Capítulo 8

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Christopher's POV.
___ había estado callada todo el camino mirando la carretera, entiendo que ni siquiera quería hablar conmigo así que no insistiría.
Cuando llegamos a la carpa ambos bajamos del auto y caminamos hacia el interior, ella desapareció de mi vista cuando Greta me detuvo a mitad del camino.

- Chris, terminamos de ensayar, ¿Tomamos algo juntos? - Preguntó.

Para nadie era sorpresa que Greta y yo estuviéramos juntos, no éramos novios oficiales puesto que su papá no lo permitía aún, pero claro que el gusto por el otro no podía ocultarse.
Tenía pensado hablar con ___, pero después de todo tal vez quería estar sola y lo entendía, era mejor así.

- Está bien Gret, vamos - Acepte.

La tomé de la mano y salimos de la carpa para caminar hacia la pequeña plaza, encontraríamos algo bueno para beber.

- ¿Quién es esa chica que llegó contigo? Veo que está en tu remolque - Dijo un poco enojada.
- Ella es ___, la hija de un amigo muy bueno de mi papá, me pidió ayuda con algunas cosas y por eso está aquí - Expliqué sin dar detalles.
- ¿Y de dónde es? Ese vestido y sus zapatos no parece haberlos comprado en cualquier lugar -.
- ___ viene de New York, pero no sé más - Respondí simple.
- ¿Y por qué está en tu remolque? - Cuestionó.
- Porque en el de mi mamá ya no había espacio y el otro es para ustedes, ¿Dónde iba a dejarla? Pero no te preocupes, a la única que yo quiero y puedo ver con ojos de amor es a ti - Mencioné sincero.
- Sabía que no podía ser de otra forma - Dijo con una sonrisa.

___'s POV.
Caminé hacia aquel remolque de Christopher para poder sacar el poco efectivo que tenía en mi cartera, debía comprar tela para las cortinas y el vestido que arruiné.
Cuando tuve el dinero en la mano me dirigí hacia aquella plaza que estaba afuera de la carpa, recorrí cada lugar hasta que por fin pude encontrar lo que buscaba, la tela no estaba muy alejada a la que arruiné, así que no lo pensé más y la compré, aunque para ser honesta moría por comprar un poco de comida, pasaban las horas y en mi estómago no había nada, ni siquiera un vaso con agua.
Sin más caminé de vuelta a donde estaban los remolques y toqué la puerta del de la señora Yenny, quién se asomó.

- Oh, ___, ya estás aquí, ¿A dónde habías ido? -.

Evité a toda costa su pregunta hecha con preocupación, solo me limité a estirar la bolsa con la tela.

- Espero que ésto sirva para poder hacer un traje nuevo para la chica y sustituya sus cortinas, me gustaría hacerlo yo misma pero entiendo que sabe muy bien que no tengo idea de como insertar el hilo en una aguja, así que aquí tiene - Mencioné.

Dejé la bolsa en sus manos y sin esperar respuesta de su parte me alejé de ahí a toda prisa, no quería escuchar malas palabras de ella también.
Así que ahora me tocaba arreglar a los monos y a todos los animales excepto las aves ya que pronto sería su show.
Cuando llegué a la jaula de los monos todo era un desastre, así que lo primero que hice fue tomar cinco charolas para poder llenarlas de comida, abrí un poco la puerta y fui introduciendo uno por uno hasta que estuvieran los cinco, después las fui dejando frente a cada mono desde afuera, afortunadamente las barras que separaban la jaula me lo permitían.
Cuando ellos estaban entretenidos yo tomé las cosas que me ayudarían a limpiar su jaula, aún con mucho miedo me adentre a ésta, evitando siempre llamar su atención, que por suerte no me dieron gracias a lo hambrientos que estaban.
La dejé tan limpia que incluso parecía no haber unos monos revoltosos en ese lugar.

- Ustedes sí que me dieron un fuerte dolor de cabeza - Dije para finalmente salir de su jaula y cerrarla de nuevo.

Ahora me tocaba limpiar el desastre que había afuera.

(...)

Una vez que había terminado saqué las charolas vacías de la jaula de los monos y las limpié con un poco de agua con jabón, mis pies ya me dolían un poco pero era aguantarme o estar descalza, y definitivamente mi pedicurista se volvería loco de ver mis pies en tan mal estado, si ya lo que provocarían los tacones más tarde era grave, no quiero imaginar lo que este suelo haría conmigo.
Miré el reloj en mi muñeca y me di cuenta de que faltaba poco para que los monos salieran a dar su show, así como el resto de animales.

- ¿Será que puedo vestirlos para el show? - Cuestione mirando unos trajes pequeños en una caja cerca de la jaula - ¿Qué opinan? - Pregunté hacia ellos, y aunque sabía que no iban a responderme no dejé de hablarles - Mi especialidad es la ropa, no creo que eso pueda hacerlo mal ¿O sí? -.

Sin más tomé cinco de los trajes que estaban en esa caja, solo el cuello de éstos era distinto, lo demás era igual.

- Voy a entrar a su jaula pero no me hagan nada, ¿Bien? Debemos ser amigos pequeños monos - Dije como si pudieran entenderme, y esperaba que lo hicieran, no quiero más desastres.

Con cuidado abrí la jaula y ellos no se inmutaron, así que con más confianza entré y ellos se acercaron a mí tranquilos, afortunadamente.
Sin más tomé a uno de su patita y lo atraje hacia mí dejando que los demás nos observaran, supongo que tenían que darse cuenta de que no les pasaría nada, eso lo había aprendido en el colegio de pequeña, debemos hacer que los demás confíen en nosotros, pero no con palabras, sino con acciones.
El mono parecía cooperar conmigo pues en poco tiempo ya estaba listo.

- Pero que lindo te ves - Dije con una sonrisa en el rostro dando los últimos toques a su traje - Y ustedes quieren verse igual de lindos, así que vamos, el que sigue -.

(...)

Cuando por fin estuvieron los cinco bien vestidos yo salí de la jaula y justo en ese momento Christopher llegó.

- ¿Qué estás -.

|Regálame esta vida| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora