Zara es públicamente humillada al declararle su amor al chico de sus sueños. No tiene amigos y tampoco padres. Sus tíos la criaron por obligación y sin amor. Ha sido rechazada toda su vida y cuando ya no puede con su pena, decide ocultarse en un par...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me estaba duchando cuando entra mi amor al baño conmigo.
—¿Como amaneciste? ¿Te sientes mejor? — le pregunté
—Depende — dijo
—¿Depende de qué? —le pregunté
—De que tanto te haga sentir. — y presionó mi cuerpo contra el suyo.
Al parecer sería una guerra entre él y Cristian, mientras Cristian me coqueteara con galanterías mi amor se empeñaría en dejar en mi mente y mi cuerpo las marcas de su deseo y amor por mí.
Apago el agua de la ducha y me levantó en el aire poniendo mis piernas alrededor de él.
—No dejes de mirarme mientras lo hago, quiero que grabes en tu mente mi rostro y lo que siento por ti Zara. — y me hizo sentir el placer de tenerlo de nuevo, con tanta pasión.
Sabía lo que hacía, era difícil quitar su rostro de mi mente al hacerme sentir tanto. Llegar al clímax viendo sus ojos hechiceros.
Luego se tomó todo el tiempo del mundo para bañarme y recorrerme con sus propias manos.
Mas tarde.
Recordaba perfectamente la humillación del instituto así es que le pedí a mis amigas que me ayudaran a buscar la típica ropa fea y de perdedora con la que siempre me vestí.
No haría el más mínimo esfuerzo en verme bien para Cristian. Que agradeciera que me bañaba para que no sintiera el olor de mi amor.
Este día me acompañaría Charlotte. Estábamos en el living. Entonces llegó él con un ramo de flores.
Venía muy bien vestido y al parecer algo hizo para aumentar la intensidad de su olor. Al caminar por los pasillos las brujas jóvenes se daban vuelta a mirarlo boquiabiertas. Seguramente estaba usando algún tipo de truco para verse más seductor.
Cuando llegó donde estábamos me entrega las flores y me sonríe tan encantador. Jamás pensaría quien lo viera que estuvo dos veces a punto de matarme.
—Estoy tan feliz de que me dejaras verte Zara. No sabes cómo he llorado por no haber sabido antes que eras mi luna. — sus ojos mostraban una enorme tristeza, trató de acercarse para tomar mi mano, y su aroma llegó más fuerte hasta mí, me puso nerviosa.
—No es necesario Cristian —dije mientras me alejaba
—Tengo que ser sincero contigo, aunque pensaba que eras solo una humana te deseaba Zara. Y me avergonzaban los sentimientos que tenía. Las hembras de mi manada me presionaron para que te desaliente de todo intento de acercarte a mí, porque se supone que conocería a una alfa como yo para que fuera mi pareja. Y era deshonroso estar con otra mujer. Ellas podían sentir mi excitación cada vez que estaba cerca de ti y como el sentimiento era mutuo, lo vieron como un peligro. Además de que por su puesto estaban celosas. — dijo Cristian
