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NANON

No me percaté de que estaba jadeando histéricamente hasta que me encontraba frente a la madera obscura de aquella puerta. Tragué saliva intentando calmar mi respiración agitada por lo menos un segundo, y al no lograrlo decidí estirar mi mano y tocar el timbre de la casa. Presioné el pequeño botón color blanco y esperé impaciente, sin moverme en la entrada, a que alguien me abriera.

Después de unos minutos interminables escuche el crujido de la puerta abriéndose. Pestañeé, retrocediendo unos pasos instintivamente, y entonces observe la cara adormilada de mi tío Krit, él cual no tardo en pasar sus ojos claros de arriba a abajo sobre mí.

— Non ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? — preguntó de inmediato. No conteste y solo me limite a bajar mi mirada hacia mis pies ocultos por mi calzado, adoloridos por tanto correr hacia tan solo unos minutos.

— Y-Yo... — intenté hablar, pero el nudo en mi garganta impidió que mis cuerdas vocales emitieran un sonido claro. Carraspeé, sin poder calmar del todo mi respiración.

— Ven, pasa — dijo, evitando exigir más explicaciones. Lo agradecí silenciosamente y luego caminé con lentitud hacia el exterior de la casa.

Nos dirigimos hacia el salón silenciosamente, y cuando llegamos ahí, Krit volvió a pasar su mirada por mi cuerpo con poco abrigo. Sus cejas se fruncieron un poco ante mi incapacidad de quedarme quieto, pero yo simplemente no podía evitarlo, mis articulaciones se estremecían cada dos putos segundos y disimular los temblores que me sacudían como gelatina me era imposible.

— Te traeré un abrigo, espera aquí — murmuró finalmente, dejando de examinar mi patético estado. Asentí aun con la cabeza baja, viendo cómo se alejaba por una de las puertas que conectaban al salón con otras habitaciones.

Al quedarme solo me permití observarme tal y como él lo había hecho hace un momento. Suspire, escaneando mi arrugada vestimenta con resignación; al menos mi tío pensaría que mis escalofríos estaban siendo causados por el aire frío del exterior nocturno, aunque bueno... Yo sabía que mis temblores no se debían precisamente al frío, no a esa clase de frío.

Volví a pasear mi mirada cansada por los alrededores, tornándome más inquieto con el paso de los segundos. Toda la casa estaba silenciosa y aquello no me extrañaba, mi tío Krit vivía solo con mi tía Mer, no tenían hijos por lo que no era raro el inmenso silencio de la casa, a parte; eran las cuatro de la mañana, cualquiera en su sano juicio estaba descansando plácidamente en su cama.

Me abracé a mí mismo al sentir una sutil pero estremecedora brisa helada en mi nuca desprotegida.

"Molestas."

"Van a molestarse contigo, pero no dirán nada."

"Vete a la calle otra vez, molestas apareciendo sin avisar."

"Solo los molestas."

— No.

"Sí, y lo sabes."

— Mentira — suspiré. Cerrando mis parpados con fuerza, evitando que mi mente creyera en sus palabras. Yo no molestaba, estaba en la casa de la hermana de mi madre, ellos eran mi familia, no podía estarlos molestando.

"Mira la hora en la que se te ocurre aparecer."

"Claro que la molestas."

"Estorbo."

— ¿Nanon? — separé mis parpados rápidamente al escuchar la voz de mi tía Mer llamándome. Traía en sus manos un gran abrigo para cubrir mi espantoso cuerpo — Krit me acaba de decir que acabas de llegar. ¿Qué haces aquí hijo?

Sin luz || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora