Castillo Negro XI - Danza de Dragones

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El primer día del Bastardo de Invernalia como Lord Comandante se sucedió ya con polémica

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El primer día del Bastardo de Invernalia como Lord Comandante se sucedió ya con polémica. Stannis exigió al Rey más allá del Muro incar la rodilla y servirle en su pretensión por el Trono de Hierro o de lo contrario moriría. Hizo explícita su negativa en reiteradas ocasiones, sosteniendo que “no nos arodillamos más allá del muro.” Se ejecución tuvo lugar en la noche, donde fue atado en un pira mientras ardía. Un compasivo Jon Nieve le ahorró su sufrimiento otorgándole el don de la piedad de un flechazo en el corazón. Aunque muchos hermanos se temían lo peor, Baratheon hizo la vista gorda, para marcharse poco después de recibir sus indicaciones respecto a las casas de las cuales debía de intentar conseguir sus apoyos, las rutas más seguras y que enclaves tomar primero, además de agradecer la hospitalidad de la orden.
Un Allen cada vez más solitario, prácticamente sin amigos, trataba de mantener su puesto como maestro de armas. Pese a su pasada vinculación con Ser Alliser Thorne, no objetó nada sobre su posición.

-Hermanos, como ya sabéis es hora de que vayamos cavando las letrinas. Nieve acogía la asamblea del día. El primer constructor Yarwick y yo elegimos a un jefe de letrinas para llevar a cabo tal crucial menester. Los juramentados rieron ante el tema de inicio. Greystark especuló sobre el elegido, pensó en Thorne, quien podría recibirlo a modo de venganza por las humillaciones que le profesó. Bryan. Pensamos que sería un trabajo idóneo para un pelirrojo. Notó la angustia de su antiguo amigo desvanecerse. Todos los juramentados felicitaron al consturctor a modo de broma.
-Ser Alliser. Ahora de dirigía a él de verdad, vio como tragaba saliva antes de que continuase. Tenéis más experiencia que ningún explorador en el Castillo Negro. Probasteis vuestro valor durante el ataque de los salvajes. Hasta que no demos con mi tío, el puesto de Primer Explorador es vuestro. El coroniense arqueó la ceja después de que se le concediese el honor. Varios hermanos le felicitaron tímidamente. Vos, Lord Janos. Os entrego el mando de Guardiagrís. El Negro escuchó rumores sobre que Jon pensaba en restaurar las antiguas fortalezas del Muro que habían sido derruidas. Ahora parecían ir en serio.

-Es solo una ruina… Dijo un incomprensibo Slynt.
-Sí, el fuerte está en mal estado. Reconstruidlo lo mejor que podáis.
-Bah. Me encomendaron la defensa de desembarco del Rey cuando aún os tirabais a aquella ramera salvaje más allá del Muro, quedáos con vuestra ruina. Al verse deshonrado de tan inapropiada manera,  le lanzó una mirada fría y fija. La sala estalló contra su declaración.
-Me confundís, mi señor. No era una petición. Coged vuestras armas, reunid hombres, depedíos y marcháos. Le ordenó.
-No pienso ir a morir mansamente tiritando de frío. ¡Me niego! Janos se puso en pie. ¡Dadle el mando a uno de los necios que votaron por vos! ¿!Me oís!? El pobre no tardó mucho en ver que se había metido en un aprieto.
-¿Estáis negandoos a obedecer una orden? Hubo una breve pausa. Ya que la había fastidiado, pensó en meter la pata entera en vez de dejarlo a medias, probando el temple del nuevo Lord Comandante.
-Podéis meteros vuestra orden por ese culo de bastardo. Los hermanos se pusieron em pie, abucheando los insultos del ex comandante de los Capas Doradas. Jon le miraba con la misma gelidez, pasó sentencia.

-Llevad a Lord Janos al patio.
El condenado quedó a cuadros. En una situación similar a la de Allen, buscó apoyo en sus ojos y en los de Ser Alliser. Al poco tiempo, Ed “El Penas”, uno de los miembros de confianza de Jon, se plantó delante de él.

Tras un tenso intercambio de miradas, Thorne se retiró dejando a Slynt a su merced. Los hermanos lo prendieron y lo empujaron hacia el cadalso del patio de armas, bajo amenzas constantes en un último intento de zafarse. Greystark abandonó la sala con calma oara apreciar la ejecución con una buena perspectiva. Mientras los hombres sostenían su cabeza, Jon subió las escaleras para mirarle cara a cara y aplicarle la justicia del Norte.
-Si queréis decir vuestra últimas palabras, mi señor, es el momento. Dijo mientras desenvainaba a su espada de acero valyrio “Garra.” Mantuvo el respeto en todo momento, ignorando los insultos hacia su persona.

-Me equivoqué… sois el Lord Comandante, todos os servimos. Os lo ruego, lo siento de veras. No solo esto sino todo cuanto e dicho y echo. ¡Me equivoqué! El bastardo negaba con la cabeza. Tras meditar, alzó a Garra para asestarle el golpe. Un grito del procesado le interrumpió.
-¡Mi señor por favor, piedad! ¡Está bien, está bien! ¡Lo haré, lo haré! Lloraba amargamente mientras suplicaba por su vida. Allen le maldecía en su mente desde el público, atacando su cobardía a la hora de enfrentar las consecuencias.

No obstante, sabía que ya era demsiado tarde para echarse atrás. Nieve terminó con su sentencia separándole la cabeza de los hombros de un único y sencillo tajo.

Aquél mismo día, en la tarde.

Después del incidente de Janos, Jon envió a Denys Mallister como el supervisor de la restauración de Guardiagrís. Allen atendió sus deberes como maestro de armas, encargándose de la instrucción de los reclutas y exploradores. Durante el entrenamiento, un chaval de muy baja estatura se aproximó ante el.

-Anda, Olly. ¿No estáis con el Lord Comandante? Olly era un niño refugiado de Villatopo cuando se huyó al Castillo Negro. Tomó las armas y combatió durante la batalla del Muro, abatiendo numerosos enemigos con su arco. Pese a ser muy cercano a Jon, Allen le apreciaba de cierta manera.
-No… dijo que no me necesitaba más hoy… ¿Puedo hablar con vos?
-Sí adelante, dime que necesitas.
-Veréis, no le digáis esto a nadie pero… juro haber escuchado algo sobre que Jon iba a cruzar el Muro para ir a Casa Austera, el fortín de los salvajes. Piensan en dejarles cruzar a nuestras tierras. El Negro abrió los ojos de par en par. Aquella declaración era muy atrevida, pero no parecía tener un pelo de falsa.
-¿Qué? ¿Es eso cierto muchacho? Volteó un par de veces para asegurarse de que no había nadie cerca. ¿Quién más lo sabe?

-Vi que se lo contaba a sus amigos, a Ed el Penas y a Samwell. Piensan hacerlo público en unos días, después de que se calme todo el asunto de Slynt. Se limpió los ojos, si aquello era cierto, el enemigo estaría guarecido en sus murallas.
-Bueno… ya hablaremos con el sobre eso a su debido tiempo, muchas gracias por decírmelo, chico.
-Esperad… aun hay más… Olly jugaba con sus padrastros, arrancándolos del nerviosismo. Menciono…
-Respira, hijo, no te va a pasar nada. Trató de confortarlo todo lo que pudo, aquella información podía ser igual de valiosa.
-Esto me lo dijo Jon… algunos días antes, me dijo que no se lo dijera a nadie pero…
-Podéis estar tranquilo, será nuestro secreto, amigo.
-Lo habló conmigo a solas. Dijo que matasteis a un hermano de la Guardia de la Noche… Gerald era su nombre, creo recordar. Cuando escuchó el nombre de la víctima el corazón se le hizo un puño, alguien le había revelado lo sucedido de alguna u otra forma.
-¿Qué? Eso es imposible chico. ¿De verdad pensáis que yo haría algo así? Ahora nuestro nuevo Lord Comandante, aparte de confraternizar con el enemigo calumnia a sus hermanos… Estamos perdidos. ¿Cómo demonios mantiene sus argumentos?
-Dijo que habló con Qhorin Mediamano el día que lo mataron, que le contó todo lo sucedido. Allen sentía como su microinfarto le azotaba con más fuerza, debía de convencerle que era todo mentira.

-Por todos los Dioses, Olly… Nieve ha dejado de ser una persona en quien se pueda confiar. No solo otorgará techo y comida a los saqueadores que mataron a nuestros hermanos, sino que ahora profana la memoria de nuestro hermano caído y blasfema contra nuestras personas sin piedad. Me equivoqué al pensar que podría ser un Lord Comandante diferente. Olly se rascó la nuca, no parecía decidirse del todo.
-No sé… Jon es mi amigo pero… ¡Esa gente mató a mi familia! La timidez del chico fue sustituida por un sentimiento de rabia. Allen posó su mano en su hombro.
-Lo sé, chico lo sé. Era tu amigo pero ahora quiere tratar de iguales a la gente que hizo aquello. Si os dijera la cantidad de Lord Comandantes que se pudrieron por dentro por el peso del puesto…
-¡No podemos permitirlo! ¡No dejaré que esa gente pase, los mataré a todos si es necesario!

-Shh. Tranquilo. Al viejo Allen siempre se le ocurre una solución.


Grandes Casas De Poniente - Casa Greystark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora