ÁNGEL OSCURO ¿Quién eres en realidad? ✔️

🔼 27. HIJA, NO TODOS LOS ÁNGELES SON BUENOS 🔽

«NO TODOS LOS ÁNGELES SON ENVIADOS DEL CIELO»

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Alonso habla con Ricardo mientras Ricker se sienta a mi lado. Yo aprovecho el momento y le hablo sobre los mensajes que he recibido del ángel oscuro. Él se queda pensativo por un momento.

—¿Revisaste si tienes el video? —le pregunto con la esperanza de que me lo confirme, pero no lo hace.

—Ahora lo comprobaremos.

Saca su laptop de su mochila negra e inmediatamente entra y busca la grabación entre sus archivos.

—Dime que la tienes —susurro suplicante al ver que no la encuentra.

—No entiendo. Se supone que tiene que estar aquí —dice buscando.

—Él me dijo que ya no la tenías, así como los mensajes que me envió y los audios de Karol...

Soraya. Ella era la que tenía el otro audio...

—¿Qué hacemos Ricker? —pregunto asustada.

Él está por darme una respuesta, pero entonces llega el doctor Arroyo y nos interrumpe:

—¿Casey Miller? —me llama y me levanto de inmediato para acercarme a él.

—Soy yo.

—Alannis ha despertado y ha solicitado hablar contigo.

Me sorprendo por su comunicado.

¿Alannis quiere hablar conmigo?

—Sí... —murmuro.

El doctor me lleva hasta el cuarto en donde se encuentra Alannis y me deja sola con ella.

Alannis está acostada sobre la camilla, su hombro izquierdo se encuentra enyesado y vendado, su semblante está serio y se ve muy cansada. Tiene la mirada triste y me observa con atención.

—¿Cómo te sientes? —digo en voz baja, acercándome a ella.

—Bien —contesta simplemente.

Sé que miente.

—Casey...

—¿Sí?

—Creí que moriría, el disparo que recibí estuvo tan cerca de matarme. Yo... me sentí mal, tan culpable...

No digo nada y espero a que continúe.

―Todo lo que dijo Daisy esa noche... es verdad —dice y, por primera vez desde que tengo memoria, veo como sus ojos brillan a causa de las lágrimas que empiezan a acumularse—. Nunca he sido una verdadera madre, pero siempre he tratado de alejarte del peligro y... no lo estoy logrando. No quiero que te metas en temas que no te pertenecen, sé que te ocultamos muchas cosas, pero... es por tu bien, Casey. Prométeme que no te meterás en nuestros asuntos más de lo debido.

No digo nada, porque sé que no estoy dispuesta a cumplirlo.

―Casey... solo quiero cuidarte. Por favor, prométemelo, hija.

Hija... Inmediatamente que escucho esa palabra, mi coraza cae y mis emociones se descontrolan. Siento como las tibias lágrimas bajan por mis mejillas.

Inconscientemente, asiento con la cabeza haciéndole una promesa. Ella sonríe y estira su mano izquierda para que yo la tome. Me acerco más a ella y tomo su mano.

—Recuerda que las apariencias engañan Casey. No todos los ángeles son buenos —susurra apretando ligeramente mi mano.

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