30 de agosto 2016
Mamá había tenido libre el día de hoy, por lo que aprovecho para pasara el día conmigo. La habíamos pasado de maravilla, hasta que ella fue al centro comercial a comprar comida y otras cosas mas. Me pregunto si quería acompañarla pero quería estar solo.
Cuando ella se fue y me aseguré que solo estaba yo y Chimuelo, fui a mi habitación y quité la sabana del piano. Hacia mucho tiempo que no me sentaba a tocarlo. Cuando tenía siete años y mamá regresaba tarde, me quedaba como siempre solo con Chimuelo y me dedicaba a tocar el hermoso piano que ella misma me había regalado; para ahuyentar el vacío que sentía y el silencio.
Sacudí el poco polvo que había caído y me senté en un banco. No necesitaba partituras puesto que las había ensayado tantas veces que aun las recuerdo. Y comencé a tocar. Tarde media hora en afinarme y concentrarme.
La melodía que salía de dicho instrumento era simplemente hermosa. Me dispuse a olvidar todo lo que me rodeaba por un momento. Mi madre, mi padre, Chimuelo, Jack, Rapunzel, Mérida y el papá de Mérida. Solo estaba yo. Intentando tener un poco de paz y tranquilidad a mi mismo.
Después de un tiempo escucho algo caer. En seguida dejo de tocar y me giro para ver a Mérida en el piso. Rápidamente me dirijo a ella y le ofrezco mi mano para ayudarla a levantarse.
-¿Que haces aquí?- pregunté sorprendido.
-Venia a visitarte... perdón por interrumpirte. Tocas muy bonito.
-¿Yo? So...solo... jugaba... no es nada.
Ella comenzó a reír.
-Tocas increíble, anda continua.
-No has contestado mi pregunta.
-Quería visitarte. Puedo caminar un poco y como sabia que no vendrías yo quise venir. Creí que estabas solo pero gu madre me abrió.
-Mi madre está aquí- dije impresionado. Ha ya perdido la noción del tiempo.
-Si. Al entrar escuche la dulce melodía del piano, ella me sonrió y me señalo tu habitación, que por cierto es linda.
Mérida dio un vistazo rápido a mi extraña habitación.
-Tara!! Bienvenida a Hiccuplandia!!- abrí mis dos brazos con una pequeña sonrisa. Ella examinó mejor mi habitación- Lindo eee. No se, me gusta todo lo que tenga que ver con los vikingos- me rasqué la parte trasera de mi cabeza- porque aquí entre nos, soy uno de ellos.
Mérida comenzó a reír. Se dirigió al banco donde estaba sentado en frente del piano, haciéndome entender que fuera con ella. Me senté a su lado y ella me miró tiernamente.
-Anda toca. Déjame conocerte mejor- me acarició mi mejilla. Le sonreí de igual manera, le di un beso en su pequeña y hermosa nariz. Me giré hacia el piano, respiré hondo y coloqué mis dedos sobre las teclas. Y comencé a tocar nuevamente.
Mérida me miraba con atención mientras yo tenía mi vista foja en las teclas hasta que terminé.
-¿Te... te gusto?- pregunte aun sin mirarla. Sentía que el viejo yo volvía.
-Me encantó.
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Mericcup: Daily of Hiccup
RomanceCreo que es nuestra decisión como contar historias tristes. Por un lado, puedes suavisarlas y nada esta tan mal que no pueda arreglarse con una canción de Peter Gabriel. Esta versión me gusta tanto como a cualquier chica... pero no es la verdad. H...