Capítulo 7

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___'s POV.
Había corrido hasta donde los tacones me habían permitido, no tenía ni la más mínima idea de donde estaba, solo podía llorar desconsolada, no sabía para donde caminar o a quien acercarme, estaba en una especie de pueblo, y para el colmo me moría de hambre, mi estómago estaba completamente vacío.
Por inercia saqué mi celular de una de las bolsas, que por suerte tenía el vestido que me había puesto hoy, cuando miré la barra que indica si tienes señal o no, gracias al cielo había encontrado muy buena señal en este lugar.
Lo primero que se me vino a la mente fue llamar a Helen, así que no lo dude y eso hice.

- Cariño mío, ¿Cómo estás? ¿Cómo es que me estás llamando? - Preguntó.
- Helen, ésto es un martirio, yo no se hacer nada y ahora debo limpiar y alimentar a tantos animales, tengo que ducharme con agua fría, debo viajar en un remolque para poder llegar a la función de un circo, no tengo mas que vestidos y tacones en mis maletas, Christopher me odia y no se cansa de gritarme lo tonta que soy y porque mi padre me dejó aquí a mi suerte - Dije sin poder controlar mi llanto - Ya no quiero estar aquí, ni siquiera sé en donde estoy, ven por mí, por favor - Supliqué.
- Bomboncito de mi corazón, yo quisiera ayudarte mi niña pero tu padre no me deja, entiendo que estás desesperada, yo quisiera traerte de vuelta pero no me es posible, pero escúchame bien mi amor -.

Suspiré y escuché atenta.

- Eres la chica más valiente que conozco, eres muy fuerte aunque no lo creas mi niña, yo sé que podrás con eso y mucho más porque sé que cuando te propones algo puedes cumplirlo, yo creo y confío en ti, demuestra que no eres una tonta como piensan, sé una guerrera cariño mío, resiste -.

Sus palabras siempre me hacían sentir tan bien porque sabía que todo lo que salía de su boca venía desde su corazón, porque sabía que si había alguien en este mundo que me quería de verdad y no dudaba en demostrarlo es Helen.

- Gracias Helen, gracias por responderme, gracias por estar para mí, te extraño mucho - Dije.
- Yo también te extraño cariño mío, demasiado, pero tú esfuérzate mucho para que volvamos a vernos -.
- De acuerdo,  esta bien, adiós Helen - Me despedí.
- Cuídate bomboncito -.

Y sin más la llamada finalizó.
No podía evitar sentir una presión en el pecho, tenía que regresar con esas personas que no me querían.
Por el mismo camino por el que llegué tuve que regresar, pero esta vez a paso lento, mientras que en mi cabeza se reproducían una y otra vez todos esos recuerdos que hasta hace dos días, había refugiado en las compras y salidas que hacía cuando estaba en New York.
Desde que tengo memoria la ausencia de mi padre en mi vida es esencial, él creía que el vacío que mi mamá me había dejado podría ser cubierto con dinero, lujos, permisos de todo tipo, eran las niñeras quienes con el dinero de mi papá cumplían mis caprichos, hasta que llegó Helen a mi vida y me dió el cariño que tanto necesitaba de mi papá, aunque no podía evitar sentirme sola sin él.
A los cinco años había demostrado que era muy buena en el ballet, Helen justificó a mi padre diciendo que estaba en una cena de negocios que no pudo cancelar, pero la realidad es que mi papá ni siquiera podía verme bailar porque mi mamá venía a su mente.
A los diez años gané las olimpiadas del conocimiento logrando representar a mi colegio, mi papá solo dijo un 'felicidades' para terminar encerrado en su empresa dejando que Helen se encargara de mí.
A los quince años tuve mi primer decepción amorosa, mi papá ni siquiera lo sabe, así como tampoco que luché desde esa edad con la bulimia, Gaby decía ser mi amiga pero la realidad es que constantemente me repetía que el chico que era mi novio me había dejado porque yo estaba gorda, y le creí, le creí a tal punto de que la comida es un enemigo para mí.
A los diecisiete años un chico abusó de mí, me dió tanta vergüenza contárselo incluso a Helen que es algo con lo que seguramente voy a morir, un secreto que me llevaré a la tumba.
Cada una de las personas que estaban cerca de mí lo hacían por interés, porque yo no decía que no cuando se trataba de hacerlos felices como a mí me habían hecho feliz, con dinero.
Carlos había roto mi corazón, y comprendo que soy muy ilusa por haber creído que me casaría con él.
Gaby me hizo ver que jamás fue mi amiga, y sin embargo lo mejor que a mi papá se le ocurrió fue enviarme con una familia completamente extraña para mí y dejarme con ellos ocho meses, porque Yenny se lo había dicho, en ocho meses nos volvemos a ver.
Quiere dejar su empresa en mis manos pero está consciente de que no sé hacer nada que implique trabajo, podré conocer de números y todo lo relacionado a su empresa, pero tenía miedo y no confiaba en mí, porque lo único que me había enseñado es a gastar para ser feliz.
Sequé mis lágrimas y levanté la vista cuando un auto pequeño se paró delante de mí, de pronto Christopher bajó de él y se acercó a toda velocidad.

- Por Dios ___, ¿Qué te pasa? ¿Por qué te fuiste así? Nos tenías muy preocupados - Dijo un poco enojado.

Sí claro, preocupados, estoy segura de que me buscó porque mi padre se volvería loco si no me ve.

- Solo vine a buscar tela para arreglar el vestido que arruiné - Dije como excusa para que no me hiciera más preguntas.
- Respecto a eso, lamento mucho lo que dije, sé que me pase y no debí decir nada de eso - Mencionó.

¿Él disculpándose? Por compromiso, pero ¿Qué más daba? Disculpa falsa, perdón falso.

- Está bien, ya no importa - Dije simple y sin más me subí al auto.

|Regálame esta vida| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora