Capítulo 31

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Dedicado a: Chulychusi

24 de mayo 2016

Hoy, fue un gran día. No, fue el mejor día del mundo. No, fue mas que eso. Fue... mágico. Si si creo que eso fue. Como recordarás anteriormente dije que me declararía a Mérida, la dueña de mi corazón. Y lo hice, es la primera y única razón por la cual no te he escrito.

Llamé a Mérida el día anterior para invitarla al mejor restaurante de toda la ciudad, que se vistiera lo mejor posible y que avisara que llegaría tarde.

Al ser las ocho de la noche, ya estaba en la puerta de su casa vestido con el mejor traje elegante que tengo. Toqué tres veces la puerta, al abrirse separaba a una Moddie enojada (como de costumbre), pero mi sorpresa fue verla a ella con la más hermosa sonrisa, dejando ver sus perfectos dientes blancos. Iba vestida con un lindo vestido azul marino que hacia resaltar su hermoso cabello ondulado y sus hermosos ojos celeste.

-Hola- dijo ella. Pareciera que no había escuchado su voz en años, sonaba como la de un ángel.

-Hola- digo como puedo. Estoy impresionado por tanta belleza.

-Te gusta??- se señaló de pies a cabeza. Asentí varias veces.

-Si... estas... estas...- me aclaré la garganta- estas hermosa- le sonreí.

-Aún no me acostumbro a tanta belleza- dice riendo levemente.

-Yo aún no me acostumbro a tí- ella se sonrojó al instante. Me gustaba hacerla sonrojar y ponerla nerviosa, justo como lo hace conmigo- ¿nos vamos?- ella asiente.

Al llegar al restaurante, nos pasan a una mesa para dos. Estaba más que claro que Mérida no tenía ni la más mínima idea de que vendríamos aquí.

-¿Qué pasa?- le pregunto mientras esperamos a que nos atiendan.

-Creí que iríamos a cualquier otro restaurante menos a aquí. ¿Cómo conseguiste una reservación aquí?- me sonríe y sigue admirando el lugar.

-Tengo contactos- le dije y ella rió. Después de dos minutos vino un mesero con las cartas.

-¿Gustan un poco de champán?- ofreció el mesero sacando la botella. Mérida y yo nos miramos y volteamos al mesero.

-Por favor- le digo. El mesero sonríe y nos sirve. Mérida y yo chocamos las copas y le damos un trago.

-Guau- dice ella abriendo mucho sus ojos. Me quedo igual, no había probado algo mas delicioso que esto. Los dos comenzamos a reír.

-¿Saben que dijo Don Perriñon después de inventar el champán?- preguntó el mesero, los dos negamos- Estoy tocando las estrellas- reímos levemente.

-Creo que vamos a necesitar más de esto- señalo la botella.

-Esta noche, todas las estrellas están embotelladas para ustedes, mis jóvenes amigos.- dejo la botella en la mesa y se fue para que pudiéramos pedir nuestra orden.

Levanté la carta intentando poner atención aobre que es lo que cenaría pero veía a Mérida, tan concentrada... tenía que decírselo ya.

-¿Que vas a pedir?- me preguntó ella bajando su carta. Cerré la boca para contestar su pregunta.

-Aaa... ¿que vas a a pedir tú?- le sonreí.

-Lasaña- sonríe y el devuelvo la sonrisa- ¿y tu?

-Lasaña.

El mismo mesero pidió nuestras ordenes y en menos de cinco minutos regresó con nuestros platillos.

-Mmm, sabe delicioso!!- dice Mérida llena de alegría- la mejor lasaña que he probado!!

-Exquisita.

Comenzamos a hablar de cualquier cosa, riéndonos de nuestros comentarios o chistes hasta que ya nos habíamos acabado la comida.

Era mi oportunidad.

-¿Mérida?- la llamé, ella levantó la vista y sonrío- Estoy enamorado de ti- siguió con sus sonrisa, no podía creérselo, y yo tampoco. Respire hondo- Estoy enamorado de tí, y no me apetece privarme del silencio placer de decir la verdad. Estoy enamorado de ti y se que el amor es solo un grito en el vacío, que es inevitable el olvido, que estamos todos condenados y que llegara el día en que todos nuestros esfuerzos se volverán polvo. Y se que el sol engullirá la única tierra que vamos a tener, y estoy enamorado de ti.

-Hiccup...

-¿Me harías el hombre más feliz del mundo, aceptando ser mi novia?

Se limpió las lágrimas que habían salido. Me miró y sonrió.

-Si... si!!- me abraza dejando caer más lágrimas. Si fuera por mi podría dar vote retas hacia atrás- Te amo, te amo, te amo- me miró y me besó.

Lo dije y ella también lo dijo.

Las personas comenzaron a aplaudir y felicitarnos. Yo seguía sin poder creer que ella aceptó. ¡Mérida Dumbroch es mi novia!

Pedimos la cuenta y salimos del hermoso restaurante. Lo peor ya había pasado.

Eran ya las doce de la noche y la casa de Mérida quedaba lejos, al igual que la mía.

-Jamás creí que le diría "Te amo" a un hombre otra vez- me dijo mientras caminábamos hacia un hotel.

-Jamás creí que me declararía a alguien... otra vez- confesé.

-Perdóname Hiccup- dejó de caminar- te juzgué mal. Creí que eras el patán que sale con todas... por eso nunca acepte que están enamorada de ti.

-Y que te hizo cambiar de opinión?- le sonreí tiernamente, se enojió de hombros.

-Rapunzel... y tú. Eres distinto a lo que yo creía- le di un beso el la frente y seguimos caminado.

Llagamos a un hotel y nos asignaron la habitación 25 en el segundo piso.

Llegamos a la habitación y comenzamos a besarnos. La atraía mas a mi, mientas el beso se profundizaba. Nuestros cuerpos estaban haciendo lo que nuestras bocas nunca quisieron decirse.

Al poco tiempo estaba recostado en la cama y ella encima mío. Nos brindamos unas sonrisas tiernas y comenzó a quitarse el vestido.

-Es un desastre- se quedó atorada. La ayude a quitarse por completo el vestido y me miró avergonzada- es un desastre- se cubrió la cara con las manos.

-Eres un lindo desastre- le quité las manos de la cara y volví a besarla. Ella fue desabotonando mi camisa. Para luego seguir con mis pantalones. Me detuve.

-¿Que pasa?- me dijo con la voz entrecortada.

-Abajo de la rodilla... ya no tengo nada- ella me sonrió.

-Eres perfecto Hicc, tal y como eres- no se porque me sentí culpable cuando me dijo eso, pero intenté ignorarlo.

Al estar completamente desnudos hicimos el amor. Y no entraré en detalles porque cuando lea esto lo recordaré. Solo puedo decirte que esa fue la primera mejor noche de mi vida.

Mericcup: Daily of HiccupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora