20 de octubre 2016
Mi papá no se equivocaba en nada, si, no le dije nada a Mérida. Solo... fue un mal día, eso le dije claro que me arrepiento. ¿Recuerdas que te dije que ella estaba rara? Bien, pues... me hubiera gustado no saberlo. Hace cuatro días fui a su casa, quería pasar por ella para pasar el rato. Lamentablemente salió su padre y me invitó a comer. Tuve que acepte por pura educación. La comida era rica, algo rara pero rica. Todo iba bien hasta que su padre dijo algo que obviamente Mérida no quería que dijera: Mérida se iba a otro país para poder continuar su carrera. Fue horrible... es horrible. Pero no dije nada, no me enoje ni nada por estilo, me dolió pero aun así me esforcé por brindarle una sonrisa. Lo bueno (creo) es que dijo que ella no estaba segura de irse. Intenté quitarle importancia al asunto y lo único que pude hacer fue invitarla a la fiesta de mi madre. Ella aceptó.
Fue la peor fiesta que mi mamá pudo hacer. Y no lo digo por los bocadillos oh la música oh los arreglos ni por los muchos regalos que recibió. Fue horrible porque estuvo el. No le quitaba la mirada, y cuando estaba con mi madre me enojaba. Mérida lo notó.
-¿Que pasa?- dijo seriamente.
-Nada- dije sin mirarla. Ella miró hacia donde yo veía y comprendió.
-El es...
-Si- suspiro, ella no merece que la trate así- pero, ya, ya no importa- besé su frente y nos sentamos en una mesa, la
mesa principal. Tampoco fue una gran noche porque ella tampoco estaba feliz. No estaba de ánimos para una fiesta pero intenté animarla, intenté que ella olvidara esa cena, al igual que ella intentó que yo olvidara que mi madre estaba con otro sujeto que no era mi padre. Los dos actuamos muy bien fingiendo.-Te amo- le dije y ella me miró.
-Porque te despides- dijo fríamente.
-Te amo- volví a decir- No importa lo que pase, te amo- besé su mano.
-Hiccup- susurro al borde de las lágrimas.
-Shh, no llores princesa- sequé sus lagrimas y la callé con un beso.
-Anda, impide que ese imbécil valla a bailar con tu madre- me dijo separándose unos cuantos centímetros.
-¿No quieres bailar?
-No hoy- me sonrió tiernamente- Te amo.
Volví a besarla.
-Se estas acercando- dijo entre risas. Solté un gruñido y me dirigí hacia donde estaba mi madre, hablando con una de sus amigas del trabajo.
-¿Quieres bailar?- le pregunté y vi como el de daba la vuelta. Mi André se volteó con una enorme sonrisa.
-Claro.
Nos dirijimos a la pista de baile y comenzamos a bailar, viendo que Mérida todavía estuviera aquí y que el estuviera lejos de aquí.
-Me alegra mucho que hallas decidido venir- me dice mi madre, sonrío.
-Eres la mejor mujer en el mundo, jamás me perdería tu cumpleaños- la abracé y ella acarició mi cabello.
-Y tu la mejor persona en el mundo.
-Lástima que ya no soy tu persona favorita.
-Hey, claro que lo eres Hicc- se separó para mirarme a los ojos, cambié la conversación, no quería estropearle su fiesta.
-Te quiero.
-Yo también te quiero Hicc.
Volvimos a bailar, lo que quedaba de la canción. Ninguno de los dos habló más.
Me di cuenta que estoy perdiendo a las personas mas importantes para mi, y que tengo que hacer algo para impedir que se vallan de mi lado.
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Mericcup: Daily of Hiccup
RomanceCreo que es nuestra decisión como contar historias tristes. Por un lado, puedes suavisarlas y nada esta tan mal que no pueda arreglarse con una canción de Peter Gabriel. Esta versión me gusta tanto como a cualquier chica... pero no es la verdad. H...