Capítulo 1

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Iván's POV.
Ropa, bolsos, zapatos, celulares, la última moda en el mundo, todo lo que ella me pedía le era concedido, sin ningún tipo de condición, sin ningún tipo de límite.
A sus 23 años y a pesar de estar preparada académicamente para hacerse cargo de mi empresa, ___ no tenía la suficiente madurez para tomar el mando y asumir la responsabilidad de cuidar los ingresos para hacerlos crecer, por el contrario, lo único que ella parecía querer era gastar y gastar dinero, y aunque por fortuna el dinero no era un problema para la familia Winston, no podía permitir que mi única hija arruinara de esa manera su futuro y entre ello llevara a la ruina la empresa que tanto tiempo y esfuerzo me llevó construir.

- Helen, esta situación no puede continuar así, las tarjetas de ___ cada vez son más y más caras, ni siquiera le importa que en un día llegue a gastar más de cincuenta mil dólares, ¿En qué? Seguramente en ese novio imbécil que vive a expensas de ella - Dije enojado mirando el recibo de la tarjeta de mi hija.
- Don Iván, usted le ha dado todo a manos llenas y ella parece tener la vida resuelta, ¿Qué puedo decirle? - Mencionó afligida.
- Es que todo es mi culpa, sé que por mi causa ella no pone los pies sobre la tierra y sigue portándose como una adolescente sin responsabilidades, necesito ponerle un alto de una vez por todas - Aseguré.
- ¿Y qué pretende hacer? Tanto usted como yo hemos hablado repetidas veces con ella y parece que solo nos da el avión, ¿Cancelar sus tarjetas? Lo hicimos una vez y no resultó nada bien, ya tenía las de repuesto - Comentó.

Eso era cierto, ___ era astuta cuando se trataba de dinero, pero a la hora de trabajar ella parecía estar perdida, parecía no saber nada y muy probablemente eso era así, ¿Qué sabría hacer mi hija si jamás ha tenido que mover un solo dedo para conseguir dinero? Tan solo bastaba con poner su carita dulce e inocente frente a mí para que yo soltara el dinero que ella me pidiera, sabía que me tenía muy bien medido pero no podía negarme a sus caprichos, desde que su madre murió mi único trabajo era hacer feliz a mi hija, pero me daba cuenta de que había hecho mal al no enseñarle a trabajar.

- Eso no funcionará, de ninguna manera ___ entenderá que debe esforzarse para cumplir sus caprichos, mi empresa no está segura en sus manos - Dije con pena.

Y claro que eso me causaba mucho pesar, mi única ilusión era que ___ aprendiera a manejar mi empresa tan bien como yo.

- A menos que le dé una buena lección - Dije.
- ¿Una buena lección? - Helen me miró confundida.

Fue entonces que a mis pensamientos la familia Vélez llegó.

- Tengo que hablar con los Vélez -.
- ¿Los Vélez? Hace mucho que no los vemos - Dijo.
- Estoy seguro de que ellos me podrán ayudar -.
- ¿Ayudarlo? ¿Cómo? - Cuestionó.
- Primero tengo que hablar con ellos, ___ tiene que aprender una lección pronto -.

___'s POV.
Mis pies estaban por reventar de tanto caminar buscando cada prenda de ropa que me gustaba, aún me faltaba por recorrer dos tiendas y aunque quería descansar ya, no podía quedarme sin inspeccionar aquellos lugares.

- Solo dos tiendas más Gaby, después de eso nos vamos a hacer manicure y pedicure, merecemos ser consentidas luego de este largo viaje - Mencioné.
- Vale la pena si queremos estar a la moda - Aseguró.

Mi amiga y yo caminamos hacia aquellas tiendas y nos adentramos para comenzar a ver toda esa ropa que seguramente íbamos a comprar.

- ¿Crees que éste se verá lindo para la fiesta de mañana? Carlos debe verme hermosa - Dije.
- Amiga, ya eres hermosa, obviamente le encantará -.
- Entonces me lo llevo -.

Gaby y yo seguimos viendo hasta que por fin terminamos, el chófer se llevó nuestras cosas y nosotras caminamos hacia el salón de belleza, más tarde iríamos a comer.

(...)

Cuando por fin llegué a mi casa pude desempacar todas mis bolsas, cada prenda que había elegido era perfecta.
La puerta de mi habitación fue tocada y cuando permití el acceso mi papá entró.

- Hija, ¿Cómo te fue con Gaby? - Preguntó.
- Súper bien papá, compramos hasta que nos dolieron los pies -.
- Pude notarlo ___, ya llegaron los recibos de tus tarjetas, ¿Puedes explicarme en qué gastaste sesenta mil dólares? No creo que en ropa - Mencionó.

Oh no, papá ya se había dado cuenta de lo que había hecho.

- Mm, papá, ¿Por qué me preguntas? Tú haz dicho que puedo gastar sin pedirte permiso - Dije.
- ¿Sesenta mil dólares en un día? Dime en qué lo gastaste - Exigió.
- Ya lo sabes -.

Eso era obvio, en el recibo venía la cantidad y compra específica.

- ¿Un departamento, ___? ¿Para qué? ¿Piensas irte de la casa? - Preguntó.
- Claro que no papá, no voy a irme - Respondí.
- ¿Y entonces? -.

Era ahora o nunca, al final terminaría enterándose.

- Papá, Carlos tuvo algunos problemas con su familia y terminaron corriendolo de su casa, él no tiene a dónde ir y es obvio que tú no dejarás que se quede aquí - Comenté.
- Claro que no, que bueno que lo sepas -.

Puse los ojos en blanco.

- Así que no podía dejar a mi novio en la calle a expensas de lo que pueda pasarle, me moriría de los nervios y culpabilidad, por eso decidí regalarle un departamento - Le dije al fin.

Los ojos de mi padre parecían salirse, su rostro se había puesto pálido y entendía perfectamente porque.

- ¿Te has vuelto loca? ¿Un departamento de sesenta mil dólares? Ese tipo debe ponerse a trabajar, no lo voy a permitir ___ - Mencionó enojado.
- Papá, ya lo compré y mañana se lo daré y no puedes oponerte -.
- Claro que puedo, lo pagaste con mi dinero -.
- Y la compra ya está hecha, además, algún día él y yo vamos a casarnos y terminará siendo de la familia -.

Mi padre tenía que entender que no era una pérdida de dinero, sino tal vez una buena inversión que se quedaría entre familia, porque claro que Carlos y yo terminaríamos juntos.

|Regálame esta vida| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora