En Las Manos De Cristian Parte 29

7.6K 621 14
                                    

Sentía un enorme dolor de cabeza, abrí lentamente los ojos y me di cuenta que estaba en una cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sentía un enorme dolor de cabeza, abrí lentamente los ojos y me di cuenta que estaba en una cama. Pero no pude reconocer la habitación. Poco a poco recordé lo que había pasado antes, la red, las brujas, el lobo y el tremendo golpe.

Entonces tuve la horrible certeza de que me habían secuestrado.

Miré por todos lados, y no se veían ventanas, solo paredes de concreto. Al parecer era una improvisación de casa, pues contaba con todo lo básico para vivir.

Sentía miedo de saber quién me había llevado ahí, era obvio que era un licántropo, pero no pude darme cuenta cual de todos.

Solo había una puerta metálica, y no tenía picaporte, solo podía abrirse con una llave.

Después de unos minutos siento que empiezan a abrir. Y para mí sorpresa vi entrar a Cristian.

Lo quedé mirando con enormes ojos. No podía creer que se atreviera a tanto.

Me saludó cómo si secuestrarme fuera lo más normal del mundo.

Se acercó a la cama donde estaba yo y se sentó a mi lado.

—Mi luna, no sabes lo feliz que estoy de que por fin estés conmigo — y yo lo miraba totalmente desconcertada

— pero ¿qué se supone que haces Cristian? ¿Acaso no sabes que secuestrar a la gente está mal?

— No me dejaste otra opción Zara, me ilusionaste sin misericordia, ¿sabes que casi morí del dolor por tu culpa? No estoy exagerando. — dijo Cristian y su expresión era sombría

Y comprendí que su obsesión por mí permanecía intacta. Mas aún había sufrido mucho al darse cuenta que lo ilusioné y lo engañé. Estaba segura de que me haría pagar caro por eso. Seguro me haría enfrentar su más despiadada venganza. Se estremeció mi alma al comprender mi situación. Y toda clase de dolor que se me avecinaba.

Luego se subió a la cama para estar más cerca de mí. Y volví a sentir su aroma. Empecé a sentirme demasiado nerviosa, como si la situación que estuviera viviendo no fuera suficiente.

— Aléjate Cristian, por favor no me siento bien. — y me moví tratando de alejarme

Pero él se acerca y me abraza, sintiendo mi aroma y obligándome a sentir el suyo.

Traté de empujarlo inútilmente, hasta el más grande de mis esfuerzos, no significaban nada contra su fuerza.

Pero esta vez su aroma generaba fuerzas mucho más poderosas, sentía que lentamente, perdía totalmente el control de mí. Ya ni siquiera lo empujaba, estaba ahí quieta, solo respirando su aroma. Lo miré a los ojos y sonríe feliz. Algo había hecho, que anulaba completamente mi voluntad.

—Mi bella, mi luna, he esperado tanto este momento. Pero realmente hubiese deseado que tú me eligieras. Qué hubieses podido seguirme amando como lo hacías en el instituto. Realmente habríamos sido felices y no tendríamos que escondernos aquí.

Eternamente rechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora