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OHM

— ¿Bebé? — preguntó mirándome de arriba abajo, como si no pudiera creer que yo estuviera en la puerta de su casa.

— Hola mamá — sonreí tímidamente, sintiéndome un poco avergonzado por haber venido aquí sin siquiera preguntar. Aunque aquello no tenía sentido, ya que alguna vez esta también había sido mi casa.

— ¡Hijo, tanto tiempo! — sonrió ella abalanzándose hacia mí, dándome un fuerte abrazo apretado que me hizo formar una mueca de dolor al sentir una punzada en el hombro y brazo. Y como era de esperarse, ella se dio cuenta... No podía ocultarle nada a esta mujer — ¿Pasa algo bebé? — preguntó separándose de mí lentamente, con una expresión de preocupación en su rostro.

— Nada, nada... Solo me he golpeado en el hombro hace unos días. Nada preocupante pero aún me duele un poco — Dije sin mentir del todo.

Mientras volvía a mi casa el día de ayer, luego de esa discusión con Nanon que me dejó medio decaído, comencé a sentir dolor en el brazo que había utilizado para romper la puerta de la habitación donde Nanon se había quedado encerrado sin motivo aparente. En el momento no había sentido dolor, ya que estaba más preocupado por él que por mí, pero ahora sentía pequeñas pero profundas punzadas en el hombro, lo cual era bastante molesto, soportable, pero molesto.

— De acuerdo... — suspiró ella volviendo a sonreír con cariño, acompañando aquel gesto con una mirada nostálgica. Aquello logro que me sintiera algo culpable por no haber venido a visitarla antes — Ohm, ¿Seguro que estas bien? — la miré a los ojos, aquellos ojos oscuros que eran capaces de ver la verdad en mí. Y negué con la cabeza lentamente, bajando luego mi mirada hacia el suelo.

— No... — Susurré sincero. No tenía sentida mentirle a ella. No quería mentirle.

— Ven — ordenó al instante. Tomándome la mano con suavidad y jalándome hacia mi antiguo hogar. Me dejé guiar por el salón luego de que ella cerrara la puerta tras mi espalda. Me sentó como si fuera un niño pequeño en el sofá que yo conocía bien. Yo solo me quede ahí mirando mis manos perdidamente.

Había sentido la necesidad de desahogarme por todo lo que estaba pasando. Me sentía lleno de pensamientos y preguntas sin respuesta. Era demasiado para mi mente y ahora sentía que había llegado a un límite en el cual necesitaba liberar mi frustración con alguien. Y pensé ¿Quién mejor que mi familia?

— ¿Quieres tomar algo? — preguntó mi madre desde la cocina.

— Agua por favor — por un momento me propuse relajarme un poco, después de todo estaba en casa.

— ¿Te quedaras a cenar?

— Puedo quedarme por unas horas, no quiero molestar.

— No molestas para nada hijo, no seas ridículo. Ahora dime ¿qué sucede?

La miré unos segundos con un poco de dudas y luego bebí el agua que me había ofrecido, pensando que debía decirle, por donde sería conveniente empezar.

— Eh... Non — susurré luego de dejar el vaso en la pequeña mesa frente a nosotros.

— ¿Nanon? ¿Le ha sucedido algo? — su rostro había cambiado, ahora mostraba mucha más preocupación y era entendible. Mi madre quería mucho a Nanon. Solíamos venir dos fines de semana al mes de visita y almorzábamos en familia en el patio trasero de la casa. Era realmente agradable compartir con ellos. Me sentía completo al estar en compañía de las personas que más quería. Pero debido a todo lo ocurrido, hacia muchísimo que no veníamos a compartir un tiempo con ella.

— No... Bueno sí, es que... En realidad, no lo sé — me sentía tan confundido y frustrado que me era difícil organizar mis ideas — Él ha estado comportándose muy extraño desde hace varios meses. Al principio creí que podía deberse al estrés o algo relacionado con el amor... Pensé que tal vez se estaba enamorando de una chica y eso lo frustraba. A Non nunca le ha ido muy bien en sus relaciones, pero luego de preguntarle varias veces terminó por confesarme que se sentía enfermo.

Sin luz || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora