[En fase de desarrollo]
La Casa Greystark, fundada hace 2.000 años antes de los sucesos de Juego de Tronos se extinguió tras la rebelión de los Reyes Rojos, o almenos eso contaron...
Vive las peripecias de esta rama cadete de la Casa Stark durante l...
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Gregor huyó al sur rumbo a Aguasdulces, lejos de dar la lucha por vencida, tomando la ruta por el camino de Buenabasto, un poblado de amplias dimensiones a orillas del Forca Azul. Evitó en todo momento usar senderos convencionales con el fin de evitar patrullas de los Frey. No eran poco frecuentes las noches en las que debía conciliar el sueño subido a un árbol y sin hoguera, la persecución contra todo símbolo de resistencia Tully o Stark era brutal. Las visitas de poblados y castillos en llamas, acompañados de caminos repletos de cadáveres se hacían más comunes conforme avanzaba. Transcurrida ya media semana desde la traición, o como la gente empezaba a nombrarla, "La Boda Roja", se adentró en los dominos del pueblo, en sus densos bosques para evitar ser descubierto.
Apenas había salido el alba, y mientras atravesaba la maleza percibió sonidos por un camino. Nieve tomó covertura atrás de un árbol y permaneció inmovil.
-¡Vamos a divertirnos un poco más, vamos! ¡Hay muchos pueblos más de aquí a Aguasdulces! -¡Que galán, que sois Lord Petyr!
Eran voces humanas, la de un hombre aparentemente embriagado y varias chicas jóvenes a su alrededor. Decidió entonces asomarse para tener una mejor vista. Por el camino transcurría una figura delgada y repleta de verrugas en su rostro, acompañado por cuatro mujeres, prostitutas a juzgar por su aspecto y por el contexto del habla. Reconoció al tipo como Petyr "Espinilla" Frey, hijo de Ryman. <<Cuidado, Petyr, mucha gente se pierde a diario en estos lares en tiempos de tribulación.>> Pensó. Estaba completamente borracho y con la mísera protección de un puñado de mozas, una presa fácil. No llevaba encima su arco, así que debía hacerlo a la antigua usanza. No obstante su plan se abortó. Del lado opuesto salieron un grupo de individuos armados, sin portar ninguna clase de pendón o vestimenta característica, al grito de: "¡Tirad vuestras armas!"
Las mozas se dieron a la fuga con el permiso de los asaltantes, y Frey, en pésimo estado, trató de defenderse con su espada. No fue necesario ni que la desenvainase, ya que el forajido le desabrochó el cinturón de armas mientras se le acercaba por detrás. Era un tipo tuerto, cubriendo su supuesta mutilación con un parche, con un pelo dorado rojizo y unas carnes casi esqueléticas. <<Diablos, la hermandad sin estandartes.>> Los "bandidos" lo prendieron y le interrogaron en voz baja. Petyr pasó a la defensiva.
-¡No! ¡Soltadme! ¡Yo no he tenido nada que ver! Gritaba intentando zafarse de sus ataduras. Cuando se lo empezaron a llevar parecía que todo había acabado. Gregor suspiró pero el alivio duró hasta sentir una fría punta metálica lamiendo su nuca.
-Las manos donde pueda verlas, chico. Y ahorrémonos cualquier clase de tontería. Una aliento respiraba por detrás. No tuvo otra que de alzar los brazos y salir de su escondite. -Cuidado con eso, forajido. Le miró frunciendo el ceño. -¡Eh, Beric! ¡Tenemos a otro!
