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Ohm

— ¡Sammy, Roko, que bueno que están aquí! — no podía dejar de ver a Nanon. Sobre todo, porque la persona que tenía frente a mí, no tiene ni una pizca del ser de luz que llevo conociendo desde hace bastante tiempo.

— Non — me acerqué a él de manera cautelosa, quería tenerlo cerca.

— Gracias Ohm — me miró con los ojos vidriosos — Gracias por encontrarlos — me observó por unos segundos con una sonrisa inestable.

— ¿Estás bien?

—Sí, solo siento que me estoy ahogando. Necesito estar solo. Puedo encargarte a los hurones un momento. Necesito salir a tomar aire — Nanon lucía exhausto, tenía las ojeras muy marcadas, su piel estaba más pálida de lo normal y sus labios parecían haberse agrietado levemente, incluso podía ver su piel algo seca desde mi posición.

— De acuerdo — acepté sus deseos totalmente. Era lógico que se sintiera abrumado en estos momentos.

Nos quedamos viendo un pequeño tiempo que se me hizo eterno, pero aquel momento terminó cuando noté como él se acercaba hacia mi cuerpo y luego sentí sus delgados y largos brazos rodearme el cuello haciendo que ambos nos fundiéramos en un cálido abrazo inesperado. Correspondí apoyando mi mentón en su hombro como lo hacía siempre, lo acerqué más a mi cuerpo, pasando mis manos por su espalda percibiendo su columna demasiado saltada, su delgadez era un tema que teníamos que hablar.

— No te preocupes por los hurones, ve tranquilo... Lo necesitas — él se alejó de mis brazos de manera pausada, mirándome por un segundo a los ojos en un intento de hacerme creer que todo estaba bien — Cuando vuelvas y todo este más tranquilo, tú y yo tenemos que hablar de muchas cosas... Y no pienso aceptar ningún "estoy bien" por respuesta.

Luego de mi afirmación me di la vuelta sin esperar respuesta de su parte. Ya estaba cansado de tantas dudas. Cuando Nanon volviera iba a enfrentarlo, necesitaba saber con urgencia lo que le estaba pasando y ayudarlo en lo que fuera necesario.



•                   •                 



Ya habían pasado seis horas y Nanon seguía sin aparecer.

Estaba intentando no alterarme demasiado. Sabía perfectamente que el necesitaba estar solo, pero que no me contestara el celular me tenía con los pelos de punta. Inhalaba y exhalaba en una especie de mantra para intentar mantener la calma mientras miraba el reloj en la pared por quinta vez en la última media hora. Ya eran las nueve de la noche y había obscurecido por completo. Miraba también de reojo las llaves sobre la mesa y la perilla de la puerta. Si no llegaba en veinte minutos iría a buscarlo, no debería estar muy lejos después de todo.

Quería alejar de mi cabeza todos los pensamientos negativos, la última vez que me dejé guiar por mis malos presentimientos terminé haciendo el ridículo frente a los vecinos de Nanon. Esta vez no me dejaría llevar tan fácil, confiaba en que Nanon estaría bien, era un adulto después de todo.

En la ultimas horas me había propuesto aprovechar mi tiempo y me dediqué a limpiar el departamento de Nanon, había abierto las ventanas y las cortinas para que el lugar se aireara y me había puesto a sacudir los muebles empolvados con un trapo que encontré guardado en un cajón. Inclusive lave los platos sucios, acomode los adornos y cojines. Definitivamente Nanon me debía una, pero como estaban las cosas era incapaz de reclamarle algo.

También me había encargado de cubrir el cuerpito sin vida de Sumi con una sábana, luego veríamos que hacer con él.

Cuando el primer trueno exterior resonó en mis oídos con intensidad, decidí que ya había sido suficiente. Me puse de pie de un salto, agarré las llaves de la mesa y salí casi corriendo del departamento. Opté por bajar por las escaleras, ni siquiera me sentía capaz para esperar el elevador.

Cuando salí a la calle observé asustado como el cielo había tomado matices grisáceos gracias a las nubes llenas de agua. Últimamente llovía mucho en Bangkok y eso me encantaba, pero no ahora, cuando Nanon sigue sin aparecer.

Estaba decidido a buscarlo en cada parque de la ciudad, y por supuesto iba a empezar por el más cercano. Cuando llegué a los espacios verdes, me detuve a observar el entorno. Varios truenos ya habían comenzado a escucharse y no quedaba ninguna persona en todo el lugar lo cual era lógico porque las gotas estaban por caer.

Estaba a punto de irme hasta que lo vi. Estaba echado en el césped, boca arriba y con la mirada perdida en el cielo gris.

Aliviado, enojado, sorprendido y confundido me acerqué decidido a su cuerpo, tumbándome junto a él, el cuerpo se me relajó cuando enmarqué mi mirada hacia el cielo, así como Non lo estaba haciendo.

— ¿Por qué demonios no contestas el celular? — mi tono de voz más que percibirse enojado estaba de alguna manera aliviado por haber encontrado a mi Nanon.

— Te dije que quería estar un rato solo.

Luego de eso nos quedamos en silencio, simplemente mirando las nubes obscuras que se iluminaban de vez en cuando con un breve relámpago. No sabía que más decir. Estando solos en medios del parque, cuando todos ya se habían refugiado en sus hogares, algo en mí me hizo recordar aquel beso que nos habíamos dado en una noche parecida a esta. Ese beso de mejores amigos que yo no quería interpretar de otra manera me había gustado y era lo único que tenía claro.

— Lo siento Ohm — giré mi cabeza con curiosidad — Lamento causarte tantos problemas, he estado insoportable estos últimos meses, ambos lo sabemos así que no lo niegues, solo quiero que de verdad sepas que aprecio lo que has hecho por mí.

— Lo que pasa es que eres bipolar.

Los dos reímos al instante, nuestras carcajadas se podían escuchar por todo el parque, dejamos de ver el cielo y nuestros ojos se posaron en los del otro y no pude evitar desviar mis ojos hacia sus labios curvados.

— Deberíamos volver.

— ¿Por qué? No te parece romántico...

— ¿Romántico?... Sería ver un cielo estrellado, a mí, las nubes grises me deprimen.

— Oh vamos no seas aguafiestas. Los besos bajo la lluvia a pesar de ser cliché son románticos.

— Estoy de acuerdo.

Mi mente no podía pensar en otra cosa que no fueran los labios de Nanon sobre los míos. En eso siento como unas manos atacan mis costillas, y me comienzo a reír como un niño pequeño. La risa de Nanon me motiva a olvidar solo por un momento la mala racha que estamos pasando y me esfuerzo por contemplar este pequeño instante donde pareciera que todo está bien.

Le regreso la guerra de cosquillas haciéndolo reír mucho más alto que antes, de pronto la lluvia nos sorprende, haciendo que moviéramos nuestros cuerpos del suelo en un intento por no salir empapados.

Quería aferrarme a este instante de felicidad en el que ninguno de los dos corre peligro y puedo apreciar la inmensa luz que Nanon desprende.

Quería quedarme aquí para siempre.






MARATÓN 3/4


DANI

Sin luz || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora