🔼 32. RESCATE 🔽

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Casey

Ronni entra y sale del sótano transportando las cajas llenas de ropa, según él, está haciendo nuestras maletas. Yo solo lo veo sin decir ni una sola palabra, hasta que él termina.

—Ya está todo listo, ya tenemos los boletos, las identificaciones falsas, ¡Todo, estrellita!

—No hagas esto, Ronni —digo negando.

—¿Hacer qué? Por fin estaremos juntos —se acerca a mí e intenta acariciar mi mejilla, pero yo muevo la cara al lado contrario.

—¡Yo no quiero estar contigo! ¡Me das asco! —le grito haciendo que cambie su estado y se ponga molesto—. ¡Prefiero estar muerta a estar con un ser tan repugnante como tú! ¡MALDITO!

Mis palabras parecen lastimarlo, pero más, parecen hacerlo enojar, porque de inmediato toma mi cabello y lo jala hacia atrás, provocando que me queje del dolor.

—¿Te doy asco? —me ve con la misma mirada de rabia; las cejas arqueadas, la mandíbula tensa, los ojos desorbitados... tenerlo a esta cercanía, me provoca terror, siento como mis latidos se aceleran mientras mis ojos se llenan de lágrimas—. ¿Te doy asco, Casey?

—No...—niego, asustada, mientras él sonríe.

—Sabía que pronto me desearías tanto como yo —susurra y sin más, intenta besarme.

Le niego el beso tratando de mover mi rostro, sin embargo, él jala más de mi cabello y me obliga a besarlo. Yo lloro con desesperación al no poder hacer nada para evitarlo; mis manos se encuentran atadas, mientras que mi pie está sujeto a la cadena.

—¡NO! —grito al sentir como besa mi cuello mientras me toca por debajo del vestido—. ¡NO ME TOQUES! ¡SUÉLTAME MALDITO! —continúo gritando, pero él me ignora.

Ronni me acuesta sobre el colchón y se coloca sobre mí, mientras que con su mano recorre mi pierna hasta llegar por encima de mi ropa interior. Grito y lloro con todas mis fuerzas, deseando que alguien logre escucharme y me ayude, pero, nadie lo hace. Siento que ya es demasiado tarde para detenerlo cuando veo que se quita la camisa y se desabrocha el pantalón, pero...

—¡DÉJALA MALDITO! —Ricker aparta a Ronni de mí, empujándolo al suelo. Él parece quedarse pasmado al ver que el ángel oscuro siempre fue él, sin embargo, su pasmo no dura y se acerca a Ronni para golpearlo y asfixiarlo.

Veo todo a cámara lenta mientras me encojo en un rincón y trato de tranquilizar mi llanto. Ricker no detiene sus golpes hasta dejarlo inconsciente, después, se levanta y corre hacia mí.

—Casey... —se inclina y me abraza fuertemente mientras yo escondo mi cabeza en su pecho y respiro su aroma—. ¿Estás bien? —sujeta mis mejillas viéndome a los ojos.

Yo niego con la cabeza sin poder decir ni una palabra.

—Tenemos que irnos de aquí —susurra y desata mis manos, después ve la cadena que sujeta mi pie y me ve a los ojos.

—La llave está... —dejo las palabras en el aire al ver que Ronni ya no está en el suelo.

***

Alania

Ver nuevamente la mansión de mi padre me hizo recordar mi terrible pasado, las horribles cosas que alguna vez hice...

Mientras que Ricker buscaba en el sótano, yo habría cada puerta de las habitaciones en búsqueda de Casey, hasta que escucho el llanto de un bebé y me dirijo al lugar en donde proviene.

Abro la última habitación y ahí me encuentro con Lucy acostada en una cuna. Me acerco a ella y la tomo en brazos, veo su mirada y me es imposible no recordar aquel momento, cuando tuve a Casey conmigo por primera vez...

"—¿Y esos bebes? — pregunté con las cejas fruncidas al ver que Alonso entraba al departamento con unos mellizos.

—Los dejaron afuera —dijo nervioso—. Tenemos que cuidarlos Alania.

Me negué rotundamente, pero esa negación cambio al verla a ella...

—Está hermosa —susurré viendo sus hermosos ojos."

Casey desde siempre fue una chica hermosa y cariñosa, ella no merecía tenerme a mí como figura materna. No merecía nada de lo que le está ocurriendo ahora.

—Estás aquí, mami —su voz me saca de mis pensamientos.

Volteo lentamente y me encuentro con Ronni, él está golpeado del rostro.

—¿Ronni?

—Ángel. Soy Ángel, mami.

¿Mami? Niego con la cabeza al entenderlo.

—Creí que estabas muerto, Ángel —digo absorta.

Ronni comienza a reír.

—Lo sé, siempre creíste que Ángel era Eduardo. Fue divertido que no me reconocieras, ¿cierto? —sonríe mientras yo niego con la cabeza.

—Eres un maldito. Tú siempre fuiste el ángel oscuro... —sonrío sin gracia—. No cabe duda que llevas los genes de la loca de Cassandra y del psicópata de Ricardo. Eres un monstruo Ángel —digo mientras saco discretamente la pistola de mi pantalón.

—No me importa lo que digas —dice dando un paso adentro de la habitación—. Solo sé que esta vez, tú no me separarás de Casey —dice y toma la puerta para cerrarla bajo llave y dejarme encerrada.

Maldito Ángel, ¿quién diría que ese niño de cara inocente sería el verdadero ángel oscuro?

Me acerco a la puerta con Lucy en mis brazos, y con ayuda de un par de pasadores que llevo en mi cabello, me inclino y abro la puerta. Viejo truco que aprendí en el orfanato.

Salgo de la mansión cuidando mis alrededores hasta llegar a la camioneta, ahí Halsey grita al ver que llevo a su hija en brazos.

—¡Lucy! —exclama abrazándola—. Gracias señora Alannis, muchas gracias, gracias —agradece llorando.

Veo como la besa y la abraza con tanto amor... Yo nunca hice eso con Casey.

—Señora Alannis, ¿se encuentra bien? —pregunta Hanna al verme así; pensativa, triste y arrepentida.

—Sí, debo volver por Casey —doy media vuelta, pero antes de dar un paso, regreso a ver a Hanna—. Si no vuelvo. Dile a Casey que la amo y que me perdone por no ser lo que ella esperaba. Por favor —Hanna asiente y yo regreso a la mansión.

Que pase lo que tenga que pasar...

...

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NOTA DE AUTORA:

¡Gracias por leer!

Sigan leyendo que el siguiente capítulo será el final para algunos personajes 👁️👁️

ÁNGEL OSCURO ¿Quién eres en realidad? ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora