Capítulo 11

46 10 4
                                    

Un sentimiento de vacío se apoderó de mi estómago. No me gustó para nada la sensación. Mi ceño se arrugó y mis cejas se fruncieron a más no poder. No sabía ni qué pensar. Era todo muy confuso, y extraño. Casi... sorprendente.

Caminé hasta mi cama con lentitud y me senté en el borde De pronto necesitaba apoyarme en algo si no quería caerme. Solté un jadeo, escabulléndome los dedos en el pelo una y otra vez, mientras releía la nota.

Levanté la mirada al espejo, solo para mirar mi reflejo.

«Todo está escrito, Pressley»

Un pinchazo en la sien me hizo cerrar los ojos repentinamente. Cuando los abrí, el color azul que poseían fue lo único que logré percibir. Y entonces lo recordé.

—Azul.

Me tiré al suelo de rodillas y abrí de un tirón el segundo cajón de mi mesa de noche. Revolví todo a mi paso y mis dedos por fin tantearon aquello que estaba buscando. La caja tenía aspecto descuidado cuando logré sacarla de su lugar.

Respiré temblorosamente, casi podía sentir el corazón en mi garganta.

Lo había olvidado por completo. Ni siquiera puedo creer que siga ahí. Se trata de una caja azul cielo, con un delicado lazo celeste en la parte delantera, estaba envuelta en papel de regalo.

Hice un ademán de abrirla, pero retrocedí inconscientemente.

No. No podía dejar que esto me consumiera. No ahora. Había sido un regalo de Cassie y jamás lo había abierto. Lo había guardado al fondo del cajón y su recuerdo se había extraviado en algún lugar de mi mente. Y ahora...

Solté un largo suspiro y acerqué mi mano para empezar a rasgar el papel. Al final quedó una caja descubierta, y el papel de regalo quedó esparcido por todas partes.

«Todo está escrito», volvió a repetirse en mi cerebro, al abrir las solapas y visualizar el cuadernillo. Estaba algo viejo cuando lo saqué. Su portada era de un pálido azul. Lo acerqué para inspeccionarlo y froté con el dedo una pequeñísima gota roja que yacía en una de las esquinas del cuaderno.

Lo abrí de par en par de un solo movimiento. Sin saber qué esperaba encontrar con exactitud ahí.

Porque el diario estaba vacío.

Lo revisé de pies a cabeza, en busca de algún escrito. Pero no había nada. Ni una sola palabra. Estaba completamente en blanco, aunque las esquinas de las hojas estaban un poco amarillentas.

Lo dejé a un lado, algo confundida. No sé qué esperaba conseguir escrito ahí. Tal vez algunas respuestas, quizás algo que explicara esta situación. Me levanté del suelo a trompicones y con la respiración agitada.

Me revolví el cabello.

—De acuerdo... veamos —musité para mí misma, paseándome por mi pieza—. Había una nota escrita por Cassie, con bolígrafo azul. Y lo más probable es que lleve ahí más de dos años.

Me detuve abruptamente y fruncí el ceño con profundidad.

—¿Y qué con eso? ¿Qué quiere decir?

Evoqué el recuerdo de esa noche. Siempre... había estado algo borroso en mi mente. Nunca lo recordaba del todo.

La desesperación de la situación me había consumido por completo. Por eso vi... eso. Fue una mala jugada de mi imaginación. No fue real. No.

Hablando con la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora