Capítulo 23

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- Hey, Daniela, espera - Mencioné.

Caminé rápidamente hacia ella cuando la ví volver de la carpa a su remolque.
Me miró confundida y con mala cara, pero tenía que hablar con ella de una vez por todas.

- Mira Dani, lo que voy a decirte no es con el afán de molestarte ni de regañarte, sé bien que no tengo derecho de hacerlo y lo respeto, solo que Darían es una niña y no puede tener este tipo de dudas por tu causa -.
- ¿De qué hablas? - Preguntó.
- Darían me comentó que le dijiste que yo solo estoy cerca de ella por quedar bien con tu familia, realmente dudó de mí y mi palabra y eso no me gustó - Aseguré.

Daniela comenzó a ponerse nerviosa, miraba para todos lados excepto a mí.

- Entiendo que yo no te caigo bien y por eso mantenemos distancia tú y yo, pero Darían es una niña solamente y te prometo que si estoy cerca de ella es porque realmente lo disfruto, podemos hablar y jugar, he aprendido a conocer a Darían y en verdad analiza mucho las cosas, es tu hermana y yo no tengo porque interferir pero no me gustaría que ella tenga sentimientos feos hacia las personas, no digo que tú lo provocas pero al entender mejor la situación tal vez podrías abstenerte de decirle ese tipo de cosas - Le dije tratando de ser lo más amable posible.

Daniela miraba sus manos mientras me escuchaba, la verdad creí que me gritaría o algo parecido.

- Si quieres que me aleje de ella lo haré, solo necesito ser yo quien le explique porque me alejo sin llenarla de dudas y cosas feas, espero que no me lo tomes a mal y sobre todo que no regañes a Darían por lo que dijo, te repito que solo es una niña -.

Ella asintió ligeramente.

- Bueno, gracias por escucharme, ahora me voy porque tengo cosas que hacer - Dije finalmente.

Daniela no había dicho nada más, yo había tratado de ser lo más sutil posible para que no se enojara o se sintiera regañada por mí, solo esperaba no tener problemas por lo que hice.

(...)

Los animales estaban próximos a salir a su show, ya casi me tocaba hacer lo último del día, limpiar sus jaulas y dejarles comida para cuando vuelvan.

- Hola pequeño Bill - Dije cuando llegué a la jaula de ese gran tigre que ya no se ponía alerta cuando yo estaba cerca - Si te contara lo que últimamente ha pasado seguro te vuelves loco como yo, no te voy a abrumar con mis problemas pero sin duda agradezco tu presencia, creo que es la única que me mantiene cuerda justo ahora -.

No tenía ni idea de dónde había salido el valor pero acerque mi mano hacia donde estaba la pata de Bill, de tal manera que su garra y mi mano se unieron.
Por alguna razón que yo no entendí él estaba tranquilo, era la primera vez que yo me atrevía a hacer ésto y sin duda estaba loca, aunque Bill no se había mostrado agresivo o algo similar.

- ___ no -.

Christopher apareció detrás de mí y me jalo, de tal manera que Bill y yo perdimos el contacto, él se alejó de las rejas y se hizo bolita en algún rincón.
Christopher me tomó por los hombros hasta mirarme a los ojos.

- ¿Estás bien? ¿No te hizo nada? - Preguntó preocupado.
- Christopher tranquilo, estoy bien, Bill no me estaba haciendo nada malo, tú lo asustaste - Dije sin dejar de mirarlo.
- Tenías tu mano casi dentro de su jaula, ¿En qué estabas pensando? -.
- Christopher solo estaba tomando su pata, él estaba tan tranquilo hasta que tú llegaste como loco y lo alejaste, gracias -.

Me solté de su agarre y caminé hasta acercarme a la jaula de Bill y verlo en el rincón.

- Vamos Bill, prometo que no volverá a venir Christopher con su miedo irracional, no te alejes de mí ahora pequeño - Dije.

Sabía perfectamente que él no me entendía pero yo no podía dejarlo así.

- Ven Bill, acércate - Coloqué mi mano por encima de los barrotes de la jaula pero Bill solo me veía sin moverse, el avance que tenía se había perdido - Ya, entiendo, lo siento mucho pequeño - Dije con pesar para después darme la vuelta y percatarme de que Christopher seguía detrás de mí - Ésto es tu culpa - Dije apuntandolo.
- Creí que estabas en peligro, ¿Querías ser comida por un tigre? - Preguntó exagerando.
- Ay Bill no me iba a comer, relájate ¿Sí? Él me quiere y yo a él - Aseguré.
- ¿Cómo sabes eso? - Inquirió.
- Porque hasta que tú llegaste, Bill ya se sentía tranquilo conmigo, lo arruinaste Christopher - Lo acuse.
- Oh, creo que yo puedo entender a Bill -.
- ¿De qué hablas? - Pregunté confundida.

Christopher poco a poco se acercó más a mí hasta quedar a escasos centímetros de mi cuerpo.

- Yo también me siento tranquilo cuando tú estás cerca - Dijo de repente.

No podía verlo mas que con sopresa, ¿En serio estaba diciendo ésto?

- Deja de jugar - Pedí.
- No lo hago, solo digo la verdad - Afirmó.
- ¿La verdad? ¿Tan rápido se quitó tu enamoramiento por Greta? - Cuestione.
- Ese es un asunto aparte, lo que dejé de sentir por Greta en este tiempo no fue de un día para otro, tampoco lo que siento por ti -.
- Christopher tú de verdad no sabes lo que dices, ¿Aún te sientes mal? - Pregunté mientras tocaba su frente, entonces él comenzó a reír.
- La doctora ___ me ayudó a sentir mucho mejor, te estoy recompensando lo que hiciste con la verdad - Mencionó.
- Christopher basta, me confundes - Admití.
- No quiero hacerlo, me gustaría que todo fuera más claro para ti, empezando por lo que sientes por Ian -.

Oh no, temía que tocara ese tema.

- No puedo decidir de un día para otro, necesito tiempo -.
- Lo sé bonita, y no quiero presionarte - Comentó tranquilo.

Bonita, ¿Por qué se escuchaba tan bien saliendo de él?

- Solo ten en cuenta lo que hemos hablado - Pidió.

Sin verlo venir Christopher me besó, y por supuesto yo no puse resistencia, sin embargo, alguien nos observaba y no dudó en dejarlo saber.

|Regálame esta vida| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora