7 de marzo 2016
Hoy fue un día increíble. No he visto el mar desde que tenína cuatro años, cuando mi papá consiguió vacaciones en abril decidió llevarnos a mamá y a mí a la playa.
Hoy, Rapunzel volvió a despertarnos de la misma forma. Pensábamos disfrutar de la linda playa que teníamos en frente.
Al llegar, la playa estaba apenas llena no había muchas personas por lo que pudimos disfrutarlo mejor. Saqué mis pies de mis chanclas para sentir los granitos de arena sobre ellos. El día estaba soleado, el mar estaba precioso, tan claro como los hermosos ojos de mi pelirroja.
Recorríamos la playa, buscando algún lugar en donde poder dejar nuestras cosas y disfrutar del mar. Rapunzel iba en frente, con un enorme sombrero rosa y lentes de sol para protegerse mejor. Mi pelirroja traía un vestido verde igual de hermoso que el azul del otro día. Le combinaba perfecto con su cabello y sus ojos. Jack y yo íbamos en traje de bajo, que pudo haber consistido en solo nuestro short especial para el agua pero las chicas (Mérida) votó por que nos pusiéramos algo mas... "arropado".
Conseguimos una palapa (una pequeña choza) donde pudimos dejar todas nuestras cosas, un poco alejados de la poca gente. Corrimos hacia el mar, para mi era una nueva experiencia en mi vida, y estaba dispuesto a disfrutarlo al cien por ciento.
Eran las doce del día y el sol quemaba horrible, gracias a Rapunzel quien se aseguró de llevar bloqueador y bronceador por si queríamos.
Nos la pasamos nadando y riendo en el mar durante horas.
Al ya ser máximo las cuatro de la tarde las chicas habían decidido tomar un descanso y preparar la botana que habíamos comprado el día anterior, a parte de pedir unos cocos para todos. Por otro lado, Jack y yo vimos a lo lejos como unas personas practicaban surf. Ese era uno de nuestros sueños, llegar a ser los mejores surfistas del mundo... o por lo menos intentarlo. Sin mas que decir Jack y yo corrimos hacia donde rentaban las tablas de surf.
-Oigan!! A donde van!!??- gritó Rapunzel a todo pulmón.
-Vamos a surfear!! Vengan a ver a los dos mejores surfistas de todo el mundo!!- gritó Jack en modo de respuesta.
Después de unos minutos, nos encontrábamos todos en donde rentaban las dichosas tablas. A cada uno nos dio una tabla.
Jack y yo nos dedicamos a ver vídeos de surfistas e imitarlos en su casa cuando su padre no estaba, tomábamos las tablas de madera que le sobraban en la juguetería del padre de Jack y fingíamos que eran tablas de surf; así que literalmente sabíamos lo que teníamos que hacer.
Las chicas nos echaban porras, lo cual me encantaba porque era lindo escuchar mi nombre de la boca de la persona mas linda e importante en mi vida.
Jack y yo entramos al agua y como lo había mis visto, cuando nuestros pies ya no alcanzaban la arena comenzamos nadar mas adentro.
-Listo para esto Haddock!!- gritó Jack, ya que con el ruido de las olas no se escuchaba nada.
-Yo nací listo!!- grite.
-Así se habla!! Demostremos quienes son los reyes de las olas!!-
-Aquí viene!!- le grité y dicho esto los dos nos pusimos de pie en las tablas e intentamos mantener el equilibrio. La ola se aproximó y... no se como lo logramos. Pasamos la primera ola real!!
-Uju!!!- gritamos al unísono para ser tirados por otra ola que nos tomo desprevenidos.
Estuvimos una o dos horas surfeando, los dos éramos los reyes de las olas y se sentía genial. Pudimos haber estado todo el resto de la tarde pero las chicas nos hacían señas de que tenían hambre y, aunque no quisiera admitirlo también estaba hambriento.
Salimos del agua con una gran sonrisa. Mérida corrió hacia mi y me abrazo, tuve que retroceder un poco para que no nos calléramos.
-Me sorprendes Hiccup- me dice con una hermosa sonrisa.
-Me suelen llamar: el sorprendente Hiccup.
Entregamos las tablas y regresamos a nuestra palapa, donde ya estaban nuestros cocos y nuestra botana.
Nos sentamos en unas sillas y comenzamos deborar todo lo que había en la mesa. Eran ya las seis o siete de la tarde y no habíamos comido nada mas que el desayuno.
El resto de la tarde-noche seguimos en la playa, riendo, contando anécdotas graciosas, contando chistes... un tiempo de The Big Four, los cuatro chicos imparables.
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Mericcup: Daily of Hiccup
RomanceCreo que es nuestra decisión como contar historias tristes. Por un lado, puedes suavisarlas y nada esta tan mal que no pueda arreglarse con una canción de Peter Gabriel. Esta versión me gusta tanto como a cualquier chica... pero no es la verdad. H...