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OHM

Cenar con la familia de Nanon fue toda una aventura. Yo ni siquiera sabía cómo comer el enorme pedazo de salmón ahumado que tenía frente a mí, por lo que tuve que mirar de reojo como Nanon lo hacía. Y luego de que probé el primer bocado quedé maravillado por el sabor tan fresco y natural del alimento. Mientras que comía con entusiasmo él iba contando como es que el pescado se sazonaba ligeramente con hiervas, pimienta y sal. A Nanon le gustaba mucho la cocina, no era la primera vez que lo oía hablar sobre recetas, desde pequeño cocinar con su abuela era uno de sus pasatiempos favoritos y contar el proceso de estos era algo que disfrutaba.

Me encantaba poder decir que lo conocía bien. Sabía lo mucho que le gustaba hablar frente al público, los tonos de voz inusuales que usaba para darle énfasis a ciertas frases, era muy bonito darme cuenta de que a pesar de nunca haber convivido con su familia completa me sentía parte de ella. Pues al igual que todos en la mesa yo también sonreír por la esencia de Nanon, yo también era capaz de ver el brillo en él.

— Nanon, hijo nos has comido nada — le regaño su madre mirándolo con ojos filosos luego de un rato. Él dejo de hablarme y luego suspiro poniendo sus ojos en blanco.

— No tengo hambre — el juego que hacía con sus cubiertos me distrajo.

— Pues entonces deja que Ohm coma, le estas cansando con tanto parloteo — reí por el comentario mientras que a Non se le teñían las mejillas de ese color rosado que tanto me encantaba.

— No me molesta para nada, los datos de cocina son muy interesantes — me puse bastante nervioso después de mis comentarios ya que toda la atención de la mesa se centró en mí.

— ¡Mamá! — Nanon la fulminó con la mirada con esa cara que tanto le gustaba hacer.

— Ya paro, ya paro — rio ella. Y luego comenzó a hablar con la familia para que todos dejaran de mirarme. Agradecí el gesto y luego de eso llegaron los postres y seguramente debí de haber engordado un par de kilos por la cantidad de variedades que devoré sin pensármelo dos veces. Estaba delicioso, desde la tarta hasta la gelatina, sentía que estaba comiendo en una mesa de reyes. Y lo mejor es que no me avergonzaba de comer mucho porque los demás parecían comer mucho más que yo.

— Esto está demasiado bueno — susurré con angustia mientras ingería otro pedazo de tarta.

— Es muy dulce, me recuerda a ti.

No supe que decir, mis ojos se desviaron hacia los demás comensales en la mesa, todos estaban en su rollo y al parecer nadie había oído lo que Nanon acababa de decirme. Pero yo lo había escuchado perfectamente y ese era el problema. Sentía su mirada puesta en mi rostro de manera fija, las palabras no me salía por lo que solo me limite a sonreírle, de manera boba seguramente, pues la descarga de adrenalina no me dejaba hacer más.

Después de eso la reunión culmino con todos cantándole feliz cumpleaños a Nanon. Yo reía entre dientes al ver su rostro incomodo y avergonzado mientras los demás aplaudían entre cantos desafinados.

Poco a poco todos se fueron yendo mientras otros limpiaban la mesa y la vajilla. Yo también estaba bastante cansado la verdad por lo que luego de media hora por fin pudimos subir a nuestra habitación.

Debajo de la cama principal había una cama oculta y luego de unos segundos decidimos que yo dormiría en la de arriba y él en la de abajo. La noche se pasó como si nada y cuando alcancé a darme cuenta ya había amanecido. Ya no me apetecía dormir y no quería perder todo el día en la cama.

Me levanté con cuidado de no despertar a Nanon, el cual descansaba con todos los cabellos revueltos sobre la almohada, profundamente dormido.

Luego de vestirme con ropa abrigada salí de la habitación caminé escalera abajo, ingresando luego en el silencioso salón. Solo estaba la abuela de Nanon leyendo el periódico sentada aun lado de la ventana. Le sonreí tímidamente y ella asintió con la cabeza, devolviendo me la sonrisa. Seguí caminando mientras me colocaba un último abrigo y luego salí por la puerta principal, sintiendo al instante el aire frío de Ámsterdam acariciándome el rostro.

Sin luz || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora