Capítulo 59

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30 de septiembre 2016

Han sido dos largas y horribles semanas. Nadie a descansado lo suficiente.

Al final me di cuenta de que mi padre había venido, y si hubo problemas (al igual que siempre) pero después de varias horas o días se tranquilizaron un poco. Sabia perfectamente que cuando me recuperará y me sintiera mejor tendría que hablar con ella seriamente.

Mérida nunca se apartó de mi lado lo cual me reconfortó mucho más.

Fue difícil, aveces escuchaba las conversaciones de mis padres, mamá se oía nerviosa y asustada. Por poco y me llevaban al hospital pero, por suerte las medicinas hicieron su trabajo y poco a poco la fiebre comenzó a bajar.

Ya pasó nuestro cuarto aniversario, no hicimos nada... porque no recuerdo muy bien que paso ese día con exactitud pero espero que pronto lo celebremos. Tal vez en una semana.

Mi papá se despidió de mi para irse a trabajar, después de asegurarse que esté mucho mejor. Y mamá se quedó un día más en casa aun cuando Mérida le dijo que cuidaría muy bien de mi. Antes, cuando solía enfermarme me gustaba, ya que mis padres estaban conmigo, tiempo después me di cuenta que solo era una preocupación para ellos tal vez hasta una molestia. Lo se, cuando tenía nueve enfermé gravemente, mis padres dicen que fui un luchador porque estaba muy mal... por eso les da mucho miedo cuando me enfermo.

Cambiando de tema, como te decía mamá se quedo en casa, y le dije que fuera a dormir que cualquier cosa yo gritaba. Mamá dudo un poco pero al final le confió a Mérida mi vida (lo se muy dramática).

-Toma esto, te ayudará a sentirte mejor- dejó la taza de té en la pequeña mesita que estaba en frente del sillón donde me encontraba.

-Gracias- susurré dedicándole una sonrisa. Tome la taza y bebí todo el té. Respiré hondo para volver a hablar al terminar todo el líquido- Gracias por quedarte conmigo.

-De nada- dijo sin mirarme.

-Oye... tenemos que hablar- ella me miró.

-En otro momento Hicc, no creo que...

-Quiero explicarte lo de Astrid- ella se tapó la cara con las manos- por favor- supliqué.

-Hoy no.

-Hoy si, me siento mejor y... y quiero que sepas lo que pasó en realidad y... bueno se que ya descubriste mi otro secreto.

Ella se quitó las manos de la cara, me senté y le hice espacio para que ella se sentara conmigo.

-Esta bien, estoy lista.

No era el mejor momento de hablar de mis padres y sobre como me siento al respecto con eso, ni tampoco sobre Astrid, pero yo ya no quería que siguiera pensando cosas falsas de mi.

Tome una gran bocandada de aire antes de empezar.

-Cuanto tenía quince, era alguien completamente diferente a lo que ahora soy. El único amigo que tenía y que he tenido siempre es Jack. Al principio de primer grado Astrid Hofferson era la chica mas linda y popular en ese entonces. Tenía historia y ciencias con ella. Jack me alentó a declárame ya que yo pensaba que era una chica con un gran corazón. Le pedí ayuda a Rapunzel para hacerle un enorme cartel y ella me dijo que le comprara un oso de peluche. Y eso hice. Una semana después fui al salón donde ella estaba y espere a que saliera. Le mostré el cartel y le pregunté a lo que ella solo me rechazo y humilló. Rapunzel fue a romperle la cara al día siguiente. Entendí que hay personas que por mas lindas y buenas que parezcan son las personas más desagradables y sin corazón.

-¿Es todo?

-Sobre Astrid en el pasado si. Hace dos o tres semana que paso lo que pasó yo estaba en mi casillero guardando y sacando otras cosas cuando siento unas manos cubrir mis ojos. Sonreí instantáneamente pensando que eras tu y que habías decidido creerme. Al tocar sus manos me di cuenta que no eran las tuyas y las quité inmediatamente. Me sorprendí al ver que era Astrid. Pero no paso nada mas, porque llegaste tu.

Ella bajó la mirada al escuchar lo ultimo.

-Lo lamento- dijo en voz baja- Rapunzel habló conmigo un día después y Astrid un día antes de eso. Rapunzel me dijo que tu jamás me lastimarías de esa forma o de ninguna, que entre tu y ella no había pasado nada. Y Astrid me dijo que eras igual que Frost, que te alejaría de mi lado.

Me quedé anonadado, ahora sabia porque ella desconfiaba de mi.

-¿Porque me perdonaste?

-Rapunzel me dijo que si de verdad me amas harías cualquier cosa para arreglar las cosas lo antes posible. No dejo de sentirme mal que por mi culpa hallas enfermado.

-No pasa nada. Fue mi culpa por no cuidarme, ya estaba enfermo cuando te pedí disculpas.

Le resté importancia. Y ella sonrió.

-Entonces... sobre Astrid... ¿todo bien?- pregunté y ella asintió.

-Todo bien.

Le sonreí y volví a tomar aire.

-Mis padres están separados desde que tengo seis años...

-Hiccup basta, si no quieres...

-Quiero hacerlo- quería decirle, dejar de fingir que tengo una vida perfecta, pero aun no podía dejar de fingir que estaba bien- solo Rapunzel y Jack lo saben, odio darle lástima a la gente y ellos me han acompañado casi toda mi vida. Y tu eres mi vida así que creo que también deberías saberlo.

-Y... ¿como te sientes?

-Bien, creo que es mejor así ¿no?- mentí y ella me abrazó.

-Sabes que puedes contármelo cuando quieras te escucharé- me susurró al oído. Creo que es evidente que miento cuando no tengo muchas ganas de mentir- ¿Okay?

-Okay.

Mericcup: Daily of HiccupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora