Capítulo 24

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- Parece que alguien está celoso - Dijo Christopher cuando Bill comenzó a gruñir y salió nuevamente hacia los barrotes.
- Al fin pequeño gigante - Me solté del agarre de Christopher y caminé hacia Bill.
- Vaya, alguien me ganó a la doncella - Dijo detrás de mí.
- ¿Así que ya dejé de ser barbie? - Pregunté sin mirarlo.
- Claro que no muñequita - Aseguró.

Él besó mi mejilla y sin decirme nada más se fue, dejándome con el corazón a mil y con montones de pensamientos acerca de todo lo que dijo, ¿Realmente tenía que creer en él?

(...)

La hora de la cena había llegado, me moría de hambre pero sabía perfecto que no podía excederme o más tarde iba a lamentarlo.
Toqué la puerta del remolque de la señora Yenny y para mi sorpresa fue Daniela quién abrió.

- ¿Puedo pasar? - Pregunté.
- ¿Antes puedo pedirte un favor? - Preguntó nerviosa.
- Por supuesto -.
- No le digas a mi mamá ni a mi hermano lo que pasó, prometo que no volveré a decirle esas cosas a Darían - Mencionó.

Daniela en verdad se veía apenada.

- Está bien Dani, quedará entre nosotras, lo prometo -.
- Gracias ___, y en verdad lo lamento -.

Sin más yo asentí y ambas entramos al remolque, en donde ya estaba Darían, las señoras Piedad y Yenny, y por supuesto, Christopher.

- Espero que hoy si comas ___ - Mencionó Christopher llamando mi atención.
- Mm, siempre como - Respondí.
- Me pides muy poco en el plato y ni siquiera te lo terminas - Comentó la señora Yenny.
- Lo que pasa es que a veces me da por ir a comprar a las plazas y termino sin mucha hambre - Mentí.
- Bueno, hoy no te vimos salir de las jaulas, así que buen provecho - Terminó por decir Christopher.

Forcé una sonrisa en su dirección, maldita sea, ¿De qué se estará dando cuenta?

(...)

Por primera vez, en todo el tiempo que llevo aquí, me terminé el plato de comida, me sentía tan culpable, como si de un delito se tratara, Christopher no me despegaba la mirada de encima y eso me ponía más tensa, ni siquiera en las servilletas podía esconder la comida.
Me dirigí hacia el remolque y entré para poder descansar finalmente, me moría de sueño en verdad.
A los pocos minutos Christopher también entró y se quedó parado frente a mi cama.

- El hecho de que te terminaras toda la comida significa mucho - Dijo de repente.
- ¿Por qué lo dices? - Pregunté confundida.
- Porque no me gusta ver que dejas el plato lleno y te acuestas con el estómago vacío -.
- Christopher eso no pasa, ya te dije que sí como, a veces en la plaza, pero como - Continue con mi mentira.
- Bueno, ahora estarás más cerca de mí y podré cerciorarme de eso, mientras tanto ya puedes descansar porque mañana daremos tres funciones, las últimas -.
- ¿Las últimas? ¿Y después? - Inquirí.
- Bueno, después volvemos a casa porque allá hay más trabajo - Avisó.
- Genial - Dije bajito.
- Pero estoy seguro de que sabrás como hacerlo, de barbie solo te queda el físico muñequita -.
- Ja-ja, que gracioso eres - Mencioné poniendo los ojos en blanco.
- Lo sé bonita, descansa -.
- Tú también -.

Me acomodé mejor en la cama creyendo que Christopher ya estaba en camino a la suya, sin embargo se acercó a mí y beso mis labios de forma sutil.

- Buenas noches - Dijo cerca de mí.
- Hasta mañana Christopher -.

(...)

- Despierta bonita -.

Escuché una voz suave acariciando mi oído, poco a poco comencé a moverme hasta poder frotarme los ojos y abrirlos para encontrarme con el rostro de Chris cerca del mío.

- Buenos días barbie - Comentó divertido.
- ¿Barbie en serio? - Pregunté con el ceño fruncido.
- Es muy temprano para que te pongas molesta, ¿Podrías regalarme una de tus bonitas sonrisas? - Pidió.
- Acabas de decirme barbie, que linda manera de despertar - Dije sarcástica.
- ¿Preferías un beso? - Preguntó, y sin dejarme responder me plantó un beso en los labios - ¿Mejor? -.
- Iré a cambiarme - Dije para después levantarme rápidamente de la cama y desaparecer de la vista de Christopher.

No sabía ni en que pensar tan solo de tenerlo tan cerquita.

- No tardes mucho bonita, recuerda que tenemos mucho por hacer -.
- Por supuesto, ahora voy - Respondí.

Bonita, esa palabra no podía salir de mis pensamientos, mucho más porque saliendo de su boca se escucha tan bien y me gusta que me lo diga aunque me cueste trabajo admitirlo.
Minutos después ya estaba lista, así que sin más salí del remolque y caminé hacia donde los animales se encuentran.

- Ay mis bonitos, listos para un día más de trabajo, parece que el último - Dije hacia los monos, quienes se acercaban con cariño a mí mientras les daba el desayuno - Coman todo o Christopher se pondrá loquito conmigo -.
- Pero solo por lo bonita que eres - Dijo de pronto detrás de mí sacándome un buen susto.
- Christopher me asustaste - Mencioné mientras colocaba una mano sobre mi pecho.
- Lo siento bonita - Dijo con esa sonrisa adornando su rostro.
- ¿Estarás en dónde yo esté? - Pregunté mientras salía de la jaula de los monos una vez que terminé con la comida y de limpiar.
- ¿No quieres estar cerca de mí todo el día? Porque la verdad es que yo sí quiero estar cerca de ti - Admitió.

Ay Dios, ¿Qué está despertando este hombre en mí?

- ¿No crees que todo el mundo se preguntará porque dejé de ser tu objetivo de descarga de enojo? - Cuestione.

Él soltó un suspiro.

- Lamento eso muñequita, no puedo justificarme pero lo siento, y la verdad es que me da igual lo que el resto piense, estamos juntos por trabajo y punto, al menos eso es lo único que deben pensar - Afirmó.
- De acuerdo, como tú digas -.
- ¿Pero también quieres estar conmigo o solo estás siguiendo mis deseos? - Volvió a preguntar.
- De hacerlo porque tú quieres definitivamente me tendría de muy mal humor, creo que ya sabes mi respuesta -.

Él sonrió coqueto.

- Creo saberla, pero en realidad me gustaría escucharla de tus labios - Dijo.

Yo lo miré y le devolví una sonrisa tímida.

- También quiero pasar tiempo contigo - Finalmente acepte.

|Regálame esta vida| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora