Capítulo 8

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Cuando desperté, me di cuenta de que alguien me había puesto un suéter. Y supe de inmediato a quien pertenecía por el olor que estaba impregnado en la prenda. Abrí los ojos y lo primero que mis ojos captaron, fue el cuaderno que reposaba en las piernas de Zack. Estaba dibujando, y mi mano estaba a solo un par de centímetros de la suya, tal vez fue por eso que no tardé en descubrir que era lo que estaba trazando con el lápiz.

—¿Esa es mi mano?

Zack se sobresalta y gira el rostro con rapidez a donde me encuentro. Le sonrío y él niega con la cabeza, con reproche.

—Me has asustado —dice, y luego ve el dibujo que ha estado haciendo. Ya ha soltado el lápiz—. Y sí... si es tu mano.

—¿Puedo verlo? —inquiero, refiriéndome al dibujo, y levantando mi cabeza de su hombro.

Él asiente, y me tiende el cuaderno.

Observo los trazos con atención. Es increíble lo real que parece. Todos los detalles... son fascinantes, hasta diría que es mejor que mi mano en la vida real. Sonrío.

—Es asombroso —admito, y noto su mirada fija en mi perfil mientras sigo mirando la libreta—. Es tan... —subo la mirada y la clavo en él—. Zack, eres increíble.

Enseguida aparta la mirada y noto que sus mejillas se sonrojan un poco. Lucho para retener una sonrisa. Se ve adorable.

—No es para tanto. Es solo...

—Es genial —insisto, con una sonrisa tirando de mis labios.

Él me devuelve la mirada. Me hace feliz ver la sonrisa que ahora lleva su rostro.

—Gracias.

Le devuelvo su cuaderno y entonces, él me habla sobre cientos de cosas. De las técnicas de sus dibujos, de sus artistas favoritos, de la diferencia entre cada cosa con la que suele pintar. Me suelta un montón de información, de la cual no entiendo mucho, pero escucho cada palabra porque me gusta oírlo hablar.

Zack Ryder ha dejado de ser un enigma para mí.

***

Después de un largo viaje, por fin hemos llegado.

El aire aquí se siente diferente. Es más puro. El espacio es abierto y estamos rodeados de enormes árboles que parecen haber estado aquí por mucho tiempo. El lugar parece estar hecho especialmente para acampar, ya que, justo al lado, hay un río en el cual tenemos permitido estar. También hay un espacio en el centro, hecho especialmente para la fogata. Hay un par de troncos alrededor. Solo de mirarlo, me recuerda al campamento Kikiwaka.

Quiero ocultarlo, pero la verdad es muy emocionante estar aquí.

Ya he armado mi carpa junto a la rubia. Es fácil de distinguir por el gran gatito morado que tiene en la entrada. Paige ha dicho que eso le da un toque elegante, y yo estoy deacuerdo con ella.

Ahora, todos los chicos y unas pocas chicas han ido al río a divertirse. No he traído traje de baño y no me apetece que me vean en ropa interior, así que estoy mirando el fuego que la profesora ha hecho.

Muchos lo mirarían como algo estúpido, pero nunca he hecho algo como esto y ver la fogata me parece irreal. Ojalá tuviera malvaviscos y pudiera hacer el cliché de fundirlos y comérmelos. Pero no se me había ocurrido antes de venir.

Paige ha ido a seguir conversando con Dave en algún lugar del campamento, así que me encuentro sentada en uno de los troncos y pensando en que debí haber comprado malvaviscos. También respiro con profundidad y admiro a mi alrededor. Es muy relajante, en realidad.

Hablando con la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora