Grandes Casas De Poniente - Casa Greystark.

Castillo Negro V - Tormenta de Espadas

Agotados física y morálmente, teniendo que dejar a los más débiles por el camino; los pocos supervivientes del Torreón de Craster y del trayecto de regreso lograron repelegerse hasta el Muro. Saliendo de la cobertura del Bosque Encantado y tras solicitar la entrada se hizo sonar un cuerno desde la cima, avisando de la llegada de tropas amigas. El gran portón que conectaba el exterior con el Castillo Negro se abrió ante ellos y ya cruzado les recibieron en la otra parte.
Entre el comité de bienvenida les aguardaban Ser Alliser Thorne, Donal Noye y un tipo más al que no conocía.

-¡Alabados sean los siete, Allen! ¡Vivís! Allen trató de darle las gracias, le faltaba energía para poder mover los labios. Está bien, no digáis nada. Noye, llevadlos a los cuarteles, que el Maestre Aemon les revise y aseguraos de que se les procure alimento.

El Negro se alojó en los barracones donde ya habían postrados otros hermanos de la guardia. Se tomó su tiempo para comer dignamente por primera vez en meses y en descansar. Recuperadas las fuerzas compareció en el comedor central para informar a Ser Alliser.

-Buenos días, Alliser, o bueno, Lord Comandante debería decir, disculpad. Le saludó inclinando la cabeza, carraspeó.
-Me alegro de veros mejor, Allen. No os preocupéis, de momento solo soy el Lord Comandante en funciones hasta que elijamos a uno nuevo, recibimos la noticia de Jeor, que en paz descanse. Antes tenemos mucho que averiguar.
-Hm. Veo que otros grupos lograron escapar del motín. Me alegro. Ahora mismo cuantos más hombres tengamos mejor.
-Muy cierto. Nuestra situación ahora mismo es incluso más precaria que antes. Apenas tenemos a cincuenta hombres para defender el castillo y si los rumores son ciertos, Mance Rayder marcha con toda su hueste contra nosotros. Añadió el hermano que acompañaba a Thorne.
-Oh, perdón. No hemos tenido el gusto de conocernos antes. ¿Me permitíis vuestro nombre?
-Janos Slynt, mi señor, antiguo señor de Harrenhal. Un honor conoceros al fin, el Lord Comandante en funciones me habló muy bien de vos. Le tendió la mano, Greystark aceptó el saludo y lo selló con la mano restante.
-Lord Janos… ¿Cómo ha acabado un ex comandante de los Capas Doradas recien nombrado señor de Harrenhal en la Guardia de La Noche? Curioseó.
-Ah, maldición. Ese maldito enano de Lannister. Conspiró para apartarme de la capital bajo falsos pretextos. Así es Desembarco del Rey, hermano.
-No me lo quiero ni imaginar. Agregó con una muesca asco. Vamos a lo que nos incumbe.
-Sí, Allen. ¿Es cierto todo lo que dicen de lo del Torreón de Craster? ¿Quién dio la orden? Quiso saber Alliser.

-Es cierto. Fue el malnacido de Karl, aquél patizambo. Le clavó la daga al salvaje y luego sus cómplices hicieron el resto. Rata se encargó del trabajo, sabía nos traería problemas el muy hijo de puta. Al menos tuvieron la cortesía de dejarnos a nuestra suerte, a morir como pensaron.
-Por suerte sois un cabronazo duro de matar, Allen. Los dioses aún os tienen reservado otro destino.
-Eso parece. Ahora mismo la defensa del Muro debe ser primordial.  Hay que enviar cuervos a Guardia Oriente y a Torre Sombría. Con un puñado de hombres moribundos no vamos a poder sostener el muro por alto que parezca.
-Me temo que hay otros peligros. Dijo Janos, Allen arqueó una ceja. Han avistado a una partida de saqueadores  en nuestras tierras, lograron escalar el Muro. Corona de la Reina y Villatopo han sido masacradas por los salvajes. Estamos recibiendo cada vez más refugiados de las aldeas aledañas.
-No serán una carga, al contrario. Nos faltan hombres, no armas ni comida. Puede que no sean hermanos juramentados pero vamos a necesitar todas las almas posibles si queremos tener alguna posibilidad contra Mance. Un ataque por dos frentes sería insostenible. Puedo encargarme de la instrucción.