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OHM

— ¿Ohm?... ¿Qué pasa? ¿Estás bien?... — su voz logró sacarme de mis pensamientos. Agité de lado a lado mi cabeza para volver a la realidad, y luego le miré fijamente. Acabábamos de bajar del avión. Ahora estábamos oficialmente en el aeropuerto de Ámsterdam. Nanon se había encargado de todo el papeleo y demás... Mientras que yo lo observaba simplemente con demasiadas cosas en la cabeza como para prestar atención a algo en concreto.

— Sí, ¿por qué? — respondí rápidamente haciéndome el desentendido.

— Pues te quedas mirando a la nada como bobo todo el rato. Estas raro, es todo — explicó y luego comenzó a toser un poco, cubriendo su boca con su mano. Me preocupe al verlo de esta manera. Recordé que antes de llegar aquí él me había confesado que no había estado bien de salud. Una simple fiebre, había asegurado. Pero ahora parecía estarse convirtiendo en el algo más delicado, por su fuerte tos y el ronco de su voz.

Y además... Sus ojeras habían vuelto a acentuarse bajo sus ojos. Y yo sabía por qué aunque no terminaba de entenderlo por completo.

— ¿Ves? Te has vuelto a quedar trabado — se quejó chasqueando sus dedos frente a mi rostro. Pestañeé una vez más e intenté concentrarme de una vez por todas.

— Perdona, es que anoche... sucedió algo bastante extraño — admití comenzando a caminar hacia la salida con mi maleta en mano.

— ¿Qué fue? — preguntó siguiéndome los pasos.

— Bueno... En realidad, tiene que ver contigo — iba a decirle la verdad, ya no tenía razón para mentirle. Además quería explicaciones — Anoche desperté un momento, pero cuando me giré en el asiento para seguir durmiendo, tú no estabas a mí lado. Así que te busque, y... Te encontré en el baño — le miré de reojo, pero lo único que pude observar fue su rostro lleno de confusión.

— ¿Qué dices Ohm? No recuerdo haber ido al baño anoche — dirigió su mirada al suelo, pude ver claramente como rascaba su sien de manera inconsciente. Yo sabía bien que esta acción la hacía cuando estaba nervioso.

— Non...

— ¡Nanon! — escuché que gritó alguien a lo lejos, interrumpiéndonos.

Ambos levantamos la mirada rápidamente, y observábamos a una mujer sonriente saludándonos a un par de metros de nosotros. Su mano izquierda estaba unida a la mano de Nonnie, que miraba a Nanon con sus grandes ojos vidriosos.

— ¡Mamá! — gritó mi compañero, y luego dejó la maleta a mi lado para comenzar a correr hacia ellas. Me sorprendí por el tono angustioso de voz que uso al llamarla; incluso me pareció oír su voz algo quebrada, como la de un niño pequeño que deseaba desesperadamente sentirse protegido en los brazos de su madre. Aunque obviamente Nanon, no era ningún niño.

Sostuve la maleta abandonada con mi mano libre y comencé a caminar hacia ellos. Sonreí al ver como Nanon abrazaba a su madre con posesión, mientras que su hermana se unía al abrazo tomándolo de la cintura. Era una tierna escena familiar digna de una fotografía. No quería arruinar aquel momento, así que cuando llegue junto a ellos, me quede parado a un lado, mirándolos sin borrar mi sonrisa.

— Mi niño — dijo la mujer sonriendo entre el abrazo apretado que le estaba dando mi amigo. Luego de eso comenzó a darle pequeños besitos en su rostro, pude darme cuenta de que le estaba hablando al oído, como si intentara tranquilizarlo.

Ahora me daba cuenta de que cuando Nanon me dijo que necesitaba estar con su familia... Hablaba muy en serio, y una ola de culpa volvió a azotarme el pecho cuando me recordé a mí mismo intentado hacer que se quedara en Bangkok

Observé como Nanon asentía tranquilo ante los susurros de su madre. Se separó lentamente mientras limpiaba disimuladamente sus ojos brillantes y luego se centró en su hermanita que aunque ya era toda una mujer que para el seguía siendo una niña. La abrazó fuertemente alzando su cuerpo por unos segundos, los dos hermanos reían a la par.

Me quedé embobado mirando con una pequeña sonrisa en los labios. Non se veía muy paternal... Cuando la sostenía de aquella manera, haciéndole tiernas cosquillas, acariciándole el cabello y sonriéndole con orgullo. Ese brillo tan notorio que crecía en torno a sus pupilas cada vez que la veía con cariño desbordante... Y la curva en sus labios era tan limpia y pura que me daban ganas de...

— Ohm es un gusto tenerte por aquí — pestañeé repetidamente cuando escuché una voz hablándome. La cual interrumpió todos mis estúpidos y alocados pensamientos. Giré rápidamente mis ojos hacia ella, la madre de Non, la cual me miraba con una enorme sonrisa.

— Gracias por recibirme — le devolví la sonrisa más sincera que pude formar.

— Ni lo menciones en un placer tenerte aquí. Gracias por acompañar a Nanon — su tono de voz me traía tan bellos recuerdos.

Asentí sintiendo aun un poco de culpa, ya que Non prácticamente me había rogado para que viniera con él. No me sentía muy merecedor de ese último agradecimiento.

Luego del pequeño recuento y de haber abrazado a Nonnie, la amable mujer de cabello obscuro nos llevó a todos en el coche hacia la casa que había rentado para pasar todos juntos esta temporada. La abuela de Nanon nos esperaba ahí.

Durante todo el viaje Nanon y Nonnie se la pasaron hablando, poniéndose al día de cómo le estaba yendo a Nonnie con el intercambio estudiantil a este lugar, entre otras cosas que alcanzaba a escuchar. Ning me indicaba por la ventana los paisajes y los lugares que transitábamos a una velocidad media. Ámsterdam era un lugar en verdad impresionante. Por la calle podías observar cientos de canales que recorrían cada uno de los rincones de la ciudad, las bicicletas abundaban por la zona al ser esta una de las maneras más fácil de recorrer el lugar. Hacía un frio considerable que hacía que de manera inconsciente abrazara mis brazos a mi cuerpo.

Cuando llegamos a la casa, Non salió disparado del auto como si de un niño pequeño se tratara. Su hermana salió detrás de él mientras Ning y yo solo sonreímos al ver aquellas acciones tan infantiles. La abuela de Nanon no tardó en salir a saludar, y aunque me sentía algo fuera de lugar, me recibieron de una manera muy amable, por lo que la incomodidad que comenzaba a sentir fue desapareciendo rápidamente.

La abuela de Nanon entró a la casa, lo cual me pareció bastante extraño pues estábamos todos juntos pasando un momento fuera, las miradas cómplices de Nonnie y su madre comenzaron a ponerme nervioso, no entendía que era lo que tramaban.

De repente todos los presentes comenzaron a voltear hacia la puerta y cuando alcancé a divisar en las manos de la abuela de Non, un pastel con una enorme vela lo supe.

— ¡Feliz cumpleaños Nanon! — gritaron todos a la vez.

Quería que me tragara la tierra.






DANI


Sin luz || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora