentro, Torrhen bajó del caballo y se apresuró para llegar adentro del salón del señor, allí convocó al maestro de armas.
-¿Mi señor, que necesitáis? Este acudió a la presencia de Lord Greystark de inmediato.
-¿La puerta trasera de la fortaleza aún es utilizable?
-Sí, mi señor, los hombres tardarán en rodear el frondoso bosque y en asentarse de modo que sitien por completo el bastión.
-Bien, id a buscar a mi hija en sus aposentos y convocadla en el patio de armas, deprisa si puede ser.
-Así se hará, mi señor.

Grandes Casas De Poniente - Casa Greystark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora