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OHM

Salí del hotel abrigado hasta las orejas. Escondí mi mentón en la larga y abrigada bufanda que me había regalado mi hermano, y froté mis manos cubiertas por guantes de lana, intentando darme un poco de calor; estaba helado. Incluso parecía que el suelo estaba un poco congelado.

Comencé a caminar, recorriendo las calles cercanas primero y luego aventurándome un poco más allá. Tenía miedo de perderme, pero cada vez que doblaba en una esquina volteaba para atrás para recordar el camino de vuelta.

Así que caminé, caminé y caminé... Entre llamadas que hacía por el teléfono, las cuales no eran contestadas por él. Caminé por lo menos una hora, buscándolo hasta en las tiendas de nombres extraños. Pero cuando comencé a sentir que los dedos de mis pies estaban realmente congelados, decidí volver al hotel. Tenía los ánimos por los suelos y muchísima hambre.

Entré nuevamente a la habitación, e inmediatamente encendí la calefacción y me quité mi abrigo húmedo por la blanca nevada. Me quité también los zapatos y me coloqué otros calcetines para calentar a mis pobres dedos que suplicaban un poco de calidez.

Caminé hacia el baño, sintiendo unas repentinas ganas de tomar una buena ducha caliente para despejar mi mente preocupada. Pero cuando coloqué mi mano en el pomo de la puerta e intenté abrirla, no pude.

Estaba trabada.

Yo no la había trabado.

Fruncí el ceño, extrañado. Intente una vez más, pero la puerta seguía sin ceder a mis intenciones.

— ¿Non? — murmuré con una leve esperanza de que él estuviera ahí adentro. Tal vez había vuelto cuando yo me fui a buscarlo — ¿Nanon eres tú?

— Ya voy... — escuché un débil susurro desde el otro lado, y una sonrisa llena de alivio cruzo mi rostro, era él.

— ¿Estas bien? — volví a preguntar, girando sobre mis talones y apoyando mi espalda en la puerta del baño. Me dejé caer hasta el piso, y me quedé sentado rozando mis cabellos con la puerta que nos separaba — Salí a buscarte, pero... No te encontré por ningún lado — seguí hablando a pesar de que él no me había contestado. Arrimé mis rodillas a mi pecho y las apreté con mis manos — Afuera hace mucho frío — estaba muy nervioso. No era mi intención evadir el obvio tema que en algún momento deberíamos tocar. Pero tampoco quería hablarle estando él encerrando en el baño. Quería tenerlo frente a mí — ¿Non? — volví a preguntar al no escuchar nada del otro lado. Tal vez lo estaba molestado.

Me puse de pie, dispuesto a meterme bajo las sábanas y mantas nuevamente para sacarme el frío de una vez por todas, pero fue un sonido lastimero lo que me hizo detenerme en seco y no dar un paso más.

Un sollozo.

Un sollozo al otro lado del baño.

Volví a caminar hacia la puerta e intenté abrirla en un acto de reflejo, pero cuando me percaté que seguía cerrada empecé a tocar con insistencia.

— Abre la puerta ahora — demande en un tono de voz serio — Te escuché sollozar, ábreme o tirare la puerta abajo.

Hubo un intervalo de silencio en el que de verdad me planteé tirar la puerta de ser necesario, pero luego escuché un pequeño clic que me hizo entender que la puerta ya estaba abierta.

No esperé ni un segundo más, con mi mano giré el pomo y empujé la puerta.

— No enciendas la luz... — escuché nuevamente su voz en susurro.

Pero no le hice caso. No podía ver nada por la obscuridad. Así que, sin prestarle atención, busque el botón para iluminar la habitación. Me extrañaba que Nanon estuviera encerrado con las luces apagadas, ya que normalmente él se ponía muy nervioso cuando a su alrededor todo era obscuridad.

Pero cuando encontré el botón y lo encendí entendí la razón.

— ¿Qué te paso? — me dejé caer de rodillas con los ojos abiertos de par en par. Sintiendo una punzada de terror que bajo hasta mis pies a una velocidad impresionante.

Nanon estaba en el suelo, acurrucado al lado de la tina, solo con una fina camiseta que dejaba ver sus largos brazos y con unos pantalones desgarrados que apenas le cubrían las piernas. Tenía las rodillas flexionadas contra su pecho, y sus brazos abrazaban sus piernas con desesperación. Pero aquello no fue la razón de mi preocupación creciente; fueron las numerosas quemaduras de cigarro que tenía en sus brazos, lo que verdaderamente me alarmo. Las marcas se veían rojizas en su piel pálida, eran pequeñas, pero muchísimas.

—Apaga la luz... — volvió a suplicar sin elevar su rostro escondido en sus rodillas. Me arrimé a él, arrepentido de haber gritado. Tal vez le había asustado más de lo que ya estaba. Pero como diablos no iba a gritar al ver semejante escena.

Le ignoré una vez más y aproximé mi mano a su mejilla escondida, tocándola y comprobando que su piel estaba helada, tal y como yo lo imaginaba. Sus largas piernas flexionadas temblaban con brusquedad al igual que sus brazos.

— ¿Qué les pasó a tus pantalones? — suspiré, quitando mi mano de su mejilla congelada. No recibí respuesta — Ven aquí, hace mucho frío. He encendido la calefacción en el cuarto — le explique suavemente intentando parecer tranquilo. Pero se me hacía muy difícil mantenerme sereno al ver tantas quemaduras en sus brazos.

— Apaga la luz — volvió a gruñir, apretando su mano en un puño.

— Si no vienes conmigo ahora mismo, llamaré a alguien para que ayude a sacarte de aquí. ¿Eso quieres? Deja de ser tan terco y hazme caso, joder — estaba nervioso. No era mi intención hablarle con tanta brusquedad. Pero si no hacia algo pronto temía que pudiera desmayarse por el frío o el dolor de sus heridas. No era médico, no estaba seguro de nada.

Escuché como volvió a gruñir en un tono bajo junto a sus rodillas, pero cuando yo comencé a hacer movimientos para irme, Non tomo mi muñeca con fuerza débil y separo su rostro de sus piernas lentamente. Sus cabellos le caían sobre la frente, pero no quise centrarme en eso, me puse de pie ayudándolo a que imitara mis acciones.

Podía notar su extremidades flojas y temblorosas apoyándose en mí casi por completo. En verdad estaba congelado. Lo acompañe fuera del baño con algo de dificultad, y luego lo senté en la cama con delicadeza para que no se alterara. Parecía estar al borde de algo, pero no sabía de qué, y tenía miedo de que ese "algo" fuera el límite de su cordura.





MARATÓN 2/4



DANI

Sin luz || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora