Termina La Tranquilidad Parte 34

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Salí del Campus llevándome unos libros para adelantar un poco de materia para mis próximas clases

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Salí del Campus llevándome unos libros para adelantar un poco de materia para mis próximas clases.

Cuando estaba a punto de llegar a mi residencia un auto se estaciona en la calle casi justo a la entrada.

Miro y para mí sorpresa era el profesor insoportable. Se baja y lo quedo mirando.

— ¿Y usted acaso vive por aquí? — pregunté

— Voy a mudarme, me dijeron que este es un lugar muy tranquilo y queda cerca del Campus.

— Creo que ya no hay nada disponible a esta fecha, todos los alumnos tomaron un espacio. — le dije para ver si se largaba a otro lugar a buscar su casa para arrendar.

— Pero mira, ahí justo se ve un cartel de arriendo. — dijo riendo

Y para mí malestar era verdad, además estaba por de más cerca. No podía creer mi mala suerte, seguramente tendría que verle la cara no solo en clases sino también al salir y entrar de mi vivienda.

— Me voy, tengo mucho que estudiar.

Y él me observó hasta que entré.

Murmuraba en voz alta mientras subía la escalera.

— ¡Qué fastidio! ¿Por qué tenía que venirse a vivir aquí ese tipo tan pesado? De seguro su pura cara iba a poner la nota negativa a mi día. — Y suspiré de la rabia.

Saqué la llave para abrir mi puerta, dejé mi mochila en una silla cercana y encendí la luz.

Salté del susto al ver al líder muy patudamente sentado en mi cama.

— ¿Quién te dio permiso para entrar aquí? ¡Vete en este mismo momento! — dije indignada.

— No me voy a ir hasta que hablemos Zara. — dijo resuelto

— Ya te dije que no tengo nada que hablar contigo, ahora vete antes que llame a la policía. — y hablaba en serio.

Como no se movía, saqué mi celular y empecé a marcar. Pero no pude terminar porque el celular salió de mi mano volando por los aires y terminó en la de él.

— De verdad; ¡verte solo me trae recuerdos horribles!, ¿que no puedes entender eso? — le dije levantando el tono.

— Créeme que si te dejo sola lo que te espera será más horrible aún. — dijo enigmáticamente

— ¿De qué hablas? — y tenía mis brazos cruzados sobre mi pecho.

— Otros líderes me avisaron que aquí se encuentra un cazador de brujas, lo más probable es que ya haya detectado tu presencia. Y si tiene la certeza de que tienes poderes suficientes para hacer daño, no dudará en matarte. Pero antes te torturará para que delates a todos los brujos que conozcas, y dónde se encuentran. —me dijo él

— Pero como; ¿Esa práctica medieval de la inquisición todavía sigue vigente? —dije desconcertada.

— Claro que sí, nunca se ha terminado. Con la diferencia que ahora cuentan con medios más modernos y sofisticados para perseguirnos. —dijo y parecía honestamente preocupado.

Eternamente rechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora