Capítulo Once: Ella es mía

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—Fernando sorry por no llamarte antes, es que me pasó algo terrible— trato de que la disculpa suene auténtica.

Qué te pasó?—Pregunta desde la otra línea del teléfono.

—Alguien destrozó mi carro antes de ayer y...

Dios mío, ¿pero estáis bien?— Me interrumpe antes de terminar. Cómo odio que me haga eso.

—Sí, no pasó a mayores. Ya resolví lo del carro; ahora tengo un bonito BMW.

Vaya. Promete llamarme pronto en cuánto te pasen cosas así. Os tenías preocupado.

—Sí... Y dime, ¿qué has resuelto—Pregunto porque quiero cambiar de inmediato el tema.

He convencido al tío para que se quedara hasta terminar la edición de la próxima semana.

— ¿Y por qué va a renunciar?

No sé el motivo exacto, solo dijo que eran cosas personales.

—Ohh.

—¿Kayla?— Pregunta luego de un incómodo silencio.

—¿Sí?

Te extraño.

De todas las frases para decirme esa es las más dolorosa en este instante.

—Fernando, también te he echado de menos— le digo. Al menos eso no es una total mentira.

Te quiero, mi cielo. Hablamos mañana.

—Ok.

Tomo un enorme suspiro. Hoy es viernes y aún no he decidido nada. No he visto a Jonathan hace dos días, y para ser sincera, me hace mucha falta. Por eso acepté su invitación a una fiesta de recaudación de fondos. Me parece, o eso entendí, que recaudarán fondos para una investigación científica, la cual resolvería el problema de escasez de agua en los países pobres. Algo así, por ahí va la cosa. Jonathan está curioso en el tema y le interesa aportar a la causa. Es un avance tecnológico que no sé en qué consiste, pero que me tiene intrigada. Si me convence, también me uno a las personas que aportarían a dicho avance. Me encanta este lado humanitario de él; es algo que tenemos en común. Mi fundación sigue en pies, y María me tiene al tanto de todo. En diciembre de este año harán la fiesta anual; no he sido partícipe en estos últimos tres años, pero lo más probable es que vaya este. La fiesta de Nuevo Amanecer consiste en un compartir con todas las mujeres y niños que la fundación ayuda. Ahí comparten sus vivencias, experiencias y cómo han sobrellevado la situación. Al principio es un poco triste, pues los relatos son desgarradores, pero gracias a Nuevo Amanecer estas mujeres tienen una nueva oportunidad y ellas terminan sonriendo. Y eso me contagia y en cierta manera me hace feliz.

Miro el reloj, son las cinco de la tarde; tengo que comenzar a prepararme. Nathan me dijo que era un evento elegante. Encontré el vestido perfecto hace unas horas en una Boutique. También me compré extensiones para poder hacerme el peinado que tengo en mente. Sin perder más el tiempo, comienzo a vestirme.

A las siete ya estoy lista. Me miro en el espejo y creo que probablemente Jonathan se babeará en cuanto me vea. Río como tonta. Llevo un hermoso vestido blanco abierto en la espalda. La abertura en la pierna izquierda realmente es un escándalo. El escote al frente es muy pronunciado. El largo traje tiene cristales desde la parte del busto hasta la cintura. De accesorios llevo un simple, pero hermoso collar de diamantes azules y una pulsera. El maquillaje es relativamente sencillo, pero mis labios están pintados rojo pasión. Me puse las extensiones y llevo el pelo a un solo lado cayendo por los hombros. Los zapatos son también blancos, de tacón alto, y para nada llamativos. Miro por última vez mi reflejo y río complacida.

Los mandamientos de NathanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora