Un Leve Roce Parte 22

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Me desperté completamente desnuda en la cama y mi cuerpo estaba sucio de tierra

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Me desperté completamente desnuda en la cama y mi cuerpo estaba sucio de tierra. No me acordaba como había llegado sola.

Al despertarse el líder me queda mirando enojado, ¿qué hiciste cuando me dormí Zara? Y sus ojos azules me miraban con una mezcla de celos y sospechas.

—Salí a correr con mi loba, no dejaba de hablar y quería dormir. —le respondí

Entonces sentí como soltó un respiro de alivio y me preguntó.

—¿Que tal tu experiencia con tu primera transformación?

—Es divertido correr. —le respondí

—Está bien, solo trata de controlar a tu loba con Cristian. —dijo serio

—¿De verdad vas a empezar con lo mismo?, ¡nos queda toda una semana! — mientras escondí mi cabeza entre las almohadas tratando de contener mi irritación. Mi líder celoso era verdaderamente molesto, incluso más que la vocecita.

Él aprovechando que estaba desnuda no se aguantó de darme una nalgada.

—¡Auch! ¡eso dolió! — le dije enojada mientras sobaba mi glúteo que ardía.

Mas tarde nos juntamos con Charlotte y se vistió muy sexy y buscamos perfume de rosas, lo más natural posible.

—Está bien Charlotte, diviértete pero que no se dé cuenta que es algo planeado, en un momento yo saldré con la excusa de que voy al baño. —y nos reímos cómplicemente.

Llegó de nuevo Cristian y esta vez se esmeró en verse mejor. Para las brujas jóvenes ya era todo un espectáculo verlo pasar y se quedaban a propósito para esperar el momento que llegara.

—Hola Zara, te traje chocolates espero te gusten. — dijo Cristian y notamos que miraba a Charlotte de seguro ya sentía su perfume.

—Soy una mal educada, te presento a Charlotte, ella es una bruja soltera muy cotizada en este aquelarre. Digamos que es la versión tuya del instituto, pero aquí, en el mundo de la magia. —le dije a Cristian.

—Encantada de conocerte Cristian. — le dijo Charlotte y se paró para saludarlo de un beso en la cara. Miré con entusiasmo que aparentemente le gustó el perfume de Charlotte.

—Está tan lindo el tiempo afuera, ¿por qué no vamos a las terrazas? —y Cristian sonrió encantado de mi proposición.

Al rato de estar conversando en donde él nos contaba acerca de su vida en la manada, le dije que me disculparan que debía ir al baño.

Traté de demorarme mucho para darle tiempo a Charlotte a que se explayara, y usara todas sus armas de seducción.

Volví después tratando de disimular una sonrisa a ver que había resultado de nuestro plan.

Pero para mí desconcierto Cristian estaba solo.

—¿Y Charlotte? — pregunté

—Fue a buscar un instrumento, quiere amenizar la tarde con un poco de música. —dijo Cristian

Eternamente rechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora