Capítulo 3

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___'s POV.
Mi última maleta iba tan repleta que no había conseguido cerrarla a pesar de que me había sentado sobre ella, tanta fue mi desesperación que grité como loca haciendo que mi padre y Helen vinieran de inmediato a mi habitación.

- ¿Qué pasa cariño? - Preguntó preocupada.
- No cierra Helen, mi maleta no cierra - Dije desesperada.
- Y no cerrará, ¿Por qué hay tantas maletas? No nos iremos para siempre - Mencionó mi padre.
- Papá solo llevo lo esencial, no sé si iremos a la playa así que llevo vestidos y bikinis, tal vez iremos a donde neva y llevo ropa abrigadora, mi maquillaje, pijamas, ropa interior, bolsos, zapatos, solo lo que necesito - Dije.

Mi papá negó con la cabeza repetidas veces.

- Elige dos maletas y baja ya - Ordenó.
- ¿Dos maletas? Papá no puedo hacer eso - Me quejé.
- No llevarás tantas maletas ___ -.
- Bueno, que sean cuatro - Pedí.
- Dije dos, elige bien -.
- ¿Dos y media? - Propuse.

Mi papá pareció pensarlo y terminó por asentir para luego salir de mi habitación.

- ¿Cómo haré para que mis cosas quepan en media maleta? - Pregunté frustrada, Helen solo me veía risueña - Ya iremos a comprar ropa cuando estemos en aquel lugar -.
- Claro cariño -.

(...)

Cuando por fin estuve lista abordamos el jet privado de mi padre, me senté junto a la ventana, me coloqué mis lentes oscuros y me puse los audífonos para poder quedarme dormida hasta llegar al hermoso lugar donde vacacionariamos.

(...)

Abrí los ojos y el jet aterrizó, sentía que mi cuerpo se asaba, hacía demasiado calor.

- Papá, ¿En dónde estamos? Hace mucho calor - Pregunté.
- Claro, Misuri suele ser caluroso cariño - Respondió.

¿Musuri? ¿Qué rayos hacíamos en Musuri?
Confundida bajé del jet junto a mi padre y entonces me encontré con un chico alto de tez blanca, ojos claros y cabello castaño, el chico saludó a mi padre muy cortésmente y tomó mis maletas para subirlas a su camioneta, nada linda por cierto, al menos no para mi gusto.

- ¿Por qué se lleva mis maletas? - Pregunté confundida.
- Tranquila hija, vamos - Mencionó mi papá.

Un taxi llegó por nosotros y sin más subimos, tal vez solo estábamos de pasada por aquí o papá compraría alguna propiedad.
Entre más avanzábamos más alejados estábamos del centro, las casas alrededor iban siendo menos y mi confusión iba creciendo, Helen me miraba un tanto preocupada pero no decía nada, mi papá parecía muy tranquilo.
Decidí relajarme y esperar a que pronto podamos irnos de aquí.
Finalmente nos detuvimos afuera de una casa con apariencia rústica de dos pisos, bajamos del taxi y caminamos hasta que nos encontramos con el mismo chico que nos recibió.

- Adelante, es por acá - Nos indicó el camino.

Mi papá comenzó a caminar tras él y Helen y yo lo seguimos.
Entramos en aquella casa y caminamos hacia lo que supongo es la cocina, ahí estaban dos señoras, una de unos 40 años cuando mucho y otra de 60 o más tal vez.

- Yenny, doña Piedad, ¿Cómo han estado? - Preguntó mi padre eufórico saludando a ambas mujeres.
- Iván, que gusto volver a verte, las cosas van muy bien por aquí, ¿Cómo han estado ustedes? Mira que grande y bonita se ha puesto ___ - Mencionó la señora que al parecer se llama Yenny.

¿Ella me conoce?
Por cortesía le regalé una sonrisa, aunque no tuviera idea de quién es.

- Muy bien, aunque con algunos inconvenientes - Comentó mi padre.
- Sí, fue lo que Christopher me comentó -.

¿Christopher es el chico que nos recibió y nos miraba desde el marco de la puerta?

- Darían ven aquí, devuelve mi vestido -.

De pronto una pequeña niña de tal vez 6 años venía corriendo y se escondió detrás de Yenny, por lo que sé.
A los segundos una chica de 15 o 16 años entró también quedándose quieta cuando vió a mi familia.

- Oh, lo siento, hola - Mencionó la chica mayor.
- Comportense chicas - Dijo la señora Yenny firme - ¿Quieren beber algo? - Nos preguntó.
- Oh no, nosotros ya nos vamos, muchas gracias por recibirnos y ayudarme - Dijo mi padre.

Menos mal ya nos íbamos de aquí, moría de calor y mis tacones se enterraban en el pasto de afuera.

- No es nada, nos vemos dentro de ocho meses - Mencionó la señora Yenny.
- Espero que con buenas noticias -.

Y para ese entonces espero no volver con papá.

- Gracias por atendernos, que amables - Dije comenzando a despedirme de las personas.
- Oh no señorita, no te despidas - Se apresuro a decir mi papá.
- ¿Por qué no? - Pregunté sin entender.
- Porque tú te quedas aquí - Dijo de repente.
- ¿Qué? - Cuestione.

Mi asombro estoy segura de que era muy difícil de ocultar.

- ¿De qué hablas? ¿Helen? - Ella me miraba sin decir nada y con pena.
- Pronto volveré por ti - Aseguró mi padre.
- Papá, no me puedes dejar aquí, con estos extraños - Me quejé.
- Deberás aprender a conocerlos -.
- Papá no, por favor, ésto debe ser una broma -.
- No ___, no lo es, vamos Helen - La llamó.

Ambos comenzaron a caminar conmigo detrás.

- Papá basta, no puedes hacerme ésto - Supliqué.
- Es por tu bien cariño, te amo, cuídate mucho -.
- ¿Por mi bien? Me estás abandonando en este lugar que jamás había visto en mi vida -.
- No te estoy abandonando hija, ya te dije que voy a volver -.
- Papá no - Dije al borde de las lágrimas viendo como se subían al taxi - Helen por favor - Le pedí.
- Lo siento mucho bomboncito mío, no puedo hacer nada - Dijo triste.
- No quiero quedarme aquí - Mencioné dejando salir una lágrima - No voy a quedarme aquí - Dije dispuesta a caminar, sin embargo ese chico se atravesó en mi camino - Quítate, tengo que irme -.

Las puertas del taxi se cerraron y entonces éste encendió el motor, que solo me indicaba que se estaba yendo.

- ¡Papá! - Grité.

El chico se quitó y yo comencé a correr tras el taxi, sin éxito alguno puesto que mis altos tacones no me dejaron dar más de diez pasos cuando mi papá y Helen desaparecieron de mi vista, haciéndome sentir ese hueco en el estómago que creí que se había quedado en el olvido junto a mi niñez, pero que sin embargo, será algo que me acompañará de por vida, de eso ya podía estar segura.

|Regálame esta vida| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora