Capítulo 22

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Por fin habíamos llegado al siguiente destino sanos y salvos, el gran peso que sentía en los hombros al fin se había ido.

- Vaya ___, lo hiciste muy bien, gracias - Dijo.

Christopher ya se veía mucho mejor, el dolor que sentía tal vez ya había disminuido y eso sin duda me tranquilizaba.

- ¿Cómo te sientes? - Pregunté.
- Mucho mejor, no sé que me diste pero sin duda me ayudó -.
- Me alegro mucho, puedes volver a tu papel de jefe gruñón -.
- Creo que ya lo extrañaba -.

Ambos reímos ligeramente.

- Por cierto, le dije a tu mamá que no habías salido porque tenías que revisar algunas cuentas y estabas muy estresado, por eso es que no habías ido a saludarla, ella vendrá dentro de poco así que dile que todo está bien - Mencioné.
- Gracias por lo que haz hecho, yo me encargo ahora -.

Asentí y me levanté del asiento al mismo tiempo que él, cosa que nos hizo quedar frente a frente el uno del otro, oh no.

- Me gustaría darte el día libre, pero parece que los animales ya te quieren - Dijo cerca de mí.
- Está bien, me gusta estar con ellos - Respondí.
- Perfecto -.

Sus ojos se habían clavado en los míos, de nuevo tenía su intensa mirada sobre mí.

- Trato, te juro que trato pero no puedo reprimir estas ganas - Dijo antes de pegarse a mí.

Sus labios se posaron sobre los míos en un beso que le fue correspondido de mi parte, es que después de pensarlo y pensarlo la noche anterior, no pude negar que ese beso que nos dimos la primera vez fue increíble, sus labios son suaves y su forma de besar te hace sentir cosas indescriptibles, ¿Cómo negarme ahora?

- Christopher no, ésto no está bien - Dije con dificultad aún cerca de sus labios.
- ¿Por qué no habría de estarlo? - Inquirió.
- Porque tú me odias y yo a ti -.
- Yo no te odio ___ - Mencionó.
- ¿Y que significa todo ésto entonces? - Cuestione.
- Que me gustas, tal vez - Dijo.
- Pero tienes novia - Le recordé.
- Greta no es mi novia ___, sácalo de tu mente -.
- Aún así, yo no estoy aquí para enamorarme de ti -.
- ¿Entonces no te gusto ni un poco? - Preguntó.

Christopher se alejó un poco de mí, su mirada estaba expectante a lo que yo hacía, tanto así que me tuve que quedar callada, ¿En verdad le diría que no me gusta ni un poco?

- Christopher, ¿Por qué me preguntas eso? - Mencioné tratando de evitar la respuesta.
- Porque quiero saber que pasa entre nosotros, yo ya te confesé que tal vez me gustas -.
- Pero ¿En qué momento pensaste en mí de esa manera? Yo no puedo responder esa pregunta porque antes de besarnos la primera vez yo solo podía verte como a mi enemigo - Confesé.
- Te entiendo, créeme que lo hago, y si quieres que te dé tiempo para pensarlo está bien, tómate tu tiempo -.
- ¿De verdad? -.
- Podemos mantener ésto en secreto hasta que tú quieras y sepas que sientes por mí, además, mi familia se vuelve loca si les digo que me gusta la hija de Iván Winston -.

Asentí con una sonrisa.

- De acuerdo, será nuestro secreto entonces -.
- Por supuesto bonita - Afirmó.

La verdad es que no sabía como sentirme respecto a sus palabras, Christopher me había dado tanto en que pensar, ¿Le gusto? ¿Por qué? ¿En qué momento llegó a esa conclusión? Tantas preguntas y pocas respuestas, definitivamente me habría gustado contarle a Helen lo que estaba pasando, seguro que ella sabría muy bien que hacer.
Christopher dejó un último beso en mis labios para después salir del remolque dejándome sola, ¿Las cosas se pondrán incómodas ahora? ¿Cómo se supone que debo ver a Ian y a Christopher? No me gustaba estar confundida ni un poquito.

(...)

- Hola ___ - Me saludó Darían con una sonrisa en el rostro.
- Hola princesa -.

Ella había llegado con sus muñecas al lugar donde guardamos la comida de los animales, me tocaba alimentar a los monos.

- ¿A qué debo esta adorable visita? - Pregunté.
- Tú y yo somos amigas, ¿Verdad? - Preguntó de repente.
- Pero claro que sí Darían, y las mejores sin duda alguna - Aseguré.
- ¿Entonces puedes responder a una pregunta que tengo? -.
- Si me es posible con mucho gusto -.
- Genial, ¿Prometes ser honesta? -.
- No podría mentirte pequeña, anda, pregunta lo que quieres saber - Dije.

Ella comenzó a jugar con sus pequeñas manitas hasta que por fin se decidió a hablar.

- Es que Daniela dice que en realidad tú no eres mi amiga de verdad, que solo juegas conmigo para quedar bien con mi familia y eso no me gustó mucho - Dijo al fin.

Daniela le estaba metiendo ideas erróneas a Darían que la herían y yo tenía que hacer algo al respecto.

- Escúchame bien Darían, pero pon mucha atención - Comencé a decir.

Ella asintió.

- ¿Tienes alguna idea del por qué yo querría quedar bien con tu familia? - Ella negó - Tu mamá no le hablará a mi papá para que venga por mí, Christopher no dejará de hacerme recoger el excremento de los animales, a tu abuelita casi no le hablo y ya ves que con Daniela las cosas se complican más porque no me quiere - Dije haciendo una mueca que la hizo reír - Darían, has sido la única persona en este lugar que me recibió de una forma bonita y que me trata como nadie más, eres como esa pequeña hermanita que jamás tuve, en verdad te quiero y te considero mi única amiga en el mundo, porque la que tenía en mi hogar dejó de ser mi amiga también - Confesé.
- ¿La única en el mundo? ¿Entonces no me hablas y juegas conmigo solo por lo que Daniela dice? - Preguntó esperanzada.
- Claro que no princesita, Daniela seguro tuvo un mal día pero no lo dijo en serio, hablaré con ella para que no te haga pensar esas cosas, pero tú jamás olvides que estaré siempre para resolver tus inquietudes, ¿Está bien? -.
- Gracias ___, en serio, iré a preparar galletas con mi mamá para compartirlas contigo -.

Darían se fue feliz hacia el remolque de su mamá, es tan pequeña e inocente que Daniela debía entender que no puede jugar con sus pensamientos de esa forma.

|Regálame esta vida| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora