Zara es públicamente humillada al declararle su amor al chico de sus sueños. No tiene amigos y tampoco padres. Sus tíos la criaron por obligación y sin amor. Ha sido rechazada toda su vida y cuando ya no puede con su pena, decide ocultarse en un par...
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Necesitábamos insumos para preparar pociones, así es que me enseñaron a reconocer diferentes tipos de plantas que servían a varios propósitos.
Fuimos por diferentes partes del bosque. Me entregaron un mapa y un libro de hierbas para que fuera acostumbrándome a orientarme.
En cuanto encontraba alguna que nos servía la ponía en un morral que llevaba.
El bosque realmente era enorme, aun con todo lo que habíamos recorrido faltaba mucho más.
Me sentía segura oyendo a mis amigos a una distancia prudente.
A pocos metros de mi estaba Gunther, como no era muy hablador sentía su presencia por los ruidos que hacía al pisar y pasar por entre las ramas.
Estuvimos varios minutos en silencio concentrados en nuestra tarea. Y me costaba un poco orientarme debido a la altura de los árboles, y que para haber crecido en la ciudad esto de estar en la naturaleza era completamente nuevo para mí.
Seguía tratando de ver el mapa y estar segura de mi posición, pero tras varios minutos de ver tenía mis dudas así que decidí preguntar a Gunther.
—Gunther no estoy muy segura de sí estoy en lo correcto con el cuadrante que marcamos en el mapa. ¿No estaremos pasando las fronteras? — esperé su respuesta.
Pero me alarmé al darme cuenta que no me respondió.
—Gunther — lo volví a llamar angustiada y el silencio era absoluto.
El miedo me invadió, traté de volver sobre mis pasos, pero no estaba segura de si estaba en lo correcto.
Traté de caminar con sigilo, avanzando a donde yo creía que era nuestro punto de partida para encontrar a mis amigos.
No quería gritar para llamarlos, porque no estaba segura de que algún indeseable me escuchara también.
Pero para mi angustia cuando creí que ya debería estar en el punto donde partimos, me percaté que estaba absolutamente perdida, y había equivocado el rumbo.
Miraba hacia todos lados, pero no sabía en qué dirección caminar y me desesperé.
De pronto siento unos pasos que se acercan a mí, pero no podía determinar en qué dirección. Traté de agudizar el oído, pero no tenía certeza de dónde venía el desconocido y decidí esconderme bajo un tronco.
Cuando el desconocido llegó hasta donde estaba yo, me pude dar cuenta que no era ninguno de mis amigos, por los pies vi que era un hombre, pero no era ni los zapatos ni la ropa de Gunther y me aterré.
Desde donde estaba solo podía ver sus pies. Y me esforcé mucho por no emitir el más mínimo ruido.
El desconocido caminaba en círculos en ese lugar, y no se iba.
Sabía que no podía detectar mi olor, pero no sé cómo se daba cuenta de que estaba cerca.
No sé cuánto tiempo estuvo ahí sin moverse, hasta que al parecer se cansó y se fue.
