[En fase de desarrollo]
La Casa Greystark, fundada hace 2.000 años antes de los sucesos de Juego de Tronos se extinguió tras la rebelión de los Reyes Rojos, o almenos eso contaron...
Vive las peripecias de esta rama cadete de la Casa Stark durante l...
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La actividad en la capital norteña era frenética. Al sur del castillo, un ejército portando el lobo huargo de los Stark acampaba, esperaba acuartelado con intenciones desconocidas. El ejército hostil no provocó al Negro ni a sus acompañantes, por lo que se refugiaron en el interior. Con todo el barullo que seguía tronando por el patio de armas, Allen alcanzó el salón del señor para poder hablar con él, Halys le seguía de cerca, resentido.
-Mi señor, estamos de vuelta y aguardamos órdenes. Se arrodilló ante él. Ramsay, sentado en su silla, afilaba su cuchillo de desollar con una roca. Alzó la vista para fijarse en él. -Habéis tenido suerte, Lord Greystark. Si no os llego a llamar yo… bueno… supongo que ya os habréis echo un par de ideas. Dejó la piedra apartada en un lado y se puso a jugar con la punta de la navaja. -Sí, mi señor. Aún así teníamos la situación bajo control. Dejamos hueste de mi sobrina desorientada y mal pertrechada. Con unos días más de atrición, habrían muerto de hambre. El forraje ya no es una opción viable con este clima. -Justo como el Archimaestre de la Ciudadela ha comentado. Llegó el invierno. No hagamos honor al lema de los Stark y ganemos esta batalla. Karstark, quién de rehusó a acusar a Greystark de su pasivida, dio un paso al frente.
-Lord Bolton, debemos de vencer cuanto antes, poner al ejército de Jon Nieve en fuga. De lo contrario Evelynn regresará con más hombres para unirse. Si no somos rápidos y desaprovechamos nuestras oportunidades se harán más fuertes y seremos incapaces de ganar. Ramsay reía levemente, despreocupado ante la posibilidad de refuerzos. -Je, je, je. Tranquilo, Halys, se os nota muy tenso. ¿Solo unas semanas guerreando contra esa grandona y ya le tenéis miedo? Hemos repuesto nuestras bajas desde la batalla. Ahora tengo cuatro mil hombres, más los que habéis logrado traer de vuelta. A todo esto. ¿Cuántos son? -Mil setecientos. Los otros trescientos perecieron a lo largo del Cuchillo Blanco. La joven estiró mucho nuestras lineas, pero aún así conseguimos repelerla varias veces. Le informó Allen. -No podemos quejarnos. Me cité este amanecer con el bastardo para arreglar un par de cuentas pendientes. La batalla erá mañana a la misma hora. Mors Umber ya está ocupado dándoles órdenes a nuestros hombres. -¿Y qué planes tenemos? Aunque les superemos por mucho no podemos confiarnos como hizo la lobezna. Allen asintió, mostrando su apoyo por primera vez. -Tranqulidad, os lo explicaré sobre la marcha.
Un día más tarde, al alba.
Ramsay desplegó a su ejército de forma rectilinea, entre dos bosques que flanqueaban el orgullo de los Stark. Una fuerza bien disciplinada de infantería mixta, caballería ligera, arqueros del más alto nivel y una poderosa linea de lanceros pesados con pavés. Frente a ellos, Jon dispuso una pequeña horda de salvajes ordenados en semicírculo, con la caballería correspondiente a las pocas casas que le apoyaban entre medias de sus filas. Se distinguían los blasones de los Mormont, Dustin, Hornwood y Mazin entre ellas, indecisas a la capacidad que tenía la Loba Gris de salir con vida de su rebelión.
