Castillo Negro I - Juego de Tronos

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Los primeros indicios del otoño en el Castillo Negro se hacían presentes con las primeras nevadas intensas en los alrededores del muro

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Los primeros indicios del otoño en el Castillo Negro se hacían presentes con las primeras nevadas intensas en los alrededores del muro. El bastión central de la guardia de la noche, al igual que la orden, era una sombra de su pasado, pero los hermanos juramentados debían de resistir como habían hecho durante ocho milenios. Allen Greystark, hermano menor de Torrhen tomó el negro abandonando su esperanza en el mundo, en un acto de honor tras ser dejado manco y tuerto en la rebelión de Robert, fue uno de los guerreros más importantes durante la Batalla de las Campanas, según cuentan las historias, fue el primero cargar por la retaguardia de los hombres de Jon Connington durante la batalla, con tan mala suerte de recibir un tajo en el ojo y la mana al final de la misma. En su periodo de recuperación, Allen desarrolló un carácter pesimista y cruel, todo lo contrario al niño bondadoso que fue de antaño. A pesar de no contar con dos brazos, fue nombrado explorador y se ganó una reputación como avezado jinete a la vez de cruel persona. También usó un garfio para cubrir su muñón, con respecto a su ojo tuerto, con la cuenca blanca y cicatrizada, no se molestó en ponerse un parche, prefirió mostrar al mundo su marca de guerra.

Greystark no ocupaba un mal puesto en la guardia, era uno de los hombres de confianza de Benjen Stark, junto a Blane, otro explorador de origen humilde. Salió el alba un día más en el castillo y Allen acudió a tomar el desayuno junto a la mayoría de los oficiales y suboficiales, debido a que por el momento no había mucho excedente de alimentos, debieron de conformarse con una ración de gachas de avena y cerveza, los hombres ya estaban hablando cuando Allen ocupó su asiento.

-Ya hace dos días que no les vemos. Hablaba Ser Alliser Thorne.
-¿No es posible que les alcanzará una tormenta? Añadió el lord comandante Jeor Mormont.
-No lo creo, las tormentas empezaron ayer y tampoco es que sean gran cosa. La misión de ellos consistía en un simple reconocimiento de las afueras del bosque. Continuó Benjen.

-¿Sepan disculpar la interrupción, mis señores, de qué se trata? Allen se unía a la conversación.
-Buenos días, Greystark, se trata de Waymar Royce, Will y Gared, siguen sin aparecer. Blane le introdujo en la charla.
-Ah, esos tres, ¿cuánto hace que de que no vienen, cuatro días? 
-Así es, nos han llegado informes de campesinos del nuevo agasajo de un tipo de cabellera rubia y ropajes negros de la guardia de la noche. Dijo ser Alliser.
-Ese debe de ser Will. Allen dio un trago a la cerveza antes de seguir. ¿Qué tenéis en mente? 

-Hemos pensado en ir tras él, ese muchacho es un buen explorador, algo debió de ver para desertar de esa manera. Le respondió Mormont. Pero aún no lo hemos decidido, no contamos con muchos hombres disponibles actualmente.
-Era un buen explorador. Acotó ser Alliser. Ahora no es nada salvo un desertor y un criminal, y será ajusticiado como tal, nadie puede escapar a la ley.

-Y nadie lo hará, no será un problema, puedo llevarme conmigo a un puñado hombres y salir tras su rastro, un desertor nunca llega tan lejos sin pasar desapercibido. Contestó Greystark con una áspera sonrisa.

-Bueno, está bien, pero deberéis de desistir de la búsqueda si llegas más al sur de Invernalia, no son tiempos para prescindir de buenos hombres en el Castillo Negro. Jeor le dio permiso.
-Así se hará, lord comandante. Allen terminó su desayuno y su refresco en unos cuantos minutos, mientras charlaba y reía.

Tras dejar su estómago a punto, Allen se dirigió al patio de armas del castillo, donde escogió personalmente a los doce miembros que le acompañarían en su misión. Eligió a un pequeño grupo de hombres con más corazón que cabeza, partió hacia los establos con ellos y ensillaron los caballos, allí hablaron antes de ir en búsqueda de "Will".

Allen subió a su montura usando su muñón de apoyo y tirando de su mano dominante, lo hizo con cierta dificultad, pero tras unos segundos lo logró.

-¿Te ayudo con eso, viejo? Le dijo uno de los acompañantes.
-Cierra el pico, niñato. Le respondió. Puedo solo. Los años en el muro no pasan en vano, ahora más nos vale no volver con las manos vacías, no pienso sacar mi culo de la chimenea por nada. Y así todos ellos partieron al sur en su aventura.

Grandes Casas De Poniente - Casa Greystark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora