Capítulo 47

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Siempre hay dolor en alguna parte del cuerpo. Luego de mis ensayos, al llegar a casa, me dolía algo; el moretón en mi rodilla, o el raspón en uno de mis pies, o el dolor en mi espalda, o alguna lesión en mi cuerpo. Pero siempre dolía.

No he bailado en semanas, pero sigue doliendo.

—Pressley, tienes que dejar de hacer eso.

Gruño cuando Jessica me ayuda a sentarme. Toso en el proceso, llevándome una mano al estómago.

—A ti te golpea más, y más... fuerte —balbuceo, con los ojos cerrados—. Solo fue un golpe.

—Déjame ver.

Jess me levanta la camiseta hasta dejar mi estómago descubierto. Jadea, rozando la herida con la yema de los dedos. Me encojo sobre mí misma.

—Se ve muy mal —susurra, observando la marca de su bota en mi piel—. Te golpeó en el mismo lugar.

—Lo sé —mascullo.

—Ven, te ayudo a levantarte.

Gruño, pero ella no me deja quejarme. Me pasa un brazo por encima de los hombros y me hace colocar los pies sobre el piso.

—Jess, estoy bien. No me duele tanto...

Parpadeo para enfocar porque todo se ve muy oscuro de pronto. Entreabro los labios. Jess afianza su agarre en mí porque mis piernas se han debilitado. El mundo está dando muchas vueltas.

—Pressley. —Escucho la voz de Jessica justo a mi lado. Hago un sonido con la boca—. Hey, Pressley...

Cierro los ojos, ignorando su llamado.

***

Despierto porque el dolor se ha intensificado. Me llevo una mano al estómago, pero alguien la aparta sin titubear. Mis párpados revolotean y mis ojos captan el viejo techo gris. Logro incorporarme y observar quién está tocándome la herida. Jadeo.

—¿Derek? —pregunto, con la garganta seca.

Él asiente, volviendo a limpiar la zona con el algodón. Suelto un alarido de dolor, al parecer se percata de que tengo sed, porque me tiende un vaso lleno de agua. Estoy muy confundida, y horrorizada y alterada, pero no he visto tanta agua desde que llegué aquí, así que me la bebo antes de que pueda quitármela.

—No entiendo —mascullo, viéndolo—. ¿Qué haces aquí?

Suspira, sacando un parche del botiquín. Jessica está sentada al borde de la cama, observando la escena. Al dirigir mi vista a ella, me dice con la mirada que me lo explicará más tarde. Vuelvo mi vista al castaño.

—Clark es mi tío —confiesa, logrando que abra los ojos de par en par—. Él es la cabeza maestra.

—¿Él es tu tío? Te conozco desde hace cuatro años, ¿cómo no lo sabía?

—No me gusta decírselo a la gente.

—Derek, si él es tu tío, ¿por qué estás ayudándome? —inquiero, señalando el vendaje que ha hecho sobre mi estómago.

Él retrocede, llevándose una mano a la nuca.

—No me gusta esto —admite, mirando a su alrededor—. Nunca había venido aquí, pero él me pidió que viniera hoy para vigilarlas. No sabía que te había golpeado. En realidad, nunca sé mucho. Apenas me enteré de esto. Ella estaba gritando, y yo abrí la puerta y estabas... Creí que...

El castaño suspira, negando con la cabeza.

—Lo siento. Sabía de su obsesión por ti, pero no creí que haría algo como esto... No lo sé, no lo vi venir.

—Ya no importa —alego, incorporándome hasta sentarme. Apoyo una mano sobre su hombro—.Podrías ayudarnos a salir de aquí.

—No es tan sencillo —musita, poniéndose de pie—. Si ustedes escapan estando bajo mi vigilancia, me matará. Y matará a mi mamá.

—Derek...

—Mi mamá es lo único que tengo, no puedo ponerla en peligro —dice, pero al final cierra los ojos y asiente—. Pero voy a ayudarlas, ¿vale? Me agradas, Wylie, y hay pocas personas en el mundo que me agradan. No puedo permitir que hayan menos de esas personas solo porque mi tío acabó con ellas.

Una de mis comisuras sube.

—Gracias —mascullo.

—Tengo un día en mente —anuncia, parándose delante de nosotras—. El día viernes tendrá una junta y saldrá de la ciudad. Se supone que yo tendré que venir esas noches y vigilarlas, pero ya tendrán que haber escapado para entonces.

—¿Qué quieres que hagamos? —indago.

—Quiero que huyan el día anterior.

Hablando con la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora